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Historias cachondas.  :: 
Una Historia Diferente.
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    si alguien me puede decir que paso con lo demas de la historia le estaria eternamente agradecido mi correo es uaem_gay@hotmail.com
     
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    DE NUEVA CUENTA

    Que tal amigos:

    Después de una gran ausencia dentro de este Foro al que tanto aprecio, doy continuidad a la Historia de "LA VIDA DE OTRO"...

    Realmente, me siento muy halagado por todos los mensajes que he recibido tanto en mi córreo como dentro del mismo Foro, haciéndome muy buenas criticas tanto a la Historia como a mi persona, y diciéndome que les ha gustado esta "Historia Diferente", en la cual, como todos sus seguidores sabemos, no solo se toca el plano sexual, sino se habla de la tranformación y la auto aceptación que va sufriendo Juan, nuestro personaje principal.

    Pues sin más preámbulos, y antes de empezar esta nueva aventura, les pido una disculpa por esta gran ausencia, y a todos los grandes lectores que han seguido esta Historia, les mando un gran Abrazo.

    Juan Pablo.

    P.D.: Acepto cometarios, en los que me digan si la Historia les sigue gustándo...
     
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    CAPÍTULO 76

    SI ME PIERDO NO ME BUSQUES EN UN ZARA



    Después del estrepitoso ridículo delante del novio de mi madre, fui incapaz de volverle a mirar en toda la tarde. Volvímos a Sitges y acabamos de hacer la mudanza como si nada hubiese sucedido. Deseé que Eduard tuviese la boca cerrada, lo deseé, pero no me asustaba… me importaban más otras cosas en aquél momento. Entre ellas estaba mi conversación pendiente con Toni, mis disculpas con Natalia por todo lo que pasó el último día en que nos vimos..., además no sabia nada de Graham… ¿por qué volvía a chocar con un cabronazo?, ¿no había tenido suficiente ya con haber conocido a David?. David..., el lunes por la tarde, después de salir del despacho, fuí al gimnasio, tenía que hacer unas compras, pero decidí dejarlas para más tarde.

    Cuando crucé la recepción del club estaba pensando en David y en Graham y en las similitudes y diferencias entre ellos dos. Entonces me vino a la cabeza una de esas realidades evidentes en las que no has puesto atención antes, David y yo nos habíamos conocido en aquel club, pero desde que decidimos "separar nuestros caminos", no le había vuelto a ver por allí.

    -Hola… mmmm…

    -Roger –respondió el recepcionista.

    -Eso, Roger… -repetí con una sonrisa mientras me apoyaba en el mostrador y miraba al chico fibradito y de cara abstracta que se encargaba de la recepción a esa hora de la tarde-. Verás, hace unas semanas que trato de encontrar a un compañero del gimnasio porque le dejé una sudadera y no me la ha devuelto, y no sé… siempre venía a esta hora pero desde hace un tiempo no le veo... y me preguntaba si podrías decirme si sigue siendo socio del club...

    -Verá señor Lafarge –me sorprendió que recordase mi apellido- no puedo facilitarle ese tipo de información...

    -Roger, Roger… -amplié la sonrisa y doblé el brazo para apoyar la barbilla en él, bajo mi camiseta se marcó un potente bíceps- sólo necesito saber si aún es socio, no te pido ningún tipo de información confidencial... -Roger vaciló-. La sudadera tiene un gran valor sentimental para mí...

    -¿Cuál es el nombre del socio?

    -David Alvadalejo –sonreí. Roger tecleó el nombre en el ordenador y esperó un par de segundos.

    -El señor Alvadalejo ya no es socio del club.

    -Gracias Roger, te debo una... -respondí con una sonrisa.

    Hacía tiempo que no pensaba en él..., quizá porque terminé por aborrecerle después de todo lo que pasó, pero haber conocido a Graham y haber sentido de nuevo aquellos sentimientos tan incómodos me hizo pensar en David..., así que ya no era socio del club ¿qué habría sido de él?

    Sesión intensiva de piernas con unas sentadillas que me dejaron las extremidades inferiores destrozadas y un baño relajante en el jacuzzi antes de seguir con mi apretada agenda aquella tarde. Cuando salí del club repasé mentalmente lo que iba a hacer, recordé que me tocaba hacer la compra esa semana y además quería echar un ojo a las rebajas antes de que fuese demasiado tarde, aunque probablemente a esas alturas debía quedar de lo malo lo peor.

    Volví al centro y empecé a echar un vistazo a las tiendas de Passeig de Gràcia: Burberry, Diesel, Adolfo Domínguez, Caramelo, Armand Bassi, Levi’s, Carlolina Herrera, Zara... ¿Zara? Perdón, había dicho tiendas, no supermercados. Pero sí, me dí una vueltecita por el Zara, más que nada por curiosidad, y allí quiso la suerte..., o la mala suerte, que me topase de frente justo en la puerta con Natalia, Marc y un chico que no conocía de nada.

    -Hola… -dije casi petrificado.

    -Hola –respondió el desconocido, Marc y Natalia se quedaron congelados.

    -Natalia… -susurré.

    Mi ex novia me miró fijamente, su expresión desprendía un odio tan palpable que hubiese podido matarme con aquella mirada.

    -Hola, Juan… ¿de compras? –Soltó Marc haciendo un esfuerzo por aparentar normalidad. Si te tiras con frecuencia al ex novio de tu amiga y resulta que os encontráis los tres, la situación es realmente violenta.

    -Sí… -respondí sin más. Me acerqué a Natalia- ¿podemos hablar un segundo?

    -No tenemos nada de lo que hablar... -Marc y el otro chico se hicieron a un lado mientras yo seguía a Natalia que empezó a rebuscar en las estanterías de la tienda-.

    -No sabes cuanto siento lo que pasó la última noche que nos vimos… soy un hijo de la gran puta, ni siquiera te he llamado y eso que me he dicho mil veces que al menos debía disculparme por lo que hice...

    -Juan, no hace falta que te disculpes, que me llames, que me pidas perdón..., no quiero escucharte, ni hablarte..., ni verte.

    -Natalia, siento que debo disculparme…

    -Me das mucha pena Juan... mucha pena...

    -¿Pena? –Respondí ofendido- ¿Pena por qué?

    -Las personas no son objetos que puedes usar a tu conveniencia, si necesitabas demostrarte algo, te equivocaste usándome a mí...

    -No necesitaba demostrarme nada –mentí, me jodió que Natalia se oliese por dónde iban los tiros-.

    -No vuelvas a hablarme… la noche en la que me forzaste podría haberte denunciado pero no lo hice, no me tientes, Juan...

    -Gracias… -respondí como un gilipollas egocéntrico que sólo piensa en él.

    Natalia no dijo nada más, se perdió en la tienda.

    Marc fue tras ella visiblemente preocupado..., tan preocupado de Natalia que se dedicaba a comerse la polla que ella había dejado libre, eso sí que es estar en todo. Y de repente, sin más, me quedé allí de pie, cerca de la puerta de la tienda, el chico que acompañaba a Natalia y a Marc estaba a unos pasos de mí. Nos miramos, encogió los hombros en un gesto de "no tengo ni idea de que es lo que está pasando" y me sonrió...

    -Hola –le dije acercándome a él.

    -Hola –respondió con toda la tranquilidad del mundo.

    -¿Eres amigo de Marc?

    -Bueno… vamos a la misma clase.

    -Bien, cuando le encuentres, le dices de mi parte que ya hablaremos…

    -De acuerdo… ¿tú te llamas...?

    -Juan… -respondí.

    -Yo Dani.

    -Encantado, Dani –nos dimos la mano durante un período de tiempo más largo de lo que sería habitual entre dos tíos completamente heterosexuales..., es curioso, al final uno empieza acostumbrarse a ese tipo de señales.

    -Bueno, hasta otra –me dijo con una sonrisa...

    -Deu… -respondí devolviéndole la sonrisa.

    Cuando salí del Zara casi muero atropellado en la Gran Vía. Estaba totalmente descolocado, la tensión a la que había estado sometido minutos atrás había sido tan desagradable que era incapaz de centrarme.

    Natalia tuvo una respuesta de lo más lógica, me sentí realmente podrido por mi comportamiento y por mi falta de valor para dar la cara..., pero bueno, al fin y al cabo era un tema cerrado, o lo iba a ser desde aquel momento. Marc, mi rollo habitual, había pasado olímpicamente de mí, pero era lógico, delante de Natalia era una actitud necesaria, me recordé que le llamaría más tarde para concretar una cita. Y aquel chico, Dani… de aspecto relativamente común, delgado aunque proporcionado y firme, sin muscular pero de proporciones agradables, pelo moreno espeso despeinado, piercing en la parte superior de la oreja izquierda… y una sonrisa y una forma de mirar que hacían que ese físico aparentemente normal cobrase un especial magnetismo...

    -Dani… -me repetí mientras cruzaba la Gran Vía, algo me dijo que no iba a ser la última vez que escucharía ese nombre.

    Después del encontronazo mis ganas de seguir quemando euros desaparecieron por completo. Así que volví a casa. A la mañana siguiente Carlos se iba a Argentina y prefería pasar esas últimas horas junto a él, algo me decía que iba a echarle mucho de menos, que iba a hacerme más falta que nunca.

    Cuando entré en casa, las llaves de Carlos no estaban, debía estar despidiéndose de Valeria. Tras la puerta del comedor, la luz de la lámpara y el lejano sonido del televisor me dejaron muy claro que no estaba solo. Vacilé unos instantes… quizás podía esconderme en mi habitación hasta que llegase Carlos... no, no… ya iba siendo hora de afrontar a Toni. Crucé los dedos para que estuviese solo.

    -Hola –dije al entrar en el comedor, efectivamente mi amigo estaba solo, no había ni rastro de Paul.

    -Hola… -murmuró sin mirarme. Tomé asiento en el sofá de enfrente.

    -Parece que debería disculparme por cómo han ido las cosas entre nosotros estas últimas semanas… siento mucho que no hubiese quedado todo claro en un principio...

    -Más lo siento yo… -repitió él sin apartar la vista del televisor.

    -¿Has vuelto con Paul?

    -No creo que sea asunto tuyo…

    -¿Vivirá aquí con nosotros? -Interrogué. Toni me miró incrédulo, apagó el televisor y se incorporó sentándose frente a mí.

    -No tienes límite, Juan… tu insensibilidad no tiene límite.

    -Nunca he pretendido hacerte daño y creo que siempre te he dejado claro que por mi parte no podía haber nada más entre nosotros...

    -Ya, muy claro... pero no te has parado a pensar que cada uno de nuestros encuentros para mí significaban mucho, no te has parado a pensar que me jode ver como te besas con otro tío delante de mis narices..., sabes que lo que siento por ti no es fácil de superar y aun así te ha sudado la polla que yo lo pasase mal...

    -Toni, tienes que superarme de una vez..., no puedes culparme por vivir mi vida...

    -Jajajaja… ¿superarte?..., que hijo de puta eres, Juan. Estoy enamorado de tí… -soltó con los ojos vidriosos y un gesto de rabia contenida-. Para mí no es fácil..., pero tengo lo que merezco, lo que merezco por haberme fijado en alguien como tú..., incapaz de ponerse en el lugar de los demás... La culpa es mía, pero estoy dispuesto a empezar de nuevo, no mereces la pena, Juan..., me enamoré de un recuerdo y ahora convivo con la realidad.

    -Bien, si me odias te resultará más fácil dejar de estar enamorado...

    -No te odio… aunque esta vez espero que mi orgullo impida que me vuelva a arrastrar por ti...

    -No quiero que lo hagas y por mi parte no volveré a dejar que las cosas se compliquen entre nosotros. Aunque te parezca increíble, valoro mucho nuestra amistad y quiero que seas muy feliz, no puedo ofrecerte más..., te ofrezco una amistad, la que ya teníamos...

    -Ahora mismo no sé si la quiero… -respondió él.

    -Bien, estás en tu derecho..., aunque por el bien de todos, si vamos a seguir viviendo bajo el mismo techo, será mejor que hagamos un esfuerzo para convivir...

    -No me pidas más esfuerzos de los que ya he hecho, esta vez hazlo tú… ni siquiera sabes lo qué es hacer un sacrificio por alguien.

    -Estás siendo muy duro conmigo –repliqué.

    -Si llevases casi un año con una sensación de frustración y angustia que hace que superes los límites de la dignidad, que te arrastres, que supliques una caricia, que te humilles por alguien… sabrías lo que es pasarlo mal. Y a pesar de todo, no te deseo nada malo, espero que la vida no te ponga en una situación similar.

    -Lo siento mucho por ti, insito en que te deseo lo mejor, pero ahora vamos a vivir juntos, creo que debemos hacer un esfuerzo...

    -Si me he quedado en esta casa ha sido porque Carlos me lo ha pedido y me había comprometido con él, nada más. Esta vez no haré ningún esfuerzo, si quieres mi amistad, gánatela otra vez.

    Toni lanzó el mando a distancia sobre el sofá y salió del comedor. Suspiré profundamente, al fin habíamos hablado. Aunque me sentí culpable por ver mal a alguien tan importante para mí como lo es Toni, no compartí todos sus reproches. Desde que nos liamos por primera vez le había dejado claro que no podía haber nada más entre nosotros dos. Quizás había tenido poco tacto con él, pero no le había mentido nunca. Esa misma noche me prometí que en el futuro tendría más cuidado con él, personalmente yo sí iba a hacer un esfuerzo por mantener nuestra amistad, pero… ¿es posible la amistad después del amor? Difícil, especialmente si ha sido un amor no correspondido.

    Me estiré en el sofá con la televisión apagada, en silencio. Quise ser positivo y pensar que Toni iba a superar todo este follón. Mi amigo me había dicho que esperaba que la vida no me pusiese en una situación similar... demasiado tarde, creo que era la segunda vez que me sentía rechazado por un hombre, y eso en menos de un año es bastante duro. Eso sí, esta vez las cosas era algo distintas, es obvio que mi interés por Graham va más allá de algo sexual, pero no es enamoramiento, más bien es frustración por ser rechazado o por resultarle tan insignificante. Es un sentimiento difícil de clasificar, pero angustioso en cualquier caso. Respiré profundamente una vez más.

    -Buenas noches –dijo Carlos al entrar en el comedor.

    -Ah… hola, no te había oído entrar –respondí incorporándome en el sofá.

    -¿Qué tal la tarde?

    -Mmmm… complicada, si me pierdo no me busques en un Zara.

    -Jejejeje… ¿de rebajas?

    -Más o menos… -respondí, aunque tenía claro que lo único que estaba de rebajas en aquel momento eran mis sentimientos.

    -Bueno, pues descansa, mañana tienes que llevarme al aeropuerto muy temprano... -añadió Carlos.

    -No hay problema.

    -¿No? Pensaba que te ibas a quejar por el madrugón...

    -Carlos, eres mi hermano, puedes pedirme lo que quieras… mientras no sea sexo… -dije en tono de burla.

    -Jejejeje… lo tendré en cuenta.

    -He hablado con Toni…

    -¡Por fin! ¿Y qué tal?

    -No te vayas por favor… no sé como me las arreglaré tantos días sin ti…

    -Sobrevivirás hermanito, sólo es cuestión de no liarla mientras esté fuera...

    -¿No liarla? ¿Y cómo se hace éso?



    Continuará...
     
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    CAPÍTULO 77

    CUANDO QUIERAS DARTE CUENTA ESTARÁS DE VUELTA



    Con el abrigo puesto y el maletín en una mano, he esperado a Carlos en la puerta de casa. Esta debe haber sido la primera vez que le he visto turbado y con prisas. Su avión salía en poco más de dos horas y Carlos aún estaba repasando mentalmente las cosas que había metido en sus maletas.

    -Perfecto, creo que ya estoy...

    -Muy bien, pues vámonos, después de dejarte en el aeropuerto me espera una mañana muy ajetreada.

    Tras cargar las maletas en el maletero, hemos entrado en el coche que, aunque parezca increíble tratándose del centro de Barcelona, estaba aparcado frente al portal de casa.

    -Ufff… -ha suspirado Carlos.

    -¿Todo bien?

    -Sí, bien… creo que no me dejo nada... aunque... -Carlos ha vacilado.

    -¿Qué?

    -Pues que me hubiese gustado despedirme de Valeria...

    -La viste ayer ¿no?

    -Ya, pero me hubiese gustado verla hoy también...

    -No se puede tener todo, pero tranquilo, cuidaré de ella mientras estés fuera...

    -¿Cuidar equivale a vigilar en el idioma "Juan"?

    -Jejejeje... me conoces muy bien.

    -No sé si alegrarme o preocuparme por tu "vigilancia"… jejeje, pero bueno, lo dejo en tus manos.

    -Tranquilo, ya sabes que los abogados solemos ser gente movida por las obras de buena fé y en ningún caso por el dinero o por el interés... -añadí totalmente convencido.

    -Jajajajaja... va a ser éso… como dice la abuela Mercè: "advocats i procuradors a l’infern de dos en dos".

    -Jejeje... hablando de ella, creo que me pasaré pronto por Tarragona para hacerle una visita...

    -Rosa también debería ir a verla…

    -Bueno, después de tantos años de distanciamiento… no creo que sea fácil para ella.

    -Ya ves..., la familia es así, no puedes escogerla y si las cosas se tuercen parece que no te toca más remedio que soportarla...

    -Jejeje..., esa frase es más propia de mí que de ti... -he replicado ante el tono negativo de mi hermano.

    Tras un monumental atasco a la salida de Barcelona, hemos llegados al aeropuerto de El Prat. Carlos se removía inquieto en su asiento cuando he aparcado el Mercedes en la entrada de la terminal.

    -Bien, nos despedimos aquí, no hace falta que me acompañes..., debes tener trabajo.

    -No, no..., te acompaño.

    -No hace falta...

    -Carlos, de verdad, quiero acompañarte...

    -¡Qué no!

    -¡Ey! Tranquilo –he dicho yo asustado por su reacción.

    -Perdona, es que no sabes cuanto me cuesta irme, no quiero alargar la despedida.

    -Tranquilo hombre –le he dicho mientras le daba un sorpresivo abrazo- cuando quieras darte cuenta, estarás de vuelta, y aquí seguro que hacemos un esfuerzo por arreglárnoslas sin ti por unas semanas–, no me lo creía ni yo.

    -Ya, ya me lo supongo, nadie es imprescindible..., pero me preocupa tanto irme dejando las cosas así..., casi no te hablas con Toni...

    -De verdad, Carlos, no te preocupes..., deduzco que Toni pasará mucho tiempo con Paul y yo me he comprometido a no complicar más las cosas entre nosotros.

    -Éso espero… -Carlos se ha quedado en silencio.

    -Y por Valeria no te agobies, seguro que cuando vuelvas las cosas vuelven a ser como antes...

    -Bien, por mi parte lo intentaré... otro fracaso sentimental con una mujer y tendré que cambiar de bando... -ha añadido Carlos con la mejor de sus sonrisas burlonas.

    -Si todo fuera tan fácil... -he respondido.

    Hemos salido del coche y hemos sacado las maletas del maletero. Carlos se ha colocado bien la americana de piel negra y ha enderezado el cuello de su camisa. Me ha mirado sin dejar de sonreír.

    -No sé por qué, pero tengo la sensación de que cuando vuelva de la Argentina muchas cosas habrán cambiado en tu vida...

    -Mmmmm... no me asustes –le he dicho guiñándole un ojo.

    Carlos ha soltado el asa de la maleta y me ha abrazado de imprevisto. Con sus labios muy cerca de mi oído Carlos ha murmurado:

    -No la líes mientras esté fuera..., no la líes...

    -Haré lo que pueda... -he respondido.

    Ha cogido de nuevo sus maletas y ha empezado a caminar hacia la entrada de la terminal, justo antes de desaparecer tras las puertas de cristal, Carlos me ha mirado por última vez. Si digo que esta mañana al despedirme de mi hermano he sentido un vacío en mi interior, me quedo corto en comparación con la sensación de indefensión y vulnerabilidad que siento desde entonces.

    De vuelta a Barcelona me he desviado de mi ruta habitual para recoger unos informes sobre uno de nuestros clientes en la Clínica Corachan. Necesitaba hacer tiempo para dejar de pensar en Carlos antes de enfrentarme a la rutina de cada día. Cuando volvía a la Diagonal, he visto en el escaparate del concesionario de BMW en la calle Buigas algo que me ha dejado impresionado. Sin más he detenido el coche en el lateral de la calle y he observado el primer nuevo Serie 6 de mi vida. Casi sin darme cuenta estaba entrando en el concesionario.

    He saludado al vendedor que ha venido a mi encuentro y casi sin prestarle atención me he acercado maravillado a aquélla especie de nave espacial de formas mastodónticas y rotundas. Algo dentro de mí me a dicho que ése debía ser mi nuevo compañero de aventuras.

    -¿Está interesado en nuestra nueva Serie 6?

    -Quiero este coche –he respondido.

    Sin duda el vendedor me ha visto cara de pardillo enamorado del coche, así que una vez puestos a hacer números aquella maravilla en color marrón tostado, con cambio secuencial SMG, llantas de aleación de 19 pulgadas, techo solar, navegador por satélite, dirección con desmultiplicación variable, faros direccionales y un centenar de avances tecnológicos más, resultaba estar a 100.000 euros de distancia.

    Con el catálogo en una mano y el susto en otra, he vuelto al despacho. Eso sí, antes de salir del concesionario le he susurrado a ese flamante 645 Ci que pronto íbamos a estar juntos, aunque aún no sé cómo.

    -Buenos días señor Lamarsh –ha vocíferado Mers desde la lejanía al verme salir del ascensor.

    -Buenos días Mers, te espero en mi despacho...

    Mi secretaria ha entrado tras de mí y ha cerrado la puerta, esperaba que acudiese a mi llamada con celeridad pero ¿tanta?... Qué mujer, es una especie de torbellino humano.

    -Usted dirá...

    -Verás, no sé como empezar...

    -¿Hay algún problema con mi desempeño como su secretaria? –Ha interrogado ella con cara de preocupación.

    -No, no es éso...

    -¡Ay, ay, ay! Que me temo lo peor, le veo preocupado señor Lasars...

    -Que no, que no es nada... verás, quería hablarte de...

    -¿Me van a despedir? ¡Ay! Es éso, es éso..., lo sabía y todo porque el otro día le traje al señor Larax padre un café solo de máquina en vez de un café con leche descafeinado de sobre... si es que ya lo dije yo: "Mers, la has cagado y te lo van a hacer pagar..."

    -¡¡¡Mers!!! Basta por favor... -he dicho abrumado por su verborrea-. Uffff... sólo quería pedirte que fueses discreta con el tema de mi sobrino... -Mers ha sonreído de nuevo.

    -Señor Lacaix, eso no tiene ni que pedírmelo, ya le dije que una ya no se asusta de esas cosas, tiene que ir más por Arena, seguro que usted también se acostumbra y se le pasan esas manías de esconderse de los demás...

    -Jejeje… -su inocencia me vence-, de momento no me apetece ir a un local de ambiente, aunque nunca se sabe, mi vida ha cambiado tanto este último año, que no me cierro las puertas a nada...

    -Bien, cuando quiera salimos de marcha por ahí y quemamos la ciudad... -ha sonreído de nuevo.

    -Podría estar bien... -he respondido para ir cerrando el tema-. Cuando puedas me traes el correo y actualizas la agenda del PDA...

    -Enseguida señor Lamartx...

    -Mers...

    -¿Qué?

    -Hagámonoslo fácil, llámame Juan... -le he dicho guiñándole el ojo.

    -Jejejeje, muy bien, Señor Juan...

    Vaya por delante que Valeria era una secretaria excelente, pero nunca jamás hubiese alcanzado el grado de complicidad que he logrado con Mers. Hay conexión, hay feeling. Cierto que es un poco escandalosa y cotilla, pero me da que los "grandes secretos" no salen de su boca. Resulta curioso cuando aún vives con ciertas reservas tu sexualidad, ver a gente como Mers que vive plenamente su vida, que no se asusta de que alguien sepa que es lesbiana, que habla de ello con absoluta normalidad..., afortunadamente las cosas en este país ya han cambiado, y mucho.

    Antes de comer he asistido a Roberto en la lectura del testamento de un cliente, bueno, de un ex cliente. Aunque prometía ser un auténtico coñazo de puro trámite, el encuentro casi ha acabado en una batalla campal entre las partes implicadas. El Derecho es así, te pasas entre 4 y 5 años metido en una facultad con la cabeza enterrada en libros para acabar sujetando a una mujer oronda e interminable cuando intenta pegar a la nueva mujer del finado, heredera de la mayor parte de los bienes... Ver para creer.

    Tras comer con Ángel y Roberto he vuelto al despacho, una reunión con un cliente para plantear un recurso de apelación, y de nuevo libre. No hay nada como ser el hijo del jefe: pasas una pasantía dulce, te dan un despacho preferente y te asignan una secretaria cuando no llevas ni cuatro meses en el bufete. Éso sí, también han influído mis grandes aptitudes para el ejercicio de tan sufrida y ardua profesión. Cuando he entrado en mi coche hacia las cinco de la tarde me he dicho a mí mismo: "Juan, que trabajo más duro tienes, ésto no es vida"...

    En esos pensamientos me encontraba cuando el teléfono móvil ha sonado, leer en la pantalla del teléfono "Graham Cell" me ha hecho pensar que podía ser Graham el autor de la llamada, respuesta en el manos-libres tras unos segundos de duda:

    -Hola.

    -Hola, Juan. ¿Cómo va todo?

    -Bien, acabo de salir de trabajar, ahora me voy al gimnasio...

    -Bien hecho, yo aún estoy en la agencia. Me preguntaba si te apetecía cenar esta noche en mi casa...

    ¿Graham me estaba invitando a cenar? He mirado tras el espejo retrovisor, he abierto la guantera, he mirado tras el volante... no, no había ninguna cámara oculta.

    -Pensaba que no tenías ganas de que nos volviésemos a ver...

    -Bueno, yo nunca he dicho éso... digamos que tengo hambre y no me gusta comer solo... ¿te sirve?

    -Hombre, no es lo más bonito que me han dicho últimamente pero puedo pensármelo... -he respondido haciéndome el duro.

    -No suelo decir muchas cosas bonitas, pero compenso el defecto follando... ¿qué me dices, aceptas?

    -Está bien, estaré allí hacia las nueve.

    Seguramente no debería haber aceptado su invitación después de que él me hubiese rechazado una y otra vez, pero al oír su voz, al pedirme que fuese a su casa, no he sabido resistirme...

    Después de salir del gimnasio, he llamado a mi padre para negociar un pequeño préstamo para comprarme mi nuevo juguete, aunque Ricardo parecía tener la cabeza en otro sitio, algo me dice que cada vez está más cerca de mí ese BMW 645 Ci.

    A las nueve horas y cinco minutos he cruzado la puerta de casa de Graham. Él iba vestido con un impecable traje Armani Collezioni, posiblemente había acabado de llegar a casa.

    -Mmmm… no sabes las ganas que tenía de verte... -ha susurrado Graham mientras me abrazaba-.

    -Suena extraño viniéndo de tí...

    -Ya sabes, me apetecía volver a probar ésto... -ha añadido mientras me apretaba la polla.

    -Me da la sensación que sólo te acuerdas de mí cuando la tienes dura... -he respondido sin bajar la guardia.

    -Juuuuuuuuan, no te comas la cabeza por éso ahora ¿no te apetece estar conmigo?

    -Sí, sí… claro que me apetece, pero no te entiendo...

    -No es fácil entenderme, pero para lo que vamos a hacer esta noche, tampoco te hace falta... -ha respondido él con una sonrisa pícara mientras me quitaba la chaqueta y empezaba a aflojarme el nudo de la corbata.

    Cuando sus labios han empezado a recorrer mi pecho y he empezado a retorcerme de placer, las pocas defensas que me quedaban han empezado a ceder. Sus manos de nuevo masturbando mi polla por encima de la ropa. He apretado su culo firme, he besado su cuello, he mordido suavemente su oreja… Mientras..., he olvidado que había pasado de mí, he olvidado que me había llamado porque estaba caliente... he imaginado que estábamos allí porque nos apetecía, porque aquél era un momento especial para los dos.

    Sus caricias me han parecido especialmente tiernas.

    Sus miradas fugaces mientras me comía la polla de rodillas frente a mí me han parecido cargadas de significado. Cuando Graham me ha arrastrado hasta su cama y me ha desnudado por completo, he imaginado que aquélla ternura y aquélla dedicación iban a ser comunes entre los dos más allá del sexo. Graham se ha colocado el preservativo mientras dilataba mi esfínter con dos de sus dedos untados en lubricante... cuando su polla me ha empezado a penetrar he deseado que aquél dolor no fuese en balde..., que Graham se levantáse junto a mí a la mañana siguiente y supiera valorar lo que había hecho por él.

    Cuando se ha corrido se ha estirado a mi lado y me ha acariciado el pecho hasta llegar a mi polla. En pocos segundos he eyaculado sin más contacto que su mano deslizándose sobre mi polla… ni siquiera un beso.

    Esta vez no ha hecho falta que me invitase a irme, le he mirado a los ojos y Graham ha apartado la mirada casi al instante. Me ha susurrado un:

    -Quédate a dormir si quieres... tienes un culo perfecto.

    No he respondido, con la luz apagada he empezado a vestirme. Cuando he cruzado la puerta de su casa, Graham ya estaba durmiendo. Pocas veces un polvo me ha dejado tan mal recuerdo. Ha sido como si desde el primer beso supiese que todo lo que Graham estaba dispuesto a darme no iba a satisfacerme esta noche. Porque para Graham soy sólo éso, un culo y una polla...

    Pongo un Cd en el equipo de música y me colocó los auriculares, suena "¡'en ai marre" de Alizée. Me estiro en la cama, en mi habitación... y me repito que no debería haber aceptado su invitación, porque cuando en un rollo de este tipo uno espera más que el otro, cada encuentro, cada polvo, cada noche de sexo... supone un paso más hacia la pérdida de dignidad y el sufrimiento por un sentimiento no correspondido. Suena a culebrón, pero es muy real... cuando los sentimientos son unilaterales, el efecto puede ser fatal. Cierro los ojos y pienso... hace menos de 24 horas que se ha ido... con Carlos aquí todo sería distinto.





    Continuará...
     
  •  
    CAPÍTULO 78

    BUSCANDO ALGO O A ALGUIEN



    Anoche, dos días después de que se marchase, Carlos se puso en contacto conmigo..., en contacto vía telefónica, claro. Un vuelo tranquilo, aunque pesado, algunos problemas iniciales de adaptación por el jet lag, pero por el resto todo bien. Carlos parecía encantado con Buenos Aires, aunque nuestra conversación fue más bien breve. Estuve tentado a contarle mis penas y mi decepción con Graham, pero me pareció que no era oportuno complicarle la vida con mis problemas, estoy seguro de que sabré arreglármelas solo... ¿o no?.

    Empiezas pensado que tienes un problema serio de autoestima, te miras al espejo y ves que hay algo en tu reflejo que no te satisface. Te apuntas a un gimnasio y trabajas cada uno de esos defectos. Muchos meses después vuelves a mirarte y te das cuenta que tienes un cuerpo que desea y/o envida la mayoría de la gente, la cara es la que es... ahí pocos cambios has podido hacer. Entonces tienes la extraña sensación de estar por encima del resto, piensas que nadie podrá rechazarte, que nadie podrá negarse a tu atractivo..., pero un día, conoces a alguien que parece ser fantástico… y resulta que él pasa de ti..., ni tu autoestima, ni tu físico, ni nada..., puede salvarte entonces de un desengaño. Ni siquiera un cuerpo perfecto te asegura el éxito...

    Hace unos días que no sé nada de Graham, después del polvo en su casa se ha vuelto a olvidar de mí. Esa sensación de angustia permanente que te oprime cuando te sientes rechazado, cuando no puedes tener algo que deseas, es realmente agobiante. Ayer, viernes por la mañana, camino del bufete seguí dándole vueltas a todo ésto. Me pregunto por qué coño me he ido a fijar en un chulo prepotente cuyo mayor interés en esta vida es seguir ampliando la lista de tíos buenos que se ha follado. Graham despierta mi rechazo por ser como es, pero una parte de mí insiste en pensar que si no fuese así, si fue distinto, más cercano a la idea que yo tengo de él, sería un tío genial... sigo colgado de un recuerdo. Si algo puedo aprender de todo ésto, es que las personas son como son, no como uno quiere que sean.

    En el hall del bufete me encontré con Ricardo, si no fuese porque me saludó, ni siquiera le habría visto. Me repetí que debía dejar mis problemas personales al margen del trabajo, pero es que se me empezaban atragantar los líos.

    -Ricardo ¿podemos hablar?

    -Sí, claro... vamos a mi despacho –respondió mi padre.

    Le seguí hasta su despacho, en la última planta del edificio, y después de saludar a su secretaria... ¿Valeria? Cerré la puerta tras de mí.

    -De éso quería hablarte...

    -¿De qué?

    -De Valeria, iba a preguntarte por qué había solicitado el cambio, pero creo que ya tengo respuesta para éso...

    -No, no... no te confundas, Valeria está sustituyendo a mi secretaria mientras está de baja, pero este no será su puesto definitivo, está pendiente de recolocación. El traslado fue a petición suya...

    -¿Suya? ¿Por qué?

    -Motivos personales, es lo único que puedo decirte. En todo caso lo puedes hablar con ella y te...

    -Yo no tengo nada más que hablar con ella –dije tratando de controlar mis nervios-, si no quiere trabajar para mí, perfecto... he salido ganando con el cambio. Pero si descubro que tu interés en ella está detrás de todo ésto...

    -Juan, en primer lugar me alegro de que Mers y tu hayáis conectado, en segundo lugar, yo no estoy interesado en Valeria… estoy muy enamorado de Sara...

    -Ya, ¿y por qué tengo la impresión que vas a la caza de las chicas con las que Carlos ha tenido relación?

    -No te consiento que hables así, mi relación con Sara es algo de lo que no me arrepiento, a pesar de cómo empezó todo. Yo respeto mucho a mis hijos, éso no lo dudes nunca.

    -Ufff... -suspiré sin saber muy bien que añadir.

    -Pronto os daremos una sorpresa...

    -¿Una sorpresa?

    -Sí, eso todo lo que puedo decirte... y haz el favor de calmarte, no sé qué es lo que te pasa, pero te veo muy agobiado.

    -Lo siento, en casa sin Carlos se me acumula el trabajo...

    -¿Y Toni, no te ayuda?

    -Sí, sí... Toni hace su parte, no tengo queja, aunque a veces me da la sensación de que vivo solo... apenas coincidimos...

    -Bueno, si alguna noche te apetece, ya sabes que tienes las puertas de mi casa abiertas...

    -Gracias –respondí-. Bueno, me voy, tengo una reunión con un cliente...

    -Bien, pero antes de que te vayas… -Ricardo sacó de su maletín un portafolio con el logotipo de BMW y me lo tendió-. Me parece buena idea, pero con la condición de que lo compre "Lafarge i Associats" y lo uses tú como coche de empresa... -sonreí como un tonto, casi dejé de sentir mis preocupaciones.

    -Bien... jejeje, supongo que sabes que me acabas de alegrar el día...

    -Me alegro –respondió Ricardo con una de sus sonrisas de hombre poderoso que todo lo puede comprar, incluso la felicidad de sus hijos-, esta tarde llamaré al concesionario, en una semana podrás recogerlo.

    -Gracias... -respondí justo antes de salir de su despacho. Al pasar junto a la mesa de Valeria, ni la saludé. Ojalá fuésemos capaces de entendernos, pero hoy por hoy parece que es imposible. Esta chica desconfía de mí..., y yo de ella.

    La mañana se me hizo excesivamente larga y pesada, ayer incluso Mers me pareció desesperante. Necesitaba calma y estaba claro que en el bufete no podía encontrarla. Tras seguir dándole vueltas a la cabeza toda la mañana, durante la comida no pude contener la tentación de llamar a Graham.

    -Hola, soy Juan.

    -Hola..., ¿qué quieres?

    -Me preguntaba si podríamos vernos hoy, hace días que no sé nada de ti.

    -Lo siento, Juan, ya tengo planes para esta noche...

    -¿Y esta tarde? –Insistí.

    -De verdad, Juan, estoy muy liado, lo siento...

    -No lo sientes..., para sentirlo, deberías tener sentimientos...

    -Vaya vaya..., intuyo cierto rencor en tus palabras... mira, lo mejor será que cortemos con ésto, no quiero malos rollos, y parece que tú buscas algo que yo ahora mismo no puedo ofrecerte...

    -¿Cómo sabes lo que busco? Ni siquiera hemos hablando...

    -Juan... hablamos cuando estés más calmado. Siento de verdad que te tomes las cosas así, yo siempre te he dejado claro lo que podía ofrecer...

    -Sí, nada… -murmuré antes de colgar.

    De un golpe en la mesa partí la pantalla del teléfono móvil..., la gente de las mesas de alrededor me miraron con disimulo. Sin más clavé mi vista en el plato y seguí comiendo. Hay que joderse. Graham es de aquel tipo de personas que cuando sienten que alguien está interesado en él, le aborrecen directamente. Más interés por mi parte encuentra como respuesta más rechazo por la suya ¿alguien lo entiende?. Estoy convencido que Graham huye, como lo hacia David de los lazos afectivos, que cierra las puertas a sentir algo por alguien. David tenía cierta justificación, tenía novia..., pero Graham... Graham es un imbécil, un inmaduro, un prepotente, un chulo. Puta mirada, puta sonrisa, puto encanto... ojalá no le hubiese conocido nunca.

    "Juan, tienes que salir más", me dije cuando volvía al bufete. Ya en el despacho, llamé a Mers por el interfono:

    -Mers, cuando puedas llamas a Ruth, tienes el número en la agenda...

    -Enseguida le pasó la llamada, Señor Lafant...

    -Juan, gracias...

    -No, Juan es usted, yo soy Mers...

    -¡Qué me llames Juan!

    -¿Pero no me había dicho que llamase a Ruth?

    -Ufff… -respiré profundamente.

    -¿Se encuentra bien?

    -Estaré mejor cuando me pases esa... ¡llamada!

    -Perdoooooooooone usted, si no me estuviese entreteniendo con tanto cambio de nombre, ya le habría llamado a ésa tal Ruth...

    No contesté, simplemente me puse a reír... más que una secretaria, Mers parece una actríz de comedia de situación. Realmente surrealista.

    -Hola Ruth...

    -Hola guapo, cuanto tiempo sin saber nada de ti...

    -Ya ves, se nota que somos gente ocupada –bromeé-, me preguntaba si os apetece salir hoy de marcha...

    -Hombre, eso no hay ni que preguntarlo.

    -¿Puedes llamar al resto?

    -Claro, claro... para un día que te da por salir hay que aprovecharlo ¿vendrá Ángel?

    -Se lo preguntaré, con Carlos no cuentes...

    -Lo sé, nos vimos antes de que se fuese a la Argentina... me contó que habías roto con Natalia, o sea que no cuento ni con ella ni con aquél amigo suyo... ¿cómo se llamaba?

    -Marc... hay que ver como se va de la lengua Carlos... no sé por qué no se hizo periodista del corazón...

    -Jejejeje… entre amigos todo se sabe, no hay secretos...

    -Mmmm... yo diría que algunos hay... -Le recordé sutilmente a Ruth nuestro trío.

    -Bien –dijo ella eludiendo el tema-, quedamos a las doce en Diagonal con Tuset, iremos al Sutton Club si te parece...

    -Mmmmm... por un día déjame que escoja yo...

    -Vale, tú dirás...

    -Quedamos a las doce en la calle Almogàvers, me apetece ir a Razzmatazz...

    -Perfecto, hasta las doce...

    El resto de la tarde me lo pasé discutiendo en una comisión creada para tal efecto sobre los recursos que destinaremos al servicio de asesoría jurídica para automovilistas. Antes de salir del despacho llamé a Ángel, que estaba en el juzgado con Joana (la socia arpía), para preguntarle si saldría de marcha con nosotros, pero la respuesta fue negativa, ya tenía planes... cena romántica con Roberto, que booooonito.

    Cuando llegué a casa, Concha ya se había ido, pero la buena mujer me había dejado preparada la cena. En la ausencia de Carlos he encontrado en ella a mi mejor aliada... cuando está él, siempre dice que no podemos permitirnos a una asistenta. Después de un baño relajante en el que casi me fundí y desintegré bajo el agua caliente, cené frente al televisor enrollado en el albornoz. De Toni no había ni rastro. En un momento de enajenación mental pulsé el olvidado primer botón del mando a distancia y ante mi mirada perpleja resurgieron del polvo de mis recuerdos las archiconocidas azafatas gafudas del "1,2,3... a leer esta vez". ¡Qué momento! Casi muero de un ataque de caspa y apolillamiento televisivo retrofranquista. Sigo sin entender porque la televisión de hoy me recuerda tanto a la que veía de pequeño... ¿seguro que Franco ha muerto?.

    Después de cenar me vestí, bueno, antes me hice una paja... para qué engañarnos, la agradable sensación de sentir tu polla en estado de semierección bajo el albornoz es un gran estímulo. Pantalones vaqueros de Energie y camiseta ajustada de manga larga de Desigual... veinte minutos para conseguir un despeinado que parezca casual, un poco de Truth de Calvin Klein y listo.

    Hacia las doce nos encontramos en la puerta del local: Ruth x Jesús + Jordi x una chica que parecía ser el lío de Jordi / dividido por mí ¿resultado de esa compleja operación matemática? = Juan sobraba.

    -Hola, Juan… te presento a Marga, una amiga...

    -Hola... –respondí mientras le daba dos besos. Acto seguido miré a Ruth y la arrastré fuera del grupo- podrías haberme dicho que vendríais en pareja...

    -Lo siento, no he podido convencer a nadie más para que viniese... Carlos no está, Ángel era cosa tuya, Toni no ha querido venir... ya sabes...

    -Vale, vale... ya me espabilaré...

    -Juan, tío... que puedes quedarte con nosotros, Jesús y yo llevamos tanto tiempo saliendo que si estamos solos nos aburrimos... -bromeó ella.

    Siguiendo la recomendación de Ruth, entramos en Razzmatazz. Y aunque al principio todo iba muy bien, a medida que avanzaba la noche y las copas, la simbiosis entre Ruth y Jesús y Jordi y la otra... se hizo más pronunciada. Así que como alma en pena me perdí por el local. El alcohol empezaba hacer estragos en mí. Estaba apunto de irme con la música a otra parte cuando vislumbré a Marc bailando unos pasos más allá de donde me encontraba yo, fue casi un espejismo… ¿sería Marc mi salvación? Estaba con unos amigos, entre ellos Dani, el chico que le acompañaba el día que nos encontramos en el Zara. Empecé a creer en las casualidades.

    -Hola… -le grité intentando hacerme oír por encima de la música.

    -¿Eh? Ah… mmmmm... hola... -balbuceó Marc, casi tuve que leer sus labios.

    -¿Qué haces por aquí?

    -Nada... yo... nada... con unos amigos...

    -Tranquilo, tío... que sólo he venido a saludarte

    -Estoy con mis amigos... ya hablaremos –me susurró acercándose fugazmente a mi pabellón auditivo.

    -Joder, eres un paranoico tío... -lo último que necesitaba anoche era que Marc también pasase de mí, porque una cosa es que me ignorase un tío como Graham y la otra que un crío de 18 años huyese de mí cada vez que estaba con sus amigos...

    Marc no respondió, me lanzó una última mirada fulminante antes de tirar de un amigo suyo y desaparecer entre la gente camino de la barra.

    -Hola… -dijo el chico del Zara al verme allí, de pie como un imbécil.

    -Hola...

    -Marc está un poco rallado esta noche, no le hagas mucho caso...

    -Ya, bueno, vuelvo con mis amigos...

    -¿Te vas?

    -Me están esperando... -le miré detenidamente, llevaba unos pantalones de pana de color marrón con marcas de desgaste y una camiseta de manga corta granate con la palabra ACT escrita por duplicado. Todo muy rollo Pull, pero le sentaba bien...

    -Bueno, si quieres puedes quedarte aquí y esperar a que Marc vuelva...

    -Ya, pero no creo que vuelva...

    -Bueno, ¿y qué? –Dani me sonrió y en su cara se dibujó una expresión tan cándida y pícara al mismo tiempo... no sé... una mezcla de bondad y seguridad en él mismo que me atrajeron al instante. Si Marc huía, quizás Dani podía ser una buena compañía.





    Continuará...
     
  •  
    CAPÍTULO 79

    JURISPRUDENCIA ¿UN TIPO DE PRUDENCIA?



    -Está bien... me quedo un rato por aquí, total... con mis amigos estoy de vela...

    -¿Todos en pareja?

    -Más o menos –respondí con una sonrisa.

    Dani empezó a moverse al son de la música sin dejar de sonreír. Sin demasiadas ganas empecé a moverme yo también. Estábamos relativamente cerca, no bailábamos el uno con el otro, pero casi. Detrás de Dani continuaba el resto de su grupo, pero desde aquel momento él dejó de prestarles atención. Me resultó curioso estar allí, bailando con un chico que de no ser por las circunstancias en las que nos conocimos, seguramente no me hubiese fijado en él. Pero al verle bailar frente a mí..., en silencio, con aquella mirada pícara... tan de niño bueno, me sentí realmente a gusto. Empecé a olvidarme de la sensación de rechazo que sentía desde que Graham se cruzó en mi vida.

    Me terminé la copa mientras bailaba con él. Ese puntillo de desinhibición que me dio el alcohol me sirvió para acercarme peligrosamente a Dani. Él sólo sonreía. Incluso cuando le hacía alguna pregunta, se limitaba a sonreír y asentir con la cabeza.

    No recuerdo haber bailado tanto como aquella noche, aunque la música no me gustase, seguía bailando, con Dani a pocos pasos de mí. Sólo hice una pausa, cuando mi grupo de amigos me reencontró y se puso junto a nosotros a bailar. Ruth miró de reojo a Dani, en su cara se dibujó un gesto de sorpresa. Mientras, mi nuevo amigo se encendió un cigarro... fumaba, ¿besos con sabor a cenicero?

    -¿Quién es? –Me susurró al oído colgada de mi cuello. Me pareció captar una mirada de interés por parte de Dani hacia mi portentosa amiga.

    -Un amigo de Marc, ¿recuerdas?

    -Marc… mmmmmmm ¿el amigo de tu ex?

    -Sí.

    -Qué pequeño es el mundo ¿y va todo bien? –Interrogó ella con una sonrisa pícara.

    -Sí, sí...

    -Bueno, se prudente... parece un poco extraño... pero es mono, ¿no?.

    Sonreí. Dado el interés de Ruth, decidí presentar a Dani a mis amigos. Marc y el resto hacía tiempo que habían desaparecido, así que Dani estaba con nosotros.

    Seguimos bailando, esta vez en grupo, y entonces, sin más, Dani cambió la cara... parecía serio, preocupado.

    -¿Estás bien? –Le pregunté.

    No respondió. Empezaba a inquietarme esa costumbre suya de responder con un silencio. Pero intentando no parecer preocupado en exceso, le dejé tranquilo mientras me iba a mear..., al lavabo, quiero decir.

    Cuando volví Dani no estaba, se había ido a sentar en un taburete cerca de la barra.

    -¿Qué le pasa? –Murmuró Ruth.

    -Ni idea..., parece rallado por algo, pero paso de preguntar más... él sabrá... -respondí.

    Ruth no se dio por vencida, fue directa a él y le arrastró hasta la pista de baile. Tengo que decir que si en aquel momento las cosas se hubiesen torcido y Dani se hubiese marchado, me hubiese sentido realmente defraudado. Necesitaba que me sucediese algo bueno aquella noche. Dani era mi única esperanza, el alivio que necesitaba mi cabeza después de tanto enredo.

    Jesús miró a Dani con cara de pocos amigos cuando Ruth se marcó un bailecito de los suyos con él, mi amiga siempre tratando de integrar a la gente en nuestro grupo. Y la desconfianza de mi amigo era lógica, Dani no es carne de gimnasio, pero al menos es mono..., en cambio Jesús... nunca he entendido que vio Ruth en él.

    Al final de la noche, Dani volvía a sonreír, aún no sé qué es lo que le hizo cambiar de actitud aquella noche. Salímos todos juntos del local, y caminamos hasta los coches, aparcados un par de calles más allá.

    -Dani, ha sido un placer conocerte... -soltó Ruth mientras le daba dos besos. Jesús le dio la mano, fue bastante menos efusivo.

    -Nos vemos chicos... -añadí mientras me despedía de la parejita.

    El mismo proceso con Jordi y su amiga, bastante mona por cierto, y mis amigos entraron en sus coches.

    -¿Quieres que te lleve a algún sitio?

    -No, es igual... cogeré un bus.

    -A mí no me importa... -insistí.

    -No sé, me sabe mal molestarte... -que tierno-.

    -Tranquilo ¿dónde vives?

    -En Sans...

    -¿En Sans y estudias en el mismo instituto de que Marc y Natalia?

    -Bueno, a ellos les cae más lejos, el instituto está cerca de Francesc Macià.

    -Ahhh... muy bien. Te llevo pues –respondí mientras accionaba el mando a distancia y abría el coche.

    Nos sentamos en silencio. Cuando puse la llave en el contacto le miré fijamente. Dani recorría con su mirada el interior del coche. Cuando notó que le estaba mirando, me devolvió la mirada y volvió a sonreír... que tierno, que extrañamente tierno.

    -¿Qué? –Interrogó él al ver que no dejaba de mirarle.
    Sonreí.

    -Nada... que te cambia mucho la cara cuando sonríes...

    -Jejeje... ¿éso es bueno?

    -Mmmmm… sí, supongo... especial diría yo.

    Arranqué y salimos del aparcamiento. Enfilé la calle y llegamos a la Meridiana.

    -¿Puedo? –Dijo Dani señalando los Cd’s que sobresalían de la bolsa lateral de su puerta.

    -Claro...

    -¡Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhh! La banda sonora de "Moulin Rouge", me encanta esta peli...

    -Sí bueno, es de un amigo...

    -Me encanta "Elephant Love Medley"...

    -Ves, esa canción sí que me trae recuerdos –respondí pensando en la vez en que me follé a Toni en casa con esa canción de fondo. Mi polla cobró vida.

    -¿Puedes ponerla?

    -Claro... -pulsé los controles del Cd desde el volante y la voz de Ewan Mcgregor empezó a sonar casi como si estuviese allí mismo, ventajas de tener un Mercedes con equipo de sonido Bose.

    -"Love is a many splendored thing, Love lifts us up where we belong..." -Dani empezó a cantar la canción muy bajito, de vez en cuando me miraba y sonreía. Que tierno..., Ahhh, si hubiese tenido los sentimientos en condiciones, me hubiese podido enamorar de él ayer mismo.

    -Veo que te encanta la canción –dije cuando Dani dejó de cantar-.

    -Bueno, me gusta la música en general...

    -¿Eres músico?

    -Bueno, hasta hace poco tenía un grupo...

    -¿Qué tocas? –Dani sonrió.

    -El saxo y... bueno, y un poco la guitarra –respondió-

    -Joder, que bien... yo tengo muy poco oído para la música, ya ves, no se puede ser perfecto –bromeé..., ¿o no?-.

    -Jejeje... ¿a qué te dedicas?

    -Soy abogado...

    -Vaya, una profesión... mmmm ¿apasionante?

    -Ufff... mucho –bromeé. Dani volvió a sonreír.

    -Ya ves, yo tengo que hacer un trabajo para una optativa del insti, que no sé aún por qué escogí, y no tengo ni idea... la primera vez que leí la palabra jurisprudencia pensé que era una tipo de prudencia...

    -Jajajajaja...

    -Jejejeje... no seas cruel, lo digo en serio, no tengo ni idea...

    -Vale, vale... perdona ¿de qué va el trabajo?

    -Funcionamiento de los tribunales españoles o algo así...

    -Bien, si quieres puedo prestarte un libro de la carrera, "El sistema procesal español"...

    -Pues te lo agradecería… -respondió con una sonrisa-, esta optativa hace media...

    -¿Quieres que pasemos por mi casa y te lo llevas ya? –Lanzando la caña.

    -Mmmm… -vaciló unos segundos- bien, es una buena idea–pescado.

    Resultaba curioso, sin apenas palabras los dos ya sabíamos lo que iba a pasar aquella noche, no es que tuviese expectativas de tirármelo en cuanto le vi, pero lo cierto es que era lógico pensar que aquella noche acabaría en sexo.

    Al llegar a mi calle busqué aparcamiento como un loco, no podía ir a dejar el coche en el parking si se suponía que iba a tener que acompañar a Dani a su casa en pocos minutos, claro que esa no era mi intención real.

    Entramos en casa, esperaba una frase de su boca, algo así como: "que piso más bonito tienes", pero no dijo nada. Cuando cerré la puerta, Dani se acercó a mí y me besó en los labios. No niego que me sorprendió su rapidez, pero ese beso me hizo sentir bien. Superado el sabor inicial a tabaco, rodeé su cintura con mis brazos y lo acerqué a mí. Seguimos besándonos. Me sorprendió que besase de una forma tan salvaje, con su lengua jugando con la mía, mordiendo fugazmente mis labios. El morreo me puso la polla dura, e intuyo que a él también, pero temía ir avanzando... quería alargar aquel momento. Dani se detuvo.

    -¿Estás bien? -Interrogué.

    -Jejeje... -sonrió-. Estoy bien… ¿y el libro?

    -Voy a buscarlo, siéntate en el sofá si quieres...

    Fuí hasta mi habitación y revisé rápidamente las estanterías hasta dar con el libro. Cuando volví al comedor, Dani estaba echando un vistazo a los dvd’s que había junto al televisor.

    -Son de Toni...

    -¿Quién es Toni?

    -Uno de mis compañeros de piso...

    -Ahhh... pues tiene bueno gusto –añadió señalado "Amelie".

    -Este es el libro, ya me lo devolverás cuando termines ese trabajo...

    -Gracias… -respondió con una de sus sonrisas de adolescente tímido con cara de niño bueno e intenciones reales muy ocultas.

    -Bueno... para quedar bien, ahora deberías devolverme el favor... -añadí con una sonrisa mientras me sentaba en el sofá.

    -¿Ah sí? ¿Y cómo puedo devolvértelo?

    Dani se sentó a ahorcajadas sobre mí y empezamos a enrollarnos. Apreté su culito con mis manos...un culo durito muy apetecible y... ¿follable? Me besó el cuello, empezando a succionarlo... algo me decía que mi nuevo rollo iba a dejarme huella. Empecé a acariciarle el pecho por encima de la camiseta... estaba mejor de lo que me esperaba, aunque no estaba precisamente cachas. Cuando su diabólica lengua empezó a recorrer mi oreja, no pude resistir la tentación de apretarle el paquete por encima de los pantalones... si intuía una polla proporcionada...

    -Ey... para, para... -susurré cuando me pareció escuchar un crujido en el pasillo-. Mejor será que nos vayamos a mi habitación. No vivo solo...

    Dani sonrió y me liberó. Le arrastré de la cintura de los pantalones hasta llegar a mi habitación. Con la puerta cerrada volvimos a besarnos. Lamí su cuello y su oreja mientras sus manos palpaban mi polla erecta. Una de sus manos empezó a deshacerme los botones del pantalón... el cinturón fue un contratiempo...

    -Es un cinturón de castidad... -bromeé mientras liberaba yo mismo el cierre.

    Metió sus manos en mi bragueta y empezó a pajerame la polla por encima del boxer. Interrumpiéndole, le quité la camiseta. En contra de lo que esperaba por su color de pelo y el espesor de sus cejas, Dani apenas tenía pelo en el pecho. Dani me quitó la camiseta y empezó a lamerme el pecho... los pezones, el abdomen... descendió hasta mi obligo. Se arrodilló frente a mí y empezó a morderme la polla por encima del boxer. Me estaba volviendo loco. Tiró de mi ropa interior y liberó mi polla... cuando sus labios y su lengua empezaron a trabajar en ella, algo me dijo que esa no era la primera que se comía en su vida... todo un experto.

    Me comió la polla hasta hacerme perder el sentido, casi tenía los ojos en blanco. Con el orgasmo muy cerca, le detuve y terminé de desnudarle. Le tumbé sobre la cama mientras le quitaba los pantalones y los boxers de un tirón... el pelo que no tenía en el pecho, lo tenía en las piernas... es lo que tiene ser, es moreno. Ante su atenta mirada terminé de desvestirme y me tumbé sobre él. Nos besamos de nuevo. Inmovilicé sus brazos por encima de su cabeza mientras recorría con mi mano libre sus axilas, su pecho, su vientre… empecé a lamerle lentamente... Dani se retorcía y soltaba pequeños gemidos... que pronto se convirtieron en una suave risa.

    -¡Ey! No es serio que estemos haciendo sexo y te rías… -bromeé.

    -Perdona... jejeje... es que... tengo cosquillas...

    -¿Aquí también? –Interrogué cogiendo su polla y empezando a pajearla lentamente.

    Tenía una polla sin operar, larga sin exageraciones aunque algo menos gruesa que la mía. No estaba nada mal. Pasé mi lengua por su glande... luego recorrí su tronco, jugué con sus huevos... y terminé metiéndomela en la boca. Que entre toda es cuestión de práctica.

    Se la estuve comiendo durante un buen rato mientras uno de mis dedos se perdía cerca de la entrada de su culito. Cuando quise darme cuenta, sentí las contracciones de la eyaculación. Dejé de mamársela y continué con una paja...

    -Para, para... -musitó él.

    Craso error, cuando te estás a punto de correr no debes parar, porque entonces se produce el extraño fenómeno de eyaculación sin orgasmo. Me sorprendió su poca resistencia.

    -No debería haber parado...

    -Jejeje... ya ves, es la primera vez que me corro sin orgasmo... -respondió Dani tocándose la polla, aún dura-.

    -Espera, ésto tiene arreglo...

    Volví a comérsela con total dedicación hasta que sentí que iba a correrse de nuevo, continué con una paja y pocos segundos después Dani volvió a correrse... en su cara se dibujó esa expresión tan particular que produce un orgasmo.

    Volvimos a besarnos mientras Dani me hacia una paja de las marcan. Me corrí en medio de un orgasmo tan intenso y pronunciado que pasará a la historia de mi vida. Jamás pensé que con una simple paja podía sentir tanto placer... ya ves, a veces descubres el placer en los detalles más obvios.

    Nos estiramos el uno junto al otro y nos tapamos con la nórdica. En la penumbra de la habitación podía ver la sonrisita de Dani de satisfacción... o al menos eso creí. Me estiré boca arriba, Dani me abrazó y posó su cabeza sobre mi pecho.

    -¿Oyes algo? –Bromeé.

    -Mmmmm... creo que escucho tu estómago...

    -Puede ser, tengo hambre... ¿y el corazón?

    -No, no lo oigo...

    -¿No? A ver si voy a estar muerto... -Dani movió su cabeza acercándola a mi pecho-.

    -¡Ey! Sí, lo oigo... escucho tu corazón.





    Continuará…
     
  •  
    CAPÍTULO 80:

    NADIE DIJO QUE SER - SEXUAL FUERA FÁCIL




    Primera regla de oro para evitar colgarte de uno de tus líos: "No dormir con él". Aunque esta regla constituye una máxima en mi vida, lo cierto es que cuando Dani ha despertado junto a mí esta mañana, nada de todo eso importaba realmente. La primera imagen que he tenido cuando he abierto los ojos ha sido esa carita de niño bueno. Casi como si hubiese sentido que le estaba observando, Dani ha abierto los ojos.

    - Mmmmm... -ha murmurado-.

    - Buenos días... -he añadido con una gran sonrisa-.

    Dani se ha desperezado estirándose en la cama y me ha abrazado. Nos hemos besado.

    - ¿Tus padres no se preocupan si pasas la noche fuera?

    - Uffff... ¿qué hora es?.

    - Las once...

    - Joooooder, había quedado con unos amigos para hacer un trabajo esta mañana..., me van a matar...

    - Bueno, tranquilo chaval..., les llamas cuando desayunes y te inventas algo...

    - Ya, pero joder... me sabe mal, luego la gente piensa que soy un impresentable...

    - Jejeje..., bueno pero ¿no ha merecido la pena saltarte esa reunión?

    - Mmmmm... -Dani ha sonreído-, bueno..., supongo que sí...

    - ¿Quieres ducharte?

    - No, no... me tomo algo y me largo...

    - Bien, voy a ver que hay para desayunar...

    Me he puesto unos pantalones cortos de deporte y he ido hasta la cocina. Mientras, Dani se ha vestido en mi habitación.

    Estaba preparándome una taza de leche con Nesquik cuando ha entrado en la cocina, de nuevo vestido y peinado.

    - ¿Tomas Nesquik para desayunar?.

    - Sí... -he respondido con una sonrisa- ¿Te apetece?.

    - No, no... no suelo tomarlo, me sale acné..., ¿tienes alguna infusión?

    - Pues no lo sé, las hierbas no me van..., aunque seguramente Carlos debe tener algo por aquí –he dicho mientras rebuscaba en uno de los armarios-. A ver..., hay té de canela..., ¿te sirve?.

    - Bien, me gusta la canela...

    Le he preparado el té mientras me servía un bowl de cereales y nos hemos sentado en la mesa de la cocina a desayunar.

    - ¿Estás bien? –He preguntado ante su incómodo silencio-.

    -Jejeje... -sólo ha sonreído-.

    - Intuyo que eso es un sí..., ¿quieres que te lleve a algún sitio?

    - No, no, gracias... voy en metro, no te preocupes...

    - Bien...

    Cuando hemos terminado de desayunar le he acompañado a la puerta. Antes de abrirla, me he acercado a él y le he besado. Hubiese querido preguntar si volveríamos a vernos pero algo dentro de mí me ha dicho que era mejor no hacerlo.

    - Nos vemos –ha dicho él con una sonrisa antes de entrar en el ascensor-.

    -Deu...

    He vuelto a la cocina a terminar mi desayuno. Es curioso, Dani no se ha llevado el libro que necesitaba para hacer su trabajo sobre los tribunales españoles, y lo que es más curioso aún..., ni siquiera nos hemos dado el número de teléfono móvil. Bueno, supongo que si lo necesita, se lo pedirá a Marc.


    ***

    Pasar la noche con Dani ha sido justo lo que necesitaba para desconectarme de Graham aunque fuese sólo por unas horas. Cuando mi último rollo ha cruzado la puerta de mi casa esta mañana, he empezado a aterrizar en una realidad en la que no ha cambiado nada. Dani no es la solución definitiva a mis problemas, ¿qué se supone que puedes esperar de alguien cuya respuesta más habitual es el silencio? De momento prefiero no hacer planes, no esperar nada... dejaremos que los acontecimientos sigan su curso natural.

    Dispuesto a olvidarme completamente de los problemas que ocupan mi vida, a media mañana he llamado a Ariadna, hacia días que no sabía nada de ella. Para mi desgracia, mi nueva amiga estaba en su casa, en Tarragona.

    - Ostras, estás en Tarragona..., es que había pensado que podíamos vernos...

    - Vaya, me vendría bien salir un poco y desconectar después del encierro que he pasado con los exámenes...

    - ¿Tú estás libre? –He interrogado-.

    - Bueno, sí... no he hecho planes para hoy..., ¿por qué?

    - No sé, si quieres bajo a Tarragona y damos una vuelta por la ciudad, hace siglos que no paseo por la Rambla...

    -¡Perfecto!. Me parece una buena idea, si no te da palo venir hasta aquí, por mí perfecto...

    - No, no importa, son 45 minutos en coche, además... me vendrá bien cambiar de aires.

    - ¿Y éso?, ¿va todo bien?

    - Bueno, mejor te cuento, y me cuentas, en directo...

    - Muy bien, ¿cómo quedamos?

    - Dame tu dirección y te recojo en un par de horas...

    He apuntado la dirección de Ariadna en un papel y me he ido a dar una ducha. Mientras me relajaba bajo el potente chorro de agua, me han venido imágenes de la noche pasada..., Dani tiene algo especial..., pero esa mezcla de timidez con exceso autosuficiencia me desconciertan...

    Una hora después he salido de Barcelona en dirección a Tarragona. Con la información sobre el estado del tráfico de fondo he seguido dándole vueltas a mis problemas. Cuando empecé a darme cuenta de mi atracción por los hombres mi principal problema fue asumir aquel cambio. Pensaba que una vez superado el miedo a aceptar mi sexualidad las cosas serían más fáciles. Y en cierto modo lo han sido, contarle a Carlos la verdad resulto fácil, incluso ha sido de lo más natural el hecho de que mis amigos sepan que Toni y yo nos hemos enrollado. Realmente mi miedo al rechazo de los demás era desmedido. A pesar de todo, sigo teniendo problemas. Ni mi madre ni mi padre saben nada acerca de los cambios en mi orientación sexual, quizás imaginan algo, pero no lo saben de lo cierto... tampoco estoy convencido de que deba decírselo obligatoriamente, pero bueno, supongo que el tiempo dirá lo que debo hacer, de momento es mejor dejar las cosas así. Pero el outing no es el único problema en mi vida... mis relaciones con otros hombres suponen un quebradero de cabeza tan o más complicado de resolver que el que ha supuesto mi relación con las mujeres. Nadie dijo que ser -sexual (hetero, bi u homo) fuera fácil.

    Al llegar a Tarragona he recogido a Ariadna en el portal de su casa, no ha sido difícil encontrarla, está situada en uno de los accesos a la ciudad. Iba vestida con unos pantalones tejanos de Miss Sixty, una camiseta de cuello alto de Custo Barcelona y un abrigo también de Custo. Fantástica como siempre con su pelo castaño rizado recogido. Ha entrado en el coche y nos hemos dado dos besos para saludarnos.

    - Os veo fantástica...

    - Sí, bueno... normal... -ha respondido con una sonrisa-.

    - ¿Adónde vamos?

    - No sé, si quieres vamos al Parc Central...

    - ¿Parc Central?

    - Sí, es un centro comercial..., así puedes aparcar con facilidad...

    - Mmmmm..., tú me indicas...

    Hemos dado la vuelta a la manzana luchando con el caótico tráfico de Tarragona y finalmente he encontrado el acceso al centro comercial. Es lo que tienen las ciudades pequeñas, que llegas antes a cualquier sitio andando que en coche.

    He dejado el coche en el parking de la azotea y hemos entrado en el centro comercial. Ha esa ahora había bastante ambiente, gente comiendo en los restaurantes de comida rápida y haciendo compras. Eso sí, aquello parecía una tienda de barrio comparado con los laberínticos Diagonal Mar o La Maquinista.

    - ¿Qué tal va todo?

    - Bueno..., no sé... ufff... -he suspirado-. Mejor que la última vez que hablamos supongo, pero con muchos líos rondándome en la cabeza...

    - ¿Cómo están las cosas con Natalia?

    - Bueno, me le encontré hace unos días en un Zara, intente hablar con ella y casi me denuncia..., supongo que era de esperar una respuesta así...

    - Bien, debe estar muy dolida...

    - Pero Natalia no es lo que más me preocupa ahora mismo, digamos que la considero un tema cerrado...

    - Me alegro de que ya no sientas la necesidad de demostrarte nada...

    - Bueno, no es éso, digamos que de momento tengo problemas más importantes que resolver que el de pensar en si soy realmente bi o las tías ya no me ponen...

    - Deduzco que tus problemas tienen nombre de tío...

    - Mmm..., nombres de tío, sí...

    - Vaya..., ¿más de uno?

    - Sí bueno, pero no me malinterpretes..., no todos por el mismo motivo.

    Hemos salido caminando del centro comercial en dirección a la Rambla, punto neurálgico de la vida comercial de Tarragona, una calle que hacía siglos que no veía, desde que fui a casa de mi abuela Mercè por última vez. Por el camino he ido contándole a Ariadna los detalles de mi situación actual: mi convivencia con Toni, la marcha de Carlos, mi lío con Graham, mi noche con Dani, etc.

    - Bueno, digamos que no te aburres en tu vida... te han pasado tantas cosas desde que hablamos por última vez...

    - Ya ves... no sé como hacerlo para no complicarme la vida...

    - Bien, no sé..., supongo que hay que tener en cuenta que con Graham te has buscado a un tío complicado, por lo que dices es uno de aquellos tíos superinteresantes y muy atractivos que follan muy bien pero no quieren saber nada más al día siguiente... divertidos si buscas sólo sexo, una gran putada si te cuelgas de ellos...

    - Jejeje..., ni yo hubiese resumido mejor la situación...

    - Jejeje, ya, y tu problema es que sientes algo por él...

    - Bueno, digamos que me jode que no le interese para nada más que un polvo...

    - Sí, resulta algo difícil de asumir, pero si lo dejó claro desde el principio digamos que estabas advertido.

    - Puede ser, pero ya ves de lo que me ha servido...

    - Este tío me recuerda al protagonista de una serie muy buena de una cadena de cable norteamericana...

    - ¿Ah sí?, ¿Cómo se llama?

    - "Queer as Folk", sus protagonistas son gays, y digamos que cuenta sus vidas desde un punto de vista muy alejado de los tópicos, más cerca de la realidad homosexual...

    - Vaya, interesante… ¿y el prota es un cabrón?

    - Jejeje... uno de los protas, Brian, digamos que es de ese tipo de tíos al que pertenece Graham... Ya te pasaré un capítulo, me los bajaba de Internet...

    - Perfecto, toda indicación acerca de cómo tratar a Graham será realmente útil... -sonreí-.

    Después de una buena caminata hemos llegado al final de la Rambla, a un punto que constituye uno de los mayores atractivos de Tarragona: el balcón del Mediterráneo. El final de la Rambla Nova termina en un acantilado natural sobre el que se ha colocado una barandilla de hierro forjado y que ofrece una vista espectacular del Mediterráneo. Ver el mar desde esa posición de privilegio es uno de esos detalles que hacen especial la ciudad.

    Tras la parada obligada hemos seguido caminando hasta el anfiteatro romano, incluído en el conjunto arqueológico que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2000.

    - ¿Y sobre mi encuentro con el otro chico qué opinas?

    - Bueno, no me has contado mucho de él... pero veo que es de los que dejan huella –ha sonreído mientras lanzaba una mirada al inmenso chupetón que tenía en el cuello-. Por lo que dices me da la impresión que es difícil de clasificar, esos silencios de los que hablas, esas sonrisas... no sé, cuando le vuelvais a ver ya me contarás...

    - Si le vuelvo a ver...

    - Le volvereís a ver… -ha sentenciado ella-.

    - Joder, me encanta esta ciudad... -he soltado mientras cruzaba junto a Ariadna la arena del anfiteatro-. Caminando sobre la arena sobre la que un día se libraron batallas de gladiadores (es obvio que no es la misma, pero queda bien para ponerse trascendente) te sientes realmente extraño, es como estar pisando un trozo de historia.

    - No sé, a mí me parece aburrida y pequeña...

    -Jajaja..., vendes muy mal tu ciudad, y éso que estudias Publicidad...

    - Bueno..., digamos que he vivido en otras ciudades y puedo ser objetiva. Además, cuando me mudé aquí no tenía ganas de irme de donde estaba... supongo que ahora tengo el corazón dividido.

    - ¿Y en ese corazón no cabe ningún chico?

    - Mmmmm... caben muchos chicos, pero últimamente todos gays... jejeje...

    - Jejeje..., debes tener un imán que atrae a chicos problemas de orientación sexual...

    - Bueno, digamos que no sólo respeto la homosexualidad, si no que además me resulta interesante...

    - ¿Interesante?

    - A ver, no me malinterpretes, no quiero ser frívola... no es que lo vea como algo curioso..., digamos que lo asumo con total normalidad y me intereso de la misma forma que lo hago por la heterosexualidad...

    - Creo que entiendo por donde vas..., quizá por éso me siento tan bien hablando contigo, porque no sólo escuchas lo que te digo y lo entiendes, sino que además no lo juzgas ni piensas por dentro que te estoy hablando de dos hombres... simplemente hablamos de personas. Poder hablar con alguien, que no sea homosexual claro, con esta tranquilidad y este buen rollo es algo que no me había pasado antes...

    - Me alegro de que el buen rollo sea muto... -ha respondido Ariadna con una sonrisa de las suyas, magnética-.

    Al salir del anfiteatro hemos comido en un restaurante en la Plaça del Rei, junto al Museu Nacional d’Arqueologia. Hemos hablado de los exámenes, de mi trabajo, de mi futuro coche, de todo un poco. Ariadna sigue algo triste, sigue sin regalarme una de esas sonrisas sinceras que espero de ella. Cuando ha dicho que sólo ocupan su corazón chicos gays, he deducido que su felicidad incompleta tiene algo que ver con ese tema. Desde luego que si no liga es porque no quiere, o quizás porque ya está enamorada...

    Después de comer hemos echando un vistazo a las tiendas del centro y hemos vuelto al centro comercial para recoger el coche. Luego la he acompañando a su casa. Cuando nos hemos despedido en su portal la he abrazado...

    - Muchas gracias por todo... necesitaba soltarlo...

    - Tío no seas burro, no me des las gracias... estar contigo también me ayuda mucho..., necesitaba distraerme después de los exámenes...

    - Nos vemos pronto en Barcelona ¿de acuerdo?

    - Por supuesto, la semana que viene vuelvo a tener clases, o sea que estaré por allí otra vez..., pero bueno, hoy hemos cambiado de escenario...

    - Cierto, a veces va bien cambiar de aires para verlo todo con más claridad... de todas formas tengo que volver a Tarragona algún día, hace siglos que no veo a mi abuela...

    - Pues ya tienes otro motivo para volver...

    - Cierto, pero ahora lo que toca es volver a la realidad..., a los problemas...

    - Se positivo hombre...

    - Ufff..., no veo cómo...

    - Todas las malas rachas acaban... sólo es cuestión de ser paciente y...

    - ¿Tener suerte?

    - Poner de vuestra parte...



    Continuará...
     
  •  
    CAPÍTULO 81:


    Juan 1 – Graham 0



    El que dijo que la felicidad no se compra con dinero tenía razón..., pero hay tantas cosas que se pueden comprar y que contribuyen a hacerte feliz. Lunes por la mañana, la vida se ve distinta tras los cristales de un BMW 645 Ci o al menos esa ha sido la sensación que he tenido al recoger mi nuevo juguete esta mañana. Absoluto silencio en el interior del coche, tan sólo el suave rugido del motor enterrado bajo kilos de material de insonorización.
    Afuera, el caótico tráfico de la Diagonal, viandantes que cruzan por donde no deben, conductores salidos de la escuela de conducción de Gran Turismo 3 de PS2, el tubo de escape de un autobús delante de mí, limitando mi visibilidad por una densa cortina de humo negro, últimos retoques al nuevo tranvía, obras..., me gusta conducir. Camino del bufete ha sonado mi nuevo teléfono móvil devolviéndome a la realidad de la vida...

    - Hola.

    - Buenas, soy Dani, el amigo de Marc, ¿me recuerdas?

    - No...

    - ¿No?

    - No, quiero decir que "NO" te recordaba como el amigo de Marc –he aclarado feacientemente- pero claro que me acuerdo de tí.

    - Jejeje..., bien, bien...

    - ¿Qué tal va éso, Dani?

    - Pues nada, que el otro día me dejé el libro que me ibas a prestar en tu casa y me sería de gran utilidad...

    - Bien, pues si quereis quedamos y te lo llevo...

    - Te lo agradecería...

    - ¿Sí? –Bromeé-.

    - Jejeje..., sí, pero lo necesito para esta tarde...

    - Bien, ¿dónde quieres quedar?

    - No sé, ¿lo llevas encima?

    - Mmm..., va a ser que no...

    - Bueno, pues si quereis quedamos esta tarde cuando salga del insti y te acompaño a casa...

    - Jejeje..., bien, ¿cuándo sales del instituto?

    - Sobre las seis espero...

    - Bueno, te recojo allí, estaba en Francesc Macià ¿no?

    - Sí, bueno... en la avenida Tarradellas, es el Súnion...

    - Vale tío, me suena, pues te recojo a las seis.

    - Gracias, Juan. Hasta luego...

    - Hasta luego, Dani.

    Al llegar al bufete, nada más salir del ascensor, he tropezado con Mers.

    - ¡Buenos días señor Lacars!

    - Buenos días Mers...

    - Le esperan en la sala de juntas, se ha convocado una reunión extraordinaria para cerrar la campaña de los servicios jurídicos...

    - No me habían informado de esa reunión... -he respondido-.

    - Ya, es lo que tienen las reuniones extraordinarias... -la he mirado perplejo- que no son ordinarias..., jajaja.

    Sin responder a este ataque de ingenio matinal de Mers, he entrado en la sala de juntas. ¡Ohhh! Impecablemente vestido y con una sonrisa perfecta, Graham se dirigía a una silenciosa audiencia. Me he sentado con la mayor discreción posible.

    - Llegas tarde –me ha susurrado Ángel-.

    - He ido a recoger el coche.

    - Jejeje..., su nuevo BMW... que sencillo...

    Graham me ha lanzado alguna miradita desinteresada durante su exposición. Justo después, Roberto ha tomado la palabra y he desconectado totalmente del tema de la Reunión. Dani..., aunque parezca una tontería su llamada esta mañana me ha animado. Saber que alguien tiene interés en tí después de haber pasado por tu cama, es una sensación que no tenía desde hacia tiempo. He mirado a Graham..., ¿a quién le importa ese chulo imbécil?.

    - Muy bien señores, pues damos por finalizada esta Reunión -ha concluído Roberto-.

    Me he levantado y he esperado paciente mientras Ángel recogía su carpeta. Entonces Graham se ha acercado a mí en un gesto de lo más inesperado.

    - Hola, Juan.

    - Hola... -he respondido casi sin ganas-.

    - ¿Cómo va todo?

    - Muy bien –he añadido con una sonrisa-.

    - Me alegro..., ¿te apetece que cenemos juntos?

    - Mmm... -he vacilado- lo siento, tengo planes...

    - Bien... -ha respondido descolocado, no estaba preparado para un No-.

    - Nos vemos Graham –he respondido mientras le encajaba la mano- tengo prisa.

    Juan 1 – Graham 0. La vida no es justa, esa es una lección que aprendes de muy pequeño, te hacen creer que las cosas no son justas para la mayor parte de los mortales... pero en ocasiones la vida te da el placer de salirte con la tuya, de saborear una dulce venganza... es como si la justicia se hiciera algo menos inmaterial. Graham, aún sin saberlo, me ha dado el impagable placer de rechazarle... no sé adónde nos llevará este juego, pero ahora mismo necesitaba que sucediese algo así. Ahora mismo hay algo..., o mejor dicho, alguien, que me interesa más que Graham. Si la vida fuera justa encontraría la respuesta a mis problemas en Dani, pero..., ¿será justa esta vez?.

    Sin tiempo para tomar nada, he salido disparado hacia el juzgado, Joana, una de las socias, me esperaba para llevar la acusación particular en un caso de homicidio imprudente. Me he limitado a observar a la vieja zorra (en el mejor de los sentidos) actuar con astucia ante el Tribunal.

    De vuelta al bufete he almorzado y sin tiempo para nada más, me he reunido con una cliente, una de esos neofamosas salida de no sé que programa de televisión que venía dispuesta a gastarse los ingresos de sus últimas demostraciones públicas de falta de escrúpulos y vergüenza en una demanda por injurias. A la salida de mi cita con aquella especie de engendro mediático de la España del corazón, me he encontrado con Ángel.

    - ¿Qué tal el día? –Ha preguntado él con una de sus sonrisitas-.

    - Fatal... ufff, que paciencia hay que tener con algunos clientes... Me acabo de reunir con una de esas famosillas y resulta que plantea una Demanda por injurias porque una revista la acusa de ser heroinómana...

    - Ya, bueno... cosas más raras se han visto...

    - ¡Pero es que es heroinómana!

    - Jejeje...

    - Tío, es más probable que Zapatero gane las elecciones a que esta víbora gane una demanda por injurias… uffffff... voy a calmarme, total es un caso perdido ¿qué tal tú?

    - Bueno, pues una tarde no muy agradable, no es fácil tratar de explicar a la madre de un chico de 21 años que el asesino de su hijo no se ensañó con él después de haberle propinado 66 puñaladas...

    - ¿Le mató la primera?

    - A la segunda... las otras 64 fueron sobre el cadáver... pero éso cuéntaselo a ella, incluso ha pedido que la represente otro Abogado para recurrir la sentencia...

    - No ha sido un día fácil... -he concluído mientras entrábamos en el ascensor-.

    Durante el trayecto hasta nuestros coches he puesto a Ángel al corriente de mis últimos tropiezos en la vida. Mi amigo ha escuchado paciente mis penas sin saber muy bien que decir, aunque me repite una vez y otra vez más que me estoy complicando la vida innecesariamente... si pudiese evitarlo. Al menos a él le van bien las cosas, su sonrisa le delata. Ha tenido suerte con Roberto, empiezo a pensar que en este mundillo bi-homo hay demasiado cabrón suelto... yo debo ser una excepción. Bien, siempre me queda la opción de volver a intentarlo con una mujer... y éso que pensaba que no las entendía. Creo que no se trata de que las mujeres y los hombres no se entiendan, creo que es precisamente el interés sexual lo que hace que dos personas no se entiendan con facilidad... cuando piensas con la entrepierna o con el corazón no es fácil verbalizar un sentimiento y racionalizarlo.

    A las seis y diez he aparcado el coche delante de la Escuela Súnion en la avenida Tarradellas..., ni rastro de Dani. He bajado del coche y me he acercado a la puerta. Empezaba a impacientarme... no me gusta esperar, mejor dicho, no me gusta que me hagan esperar. He revisado mis notas en la agenda. Diez minutos después he perdido la paciencia, así que he cruzado la puerta del edificio y he echado un vistazo en el vestíbulo... ¡quién pudiese volver al Instituto!

    Y de pronto..., una sorpresa... Marc. Cuando ha puesto el pie en el último peldaño de la escalera y ha entrado en el vestíbulo, mi simpático amigo me ha mirado horrorizado, seguramente ha deseado tener una catana y decapitarme allí mismo, pero lo que ha sucedido después ha sido aún más surrealista. Sin vacilar he caminado en dirección a la escalera y cuando Marc estaba apunto de salir corriendo y rehuirme, le he esquivado y me he encontrado de frente con Dani.

    - ¡Ey! No te había visto...

    - Te estaba esperando fuera, pero me he cansado de esperar... -le he dicho con una sonrisa-.

    - ¡Ay! Perdona, es que me he entretenido al salir de clase... pero ya estoy aquí. ¿Has visto a Marc?.

    - Sí, y él a mí... jejeje... se ha asustado...

    - Es un poco paranoico, y total, la mayor parte de la clase se lo imagina... -ha respondido Dani con una sonrisa-.

    - Puede estar tranquilo, no creo que me vuelva a ver el pelo... -he añadido- Bueno, si te apetece nos vamos...

    - Sí, espera... -Dani se ha despedido de sus compañeros y finalmente nos hemos dirigido a la salida-.

    - ¿Tenías este coche la otra noche?

    - No, es nuevo... -he dicho con una sonrisa imbécil mientras nos acercábamos al coche-.

    Cuando iba a rodear el BMW para entrar en él, Dani me ha cogido por el brazo. Casi he podido adivinar sus intenciones cuando me ha mirado fijamente y ha esbozado una de sus enigmáticas sonrisas. Nos hemos besado. Al abrir de nuevo los ojos he sentido clavadas sobre nosotros las miradas curiosas de los compañeros de Dani y de fondo... la cara descolocada de un Marc totalmente fuera de lugar. La vida es justa... pocas veces -pensé-, pero cuando lo es... es muuuuuuuuuuuuy justa.

    Tras pelear con el tráfico de la gran ciudad hemos llegado a casa. Dani ha estado muy calladito durante el viaje. Sólo el roce de sus dedos paseándose por mi pierna me ha dado la certeza de que estaba allí, junto a mí. A pesar de su silencio, he preferido no preguntar..., no sé exactamente por dónde cogerle.

    En casa no había nadie afortunadamente. Mientras Dani entraba en el comedor, he ido a buscar el dichoso libro a mi habitación.

    - Aquí tienes, ya me lo devolverás...

    - Gracias –ha sonreído él-.

    - Cuando has dicho que me lo agradecerías tenía en mente otro tipo de agradecimientos...

    - ¿Ah si?, Como por ejemplo... -No ha completado su frase, nos hemos empezado a besar-.

    Le he sujetado con fuerza por la cintura acercándolo a mí. Me gusta la sensación de abrazar ese cuerpo de 18 años, de sentirle entre mis brazos. No sé, es distinto a lo que había sentido hasta ahora. Hemos caído literalmente sobre el sofá y nos hemos seguido enrollando. Sus dedos jugaban con el cierre de mis pantalones.

    - Hola... -ha dicho la voz de Toni a mi espalda. He deseado que me tragase la tierra en ese mismo instante-.

    - Ho… ho… hola… -he balbuceado-.

    Toni ha entrado con Paul en el comedor, han dejado unas bolsas sobre la mesa y se han metido en la cocina. La cara de mi compañero de piso no podía ser más preocupante. Sólo he deseado que no tuviese que ver con el hecho de encontrarme enrollándome con un chico en el sofá de casa..., aunque bueno, supongo que no he contribuido a alegrarle el día.

    - Será mejor que dejemos los agradecimientos para otro día...

    - ¿El qué?

    - Que será mejor que dejemos los agradecimientos...

    - Vale, vale tío..., tranquilo, ya veo que no es un buen momento...

    - Te llamo y quedamos ¿sí? –Le he dicho al acompañarle a la puerta-.

    - Vale... -ha respondido con una de sus hechiceras sonrisas, es el "efecto Dani"-.

    De vuelta al comedor no he podido evitar escuchar la voz de Toni tras la puerta de la cocina...

    - No, no… no estoy así por eso, a ver... a mí me da igual, lo tengo superado...

    - Ya, superado... pues estabas bien hasta que hemos entrado en tu casa.

    - ¿Bien? No, no estaba bien... estoy cansado de que no dejes de rallarte por el mismo tema... Paul, no puedo dejar el piso ahora...

    - No, lo que pasa es que no quieres…

    - ¡Me comprometí con Carlos!.

    - ¡Joder! ¡Y una mierda! Lo que te pasa es que sigues colgado de él... tenía que haberle partido la cara cuando le he visto...

    - Paul, vete por favor... hablamos luego por el messenger o por teléfono...

    He tenido el tiempo justo para apartarme de la puerta y entrar raudo y veloz en el comedor. Me he sentado en el sofá y me he puesto a hojear, como quien no quiere la cosa, una revista.

    - ¿Ahora lees la Zero? –Ha interrogado Toni en un tono burlesco al entrar en el comedor-.

    - ¡Ah! No, he pillado lo primero que he encontrado...

    - ¿Ya se ha ido el niño que estaba contigo?

    - ¿Niño? –Toni ha asentido- No es un niño, supera la mayoría de edad, es un amigo de Natalia, me ha pedido un libro...

    - Tranquilo, no te había pedido ninguna explicación.

    - Ya...

    - Ha llamado Carlos este mediodía...

    - ¡Joder! Con las ganas que tengo de hablar con él... ¿qué tal está?.

    - Muy bien, enamorado de la ciudad... ha dicho que volvería a llamar...

    - Vale, gracias por trasmitirme el recado –he sonreído-. ¿Qué tal estás tú?

    - Bien...

    - ¿Todo bien con Paul?

    - Todo bien, ¿por qué lo preguntas?

    - Ah, no... por nada, como se ha ido tan pronto...

    - Claro, te ha visito a ti...

    - Lo siento... -he respondido sin saber muy bien que decir-.

    - Más lo siento yo...




    Continuará...
     
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    No se si es lo correcto, sin embargo es muy grande la tentacion, y aunque algunos ya la habran leido tal vez otro no, asi que me dare a la tarea de terminar esta historia
     
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    CAPITULO 82: EL IMPREDECIBLE DANI IBAÑEZ

    Después del roce en mi casa pasaron algunos días sin saber nada de Dani. Personalmente yo era consciente de que nuestros encuentros eran sólo parte de un rollo sin compromisos en el que ninguna de las dos partes podía pedir explicaciones. Aún así, tenerle cerca me resultaba un estímulo perfecto para no pensar en Graham, para relativizar mis sentimientos hacia él… realmente mi interés en Graham era absurdo, y estar cerca de Dani me ayudaba a no olvidarlo.

    Empezaba a impacientarme por el silencio de Dani, así que a mitad de semana, decidí ir a recogerle a la salida de su instituto para hablar con él. Tras despedirme de mis compañeros del Departamento de Penal y de Mers, salí del despacho. Ángel no había venido a trabajar, tenía la gripe, y lo cierto es que me hubiese venido bien poder hablar con él de todo lo que me preocupaba.

    Camino de la avenida Tarradellas volvieron a mi memoria las palabras de la despedida de Carlos y su preocupación por mi estado de ánimo. Joder… necesitaba tanto volver a tenerle cerca y poder contar con él. Su equilibrio, su positivismo, su capacidad para minimizar los problemas… si Carlos no existiese, habría que inventarlo.

    Llegué hacia las seis y cuarto, las puertas del Súnion vomitaban una incesante manada de adolescentes alocados. Casi como si me hubiese leído el pensamiento, Dani apareció entre la multitud. Me dije que debería haberle avisado, pero supuse que le sorprendería gratamente mi visita, suposición errónea… pero eso no lo sabía aún cuando accioné el claxon del BMW. Dani miró hacia el coche y en su gesto se dibujó una extraña expresión entre la sorpresa y la incredulidad. Cuando hubo reaccionado, se despidió de sus compañeros y se acercó al coche.

    -Hola…

    -Hola ¿quieres que te lleve a casa?

    -No, no, gracias… no voy a casa aún –respondió.

    -Bueno, te acerco a donde quieras… -Dani vaciló unos instantes y finalmente entró en el coche.

    -¿Va todo bien? –Su cara no era precisamente de alegría desbordante.

    -Sí, sí… sólo que no esperaba verte…

    -Bueno, hace días que no nos veíamos…

    Dani no respondió, mientras yo ponía en marcha el motor del coche y salíamos del aparcamiento, él rebuscó en su bolsa hasta dar con el libro de Derecho Procesal.

    -Muchas gracias, me ha sido muy útil.

    -No hay de qué… déjalo en el asiento de atrás…

    -Vale.

    -¿Puedo preguntar algo?

    -Bueno, inténtalo –Su respuesta no me gustó.

    -¿A qué viene este distanciamiento? ¿Hay algún problema? -Empezaba a sentir que las ilusiones que había depositado en toda aquello se verían frustradas. Una vez más.

    -¿Distanciamiento?

    -Bueno, ya me entiendes… no has llamado ni nada, y te vengo a buscar y estás en este plan…

    -No, no pasa nada… no tengo ningún problema contigo…

    -¿Con alguien más quizás?

    -No sé… Gracias por venir a buscarme, el metro a esta hora es algo inhumano.

    -Ya… -respondí frustrado por su respuesta.

    Le dejé en Diagonal con Passeig de Gràcia, nos despedimos con un simple saludo y obviamente no pregunté adónde iba ni nada por el estilo. Cuando Dani empezó a caminar paseo abajo, alejándose del coche, me repetí a mí mismo que había vuelto a tropezar una vez más… y esta vez por duplicado. Accioné el reproductor de Cd’s y empezó a sonar "Walking away" de Craig David. Di media vuelta y enfilando de nuevo la Diagonal me dirigí a L’Illa.

    Caminé durante más de una hora por el centro comercial, mirando escaparates sin ni siquiera ser consciente de lo que realmente estaba mirando. Casi me había habituado a sus silencios, a su conversación intermitente, a su misterio… todo formaba parte de esa aureola enigmática que generaba el "efecto Dani", nada era perfecto, pero estaba a gusto con él… y de repente todo se había empezado a torcer. Me repetí a mí mismo que estaba exagerando, que quizás Dani sólo tenía un mal día…

    Estaba revolviendo cd’s en la Fnac de L’Illa cuando alguien me rozó el hombro.

    -¡Hola tío!

    -¡Ah! Hola Jesús… ¿qué tal?

    -Pues nada, que estaba en casa de Ruth esperando a que llegase de currar así que me he venido a echar un vistazo por aquí, a ver si compraba una peli para verla juntos esta noche ¿y tú?

    -He salido de trabajar no hace mucho y he venido a hacer unas compras…

    -Vaya, muy bien… pues me alegro de haber coincidido contigo, la otra noche no tuvimos mucho tiempo para hablar…

    -Ya, es lo que tiene salir de marcha… que se puede hablar muy poco –añadí.

    -Cierto, bueno ¿quieres que tomemos algo y charlamos?

    -Buena idea –respondí.

    Salimos de la Fnac y nos sentamos en una cafetería. Cuando hubimos pedido, Jesús descargó sutilmente la artillería.

    -Un poco callado tu amigo del otro día ¿no?

    -Sí bueno, es que no os conocía apenas…

    -También es verdad… ¿es un amigo tuyo? –Jesús quería hablar del tema pero no sabía como plantearlo.

    -Más o menos, le conocí por Natalia…

    -Ahhhh, entiendo… parecía majo…

    -Jejeje –sonreí- bien, yo también creo que es un chico majo, aunque es bastante extraño…

    -¿Extraño?

    -Sí, no sé… no acabo de entenderle…

    -¿Estáis saliendo o algo? –Jesús disparó de golpe.

    -Jajajaja… -no pude evitar la carcajada.

    -Jejeje… ¿por qué te ríes?

    -Perdona, perdona… es que has sido muy directo, no sé, me ha cogido por sorpresa…

    -Lo siento tío, es que como Toni y tú… en Nochebuena os… os…

    -¿Nos enrollamos?

    -Eso es –respondió él aliviado-. Y luego te vi con este chico… pues no sé… joder tío, que te consideraba mi mejor amigo, y ya no me cuentas nada…

    -Bueno, no es fácil contar algo así…

    -¿Algo así? Si te gustan los tíos, te gustan y punto… soy tu amigo, eso no lo cambia nada…

    -Gracias –respondí con una sonrisa-. De todas formas no ha sido nada fácil… es que no tengo las cosas muy claras aún, y contar algo de todo esto no me parece prudente.

    -¿Las cosas claras?

    -Sí, me refiero a que no sé que es lo que busco en la vida…

    -¿Ya no te molan las tías? Porque con lo ligón que eras tú… -Jesús sonrió.

    -Sí, sí… me sigue gustando las mujeres, aunque no te negaré que últimamente me he centrado más en los…

    -Hombres…

    -Eso es.

    -Bien tío, pues si es lo que te apetece, disfrútalo y no te ralles… seguro que ahora ligas aún más que antes –bromeó.

    -Jejejeje… ligo, sí… pero después las cosas no salen como esperaba… yo soy de los de tener pareja estable, esa es mi situación óptima… pero desde que rompí con Ana… no he tenido mucha suerte…

    -Tranqui, es una época de cambios, además, quizás no has mirado en el lugar correcto, en la persona correcta…

    -Puede ser, pero cuando me fijo en alguien no sé valorar si es la persona correcta o no, además, aunque supiera que no lo es, no cambiaría nada… cuando te cuelgas de alguien pierdes los papeles.

    -¿Te has colgado del chico de Razzmatazz?

    -No, no… no es eso… sólo hablaba en sentido figurado -¿seguro?

    -No te ralles tío, que las malas rachas son pasajeras…

    -Ya, eso me dijo también una amiga… pero la mía está durando mucho…

    -Se positivo –añadió Jesús mientras me daba una palmadita en la espalda.

    -Para que luego digan que las tías son complicadas, pues algunos tíos no se quedan precisamente cortos… -reflexioné.

    -Jejejeje… a ver si te crees que ser bi iba a tener sólo ventajas –bromeó.

    Nos terminamos los capuccinos mientras Jesús me ponía al día de sus planes con Ruth, tienen previsto ir a vivir juntos cuando Jesús acabe la carrera. Es curioso, nadie daba un euro por esta relación cuando empezó, y con el tiempo nos han demostrado a todos que son un ejemplo de equilibrio de fuerzas e intereses.

    -Bueno tío, te tengo que dejar, Ruth debe estar al caer…

    -Bien, ya nos veremos… si quieres te llamo algún día para ir a jugar a tenis…

    -¡Ey! Genial, llámame.

    -Gracias por todo, Jesús…

    -¿¿Gracias por qué??

    -Jejeje… ya lo sabes…

    -No me des las gracias tío ¡soy tu amigo!

    -Eres un tío cojonudo…

    -Y tú, Juan, así que no dejes que nadie, sea él o sea ella, te amargue la vida…

    Después de contarle a Carlos toda la verdad de lo que había pasado en mi vida durante esos últimos meses, no me había planteado contarle a nadie más nada sobre mi sexualidad, quizás porque si realmente era bisexual, no tenía porque hacerlo público. Jesús y Ruth se enteraron por accidente, igual que Ángel y Mers, y todo había sido mucho mejor de lo que jamás me hubiese imaginado. La reacción de Jesús me sorprendió gratamente y ha elevado nuestra amistad a un plano donde está lejos de cualquier amenaza. Los amigos de verdad no juzgan, escuchan.

    Volví a casa con una sonrisa, mi encuentro con Jesús me había puesto de buen humor. Colgué la chaqueta en el perchero de la entrada y fui hacia mi cuarto. La puerta de la habitación de Toni estaba entreabierta, había luz en el interior. Escuché su voz y con total discreción me detuve tras la puerta…

    -¡De verdad que no puedo más! Cuando te calmes hablamos –y luego silencio.

    La puerta se abrió y Toni apareció tras de ella con el teléfono móvil en la mano.

    -¿Qué haces aquí?

    -Vivo aquí –respondí.

    -¿Qué hacías detrás de la puerta?

    -Acabo de llegar… -añadí fingiendo normalidad-. Sólo comprobaba si estabas…

    -Bien, ya lo has comprobado…

    -Ey, tranquilo Toni ¿eh? –Dije intentando rebajar el nivel de tensión.

    -Estoy muy tranquilo…

    -Pues no lo parece…

    -¿Vas a cenar ahora?

    -Sí bueno, creo que Concha ha dejado algo preparado en la cocina…

    -Ya –respondió él sin más.

    -Voy a darme una ducha, si me esperas cenamos juntos.

    -Bien, voy a conectarme al messenger mientras.

    Dejé a Toni en su habitación y entré en la mía. Cuando estaba apunto de entrar en el cuarto de baño, mi teléfono móvil empezó a sonar: Dani Móvil.

    -¿Sí?

    -Hola, soy Dani… -Es curioso ¿por qué hay tanta gente que se identifica cuando llama por teléfono móvil si el dichoso aparatejo ya cuenta con sistema de identificación de llamada?

    -Hola… -respondí sin demasiado énfasis.

    -Oye, perdona por lo de esta tarde… no estaba de humor…

    -¿No me digas? No lo he notado –ironicé.

    -Bien, creo que es mejor que hablemos de todo esto…

    -Tú dirás…

    -No, no, mejor en persona… ¿puedes quedar mañana por la tarde?

    -Bien, supongo que sí…

    -De acuerdo, pues quedamos delante de City TV sobre las siete ¿te va bien?

    -En principio sí, si hay cambio de planes te lo digo…

    -Bien, pues hasta mañana.

    -Hasta mañana, Dani.

    Hay algo que se me escapa de este chico… espero tener muy pronto la solución al "enigma Dani"… detrás de sus silencios, de su sonrisa, de su mirada, hay algo que no llego a entender… Dani, tan especial como impredecible.
     
  •  
    CAPITULO 83: ¿JUGAMOS?

    Al llegar al final de la semana, me presenté en el bufete con energías renovadas para afrontar mi última jornada laboral. Me rondaba por la mente la conversación pendiente que iba a tener esa misma tarde con Dani, pero me repetía una y otra vez que fuese lo que fuese lo que iba a decirme, no iba a afectar a mi estado anímico… Dani era sólo un rollo, un rollo muy mono, pero sólo eso.

    Al entrar en el bufete dibujé la mejor de mis sonrisas para aparentar normalidad, lo último que me apetecía aquella mañana era responder a preguntas sobre mi estado de ánimo.

    -Buenos días Mers –saludé antes de entrar a mi despacho. Mers vino tras de mí.

    -Buenos días Señor Larousse. Aquí tiene el dossier que me pidió, y esta es la lista de llamadas… le han llamado varias veces esta mañana…

    -¿Ah sí? No esperaba ninguna llamada tan pronto…

    -Era el señor Newey… -Mers sonrió estúpidamente.

    -¿Graham? –repetí incrédulo- ¿Teníamos alguna reunión pendiente?

    -No, no… al menos que yo sepa… jejeje –bromeó.

    -Pues si tú no lo sabes, que eres de las que lo sabe todo… -dije con intencionado sarcasmo.

    -Jejejeje… yo sólo soy una discreta secretaria…

    -Sí, lo que me recuerda que tienes trabajo fuera… -bromeé.

    -¿Quiere que le llame al señor Newey?

    -No gracias.

    -Mmmmm… como quiera, si necesita que le llame a alguien estaré fuera…

    -Que pesadita estás con la llamada…

    -Es que creo que harían buena pareja…

    -¡Mers! ¡A trabajar!

    No tenía anotada ninguna cita en la agenda, ni ninguna vista, así que me puse manos a la obra para terminar un artículo para la página web del bufete, otro de los servicios añadidos que pondrá en marcha la agencia del innombrable Graham Newey. ¿Por qué me había llamado? El mal rollo que tenía con Dani hizo peligrar mi firmeza en el tema Graham, aún así decidí no devolverle la llamada.

    A la hora de comer, cuando el tedio redujo la actividad neuronal a un escaso nivel y decidí aparcar el artículo para más tarde, no pude resistir la tentación de llamar a Carlos. No sabía nada de él desde que llamó a casa unos días atrás. Tras aclararme con el número a marcar, esperé paciente…

    -¡Hola! –Dijo una voz al otro lado de la línea.

    -¿Carlos?

    -Sí, sí… soy yo.

    -Te escucho fatal tío…

    -Espera… -una pausa- ya está, he salido a la terraza, es que el trasto este que nos ha proporcionado la empresa va cuando quiere. ¿Qué tal niño?

    -Mmmm... bien, bien… con ganas de verte ya… pero cuéntame mejor tú…

    -Muy bien tío… estamos en un hotel fantástico en el centro, el trabajo va muy adelantado, o sea que nos deja tiempo libre para conocer la ciudad… me estoy enamorando…

    -Jejejeje…

    -Es que es alucinante esta ciudad… ayer me pasé la tarde paseando por el barrio de La Boca, parece de cartón piedra tío…

    -Te veo entusiasmado…

    -Ya te contaré cuando vuelva, y te enseñaré las fotos que hemos hecho por aquí… ¡Oh! Hay una muy buena… delante de la Casa Rosada, ya verás… pero bueno ¿qué tal estás tú?

    -Bien, bien…

    -¿Seguro?

    -Bueno, ya sabes… todo lo bien que se puede estar con una vida como la mía…

    -Mmmm… ¿con Graham todo bien?

    -Prefecto, no le he visto casi…

    -Vaya, que positivo estás…

    -Jejeje… lo intento…

    -¿Él o ella?

    -Mmmmm… que mal pensado eres… jejeje…

    -Jejejeje, bueno, ya me contarás cuando te pille en directo. Por cierto, ¿sabes algo de Valeria?

    -No he hablado con ella, pero la he visto, está bien, tranquilo… -no le dije que era la nueva secretaria de Ricardo para evitarle sufrir innecesariamente. Todo a su debido tiempo.

    -Gracias…

    -¿Cuándo vuelves?

    -Pues antes de lo previsto, en un par de semanas creo…

    -¿¿¿Un par de semanas más???

    -Vaaaaaa, que no queda nada … tú limítate a ser bueno…

    -Lo intentaré… jeje. Cuídate mucho Carlos, ¡y a ver si llamas más a menudo!

    -Cuídate tú también.

    Escuchar a Carlos tan animado con su viaje a Argentina me alegró, le echaba mucho de menos, y saber que estaba bien hacía menos traumático el hecho de no tenerle cerca.

    A media tarde terminé el artículo y se lo llevé a Ricardo para que le echase un vistazo. Antes de entrar en su despacho me detuve a saludar a Valeria.

    -Hola ¿qué tal todo?

    -Hola Juan, bien gracias… ¿vienes a ver a Ricardo?

    -Sí, vengo a que le eche un vistazo a esto –dije alzando la carpeta-. ¿Está ocupado?

    -No, no… me ha dicho que te hiciese pasar cuando vinieses. Creo que quiere hablar contigo…

    -Vaya, cuando un padre dice que quiere hablar con un hijo… puedes esperarte lo peor… -bromeé.

    -Jejeje… seguro que no es nada, Ricardo está de muy buen humor últimamente.

    -Me alegro, pues. Nos vemos luego, Valeria…

    -Juan…

    -¿Qué? –Me detuve.

    -¿Sabes algo de Carlos? Hace varios días que no hablamos…

    -Sí, le he llamado hoy, está muy animado, y ya ves, en dos semanitas más le tenemos aquí… -Valeria sonrió, su cara se iluminó.

    -¿Y me podrías dar el número de teléfono? La empresa aún no se lo había dado la última vez que hablamos… -su carita me conmovió.

    -Claro, claro… -saqué el móvil del bolsillo y le dicté el número de Carlos.

    -Gracias, Juan.

    -De nada, si yo fuera tú, también tendría ganas de hablar con él –añadí con un guiño justo antes de entrar en el despacho de mi padre.

    Valeria me había pedido el número de Carlos con auténtico interés por hablar con él… ese detalle hizo que mis dudas acerca de la idoneidad de Valeria como pareja de mi hermano comenzasen a despejarse. Lo que me sorprendió fue que Carlos no la llamase con mayor frecuencia… ¿qué estaría haciendo mi hermanito en su tiempo libre en Buenos Aires? Mmmmm… que pregunta más absurda, conociéndole, seguro que estaba de vistas culturales.

    -Hola Juan, te estaba esperando…

    -Algo me ha dicho Valeria. He venido a traerte el artículo para la web para que le eches un vistazo.

    -Bien, lo haré luego. Antes quería hablar contigo…

    -Tú dirás…

    -Dos cosas. La primera, recordarte la fiesta que daremos mañana para estrenar la nueva imagen del bufete, te lo recuerdo porque seguro que se te ha pasado por alto y es fundamental que asistas… vendrán clientes muy importantes y otros que pueden llegar a serlo…

    -Pues no lo recordaba, la verdad… pero bueno, si hay que venir…

    -Sí, tienes que venir, al menos un rato, tampoco creo que se alargue mucho… Por cierto, puedes venir acompañado…

    -Bien, pero no veo con quién… -respondí.

    -Como tú veas… -concluyó Ricardo.

    -¿Ya la segunda noticia que ibas a darme?

    -A eso iba… ¿recuerdas que hace unos días te dije que Sara y yo íbamos a daros una sorpresa muy pronto?

    -Como olvidarlo… -respondí-. ¿Está embrazada?

    -No… al menos que yo sepa… jejeje –bromeó.

    -¿Y entonces?

    -Vamos a casarnos.

    -¿¿Os vais a casar?? –Interrogué perplejo.

    -Eso es –Ricardo no podía ocultar su alegría.

    -¡Vaya! Me alegro mucho de verdad –respiré aliviado mientras le daba un abrazo. Al menos Valeria había quedado fuera de sus redes. Los hombres del mundo podían descansar tranquilos ahora que Ricardo iba a estar fuera de servicio.

    -Gracias…

    -¿Y para cuándo será el enlace? Jejeje…

    -Pues para dentro de un mes… ya te iré poniendo al corriente de los preparativos, Sara se encarga de ello.

    -Es una gran noticia, Ricardo. Enhorabuena a los dos.

    Cuando salí del bufete en mi cara se dibujaba un gesto de felicidad incrédula. Mi padre a sus 57 años iba casarse de nuevo con Sara, la ex novia de su hijo. Cuando Ricardo me contó que se había enamorado de Sara, aun viendo el entusiasmo en sus ojos, jamás pensé que lo suyo acabaría en boda. Vivir para ver. Me alegré por ellos al igual que me alegraba por Carlos. Mi hermano había recuperado la ilusión en el sexo contrario de la mano de Valeria y aunque yo desconfiaba inicialmente de ella, lo cierto es que su interés por Carlos me había llegado al alma. Rosa se había mudado a un piso con Eduard y su hijo y parecía que las cosas marchaban. Mi familia tenía proyectos y había reconducido su vida ¿y yo?

    A la hora acordada pasé por delante de City TV en la Diagonal, Dani estaba apoyado en la pared del edificio, leyendo un libro. Me detuve en el lateral de la avenida e hice sonar el claxon. Dani me vio y se acercó al coche.

    -Hola…

    -Hola… sube, lo siento pero no he podido aparcar, empiezo a arrepentirme de haber cambiado de coche –dije cabreado por no haber encontrado una puta plaza de aparcamiento en zona azul donde meter aquella barca de 4,8 metros de longitud… para que luego digan que el tamaño no importa.

    -Tranquilo, no pasa nada, si quieres vamos a algún sitio –dijo Dani mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.

    -Sí, a un sitio más tranquilo…

    No sabía lo que Dani iba a decirme aquella tarde, pero en cualquier caso prefría que no lo hiciese en un café atestado de gente. Mejor buscar un sito tranquilo para aparcar el coche y poder charlar. Y entonces se iluminó una idea en el interior de mi saturado cerebro. No era fácil llegar hasta allí, pero el lugar merecía la pena.

    Unos 40 minutos, un atasco y dos tentativas de impacto lateral después, llegamos al sitio que la ocasión requería. Tranquilo y totalmente despejado. Aparqué el coche en el arcén de aquella carretera casi desierta y salimos del coche.

    -La vista es espectacular… -dijo Dani mientras observa la ciudad aparentemente vacía a nuestros pies. Del equipo de música del BMW salía la punzante melodía de la canción "My Immortal" de Evanescence.

    -¿Y de la Torre que me dices? –Dije señalando la majestuosa Torre de Collserola que se erguía poderosa y desafiante a nuestra espalda.

    -Genial, nunca había subido hasta aquí arriba… venir hasta Collserola no es precisamente fácil y menos si no tienes coche.

    -Bien, ¿de qué querías hablarme?

    -Ah… sí… pues siento haber estado tan distante estos últimos días… es que no sé…

    -¿No sabes?

    -No…

    -¿No sabes a qué se debía tu distanciamiento?

    -Bueno… digamos que prefería darnos un poco de tiempo y espacio para no confundir las cosas…

    -¿Confundir las cosas? –Dije yo imaginando por donde iba, pero prefría que lo dijese él mismo.

    -Bueno, quiero decir… que sólo nos hemos enrollado… No sé, me parecía que debía aclararlo antes de que alguno de los dos se colgara o confundiese las cosas…

    -Ya bueno, si crees que hacía falta aclararlo…

    -Sí, bueno… es que yo ahora mismo no busco nada serio… quiero ir a mi rollo, estar libre para hacer lo que quiera… jugar si me apetece…

    -Ya… escuchándote parece que estés saliendo de una relación o algo parecido…

    -Mmmm… -Dani vaciló y agachó la mirada.

    -¿Estás saliendo con alguien?

    -Sí, bueno… no…

    -¿Sí o no?

    -No sé… estaba saliendo con un chico… pero nos hemos dado un tiempo…

    -Ya, entiendo –dije absolutamente confundido- ¿Y tú tienes intención de volver con él?

    -No sé… aún significa mucho para mí… pero no lo tengo claro, por eso quiero estar solo y hacer lo que me apetezca…

    -Bien, entiendo…

    -¿Sí? –Su expresión fue de sorpresa, posiblemente porque no creía que nadie le pudiese entender cuando ni él mismo sabía lo que quería.

    -Más o menos…

    -Y bueno… ¿tú como lo ves?

    -Bien, bien… lo respeto, yo no me había colgado ni nada –mentí- y agradezco que hayas dejado las cosas claras, pero no entiendo por qué no me dijiste antes que tenías novio…

    -No sé… tampoco me lo preguntaste… -Su respuesta no me gustó, sonó prepotente y desafiante.

    -Bueno, supongo que no se me pasó por la cabeza…

    -No sé, siento no haberlo aclarado todo desde el principio… por eso dejo en tus manos lo de seguir con el rollo o no…

    -Bueno –dudé- no sé…

    -Creo que no te esperabas que te dijese esto…

    -No sabía que esperar de ti –respondí-. Bueno, sabía que todo esto era un rollo y tal… pero como no sabía que estuvieses colgado de alguien pues quizás no sé… tenía ciertas expectativas…

    -¿Expectativas? –Preguntó él sorprendido.

    -Sí bueno, sabía que esto era un rollo, pero pensé que podía ir a más, que podíamos estar enrollados, es decir, un rollo más frecuente… ¿entiendes? –Ni siquiera sabía porque estaba siendo tan sincero con él, pero ver como se hundía ante mis ojos una nueva oportunidad de ser ligeramente feliz hizo que mis defensas se esfumaran.

    -Entiendo… no sé, quizás yo también lo esperaba… pero por ahora es mejor no pensar en ello, quiero aclararme antes de tomar ninguna decisión…

    -Entiendo… -sonreí descolocado.

    -Pues ahora tú dirás si quieres seguir jugando y lo dejamos aquí… -Dani me devolvió la sonrisa.

    Dieciocho años, físico de adolescente bien desarrollado pero sin exageraciones, moreno… físicamente bastante común, pero poseedor de una sonrisa, una mirada y un encanto que se encuentran pocas veces en la vida reunidas en la misma persona. Una sonrisa envenenada, una mirada opaca para mí y un encanto cuyos riesgos empezaba a sufrir. Le miré fijamente a los ojos sin captar el más mínimo atisbo de sentimiento en ellos. Para Dani aquello sólo era un juego, pero para mí aquella tarde sólo había dos opciones: o seguir jugando o estar solo otra vez. Me acerqué y le besé en los labios.

    -¿Jugamos?

    -Me justa jugar… -sonreí y él me devolvió la sonrisa, aunque esta vez me pareció menos sincera que nunca. Jugar y asumir los riesgos… de eso se trata ¿no?
     
  •  
    CAPITULO 84: LA GRAN NOCHE

    -¿Te ha dicho eso y le has besado? ¿Le has dicho que sí? –Interrogó Ángel mientras tomábamos asiento en la cafetería del bufete, en el hilo musical sonaba "Puede ser" de El Canto del Loco y Amaya Montero.

    -Sí.

    -¿Sí? ¿Sin más? ¿Dani te dice que tiene un medio novio y te pide "por tu bien" que no te cuelgues de él, y tú te limitas a besarle y a decirle que quieres seguir liándote con él?

    -Estoy a gusto con Dani.

    -Te estás colgando… -sentenció Ángel-. ¿Cómo se explica sino que un tío como tú acepte los jueguecitos de un crío?

    -No me estoy colgando, soy muy consciente de que Dani puede ser más o menos divertido en la cama, pero jamás pensaría en él como mi pareja ni nada por el estilo. No tenemos nada en común y sé que es de ese tipo de gente con la que no puedes contar…

    -Pues entonces no veo porque debes seguir liándote con él. Cada encuentro sexual entre vosotros complica un poco más las cosas, es inevitable… especialmente si expones tus sentimientos…

    -Me divierto con él ¿tiene algo de raro? –Repliqué empezando a impacientarme.

    -Quizás como pasatiempo está bien liarte con un crío morboso, pero te conozco y sé que no es sólo eso. Juan, mírate… podrías ligarte a quien te diese la gana…

    -¿A quién me diese la gana? –Solté airado-. El primer tío del que me colgué acabó proponiéndome un trío y aplastando todo lo que algún día sentí por él. Después tropecé con un par de adolescentes paletos, uno de los cuales acabó por convertirse en un paranoico que me ha amargado estos últimos meses. Después llegó el indomable Graham Newey, un prepotente y superficial que es incapaz de pensar en otra cosa que no sea su propio placer. Y finalmente el impredecible Dani… No tengo a quien quiero, Ángel. Mi problema es que nunca tengo a nadie…

    -Quizás por que te equivocas de persona…

    -Quizás, pero son las personas por las que he sentido algo. Aún sabiendo que me equivoco una vez más, me apetece disfrutar del momento…

    -Espero no tener que decirte "te lo dije". Ojalá esta vez sea diferente… pero sigo pensando que has centrado tus aspiraciones en personas que realmente no merecían la pena… y por el camino has dejado a otras que de verdad la merecían…

    -No escoges la gente por la que sientes algo, ojalá pudiese arrancarme los sentimientos, pero las cosas no son tan sencillas, al menos no para mí…

    -No son sencillas, no, pero si te las complicas tú solito, después no te lamentes. Repetir con Dani es una mala idea…

    -Te he dicho que quería verte para hablar contigo, no para que me echases una bronca…

    -Lo siento, pero no puedo decirte lo que quieres oír, no estaría siendo sincero…

    Nos terminamos el café en silencio. Le había pedido a Ángel que nos tomásemos un descanso para charlar un rato, pero en contra de lo que esperaba, hablar con él no me hizo sentir mejor. Quizás porque escuchar de su boca que me estaba volviendo a equivocar me hizo sentir especialmente mal.

    Pero algo me decía que aquel no iba a ser el único mal momento de la tarde. Cuando volví a la oficina, nada más salir del ascensor, vi que Mers estaba hablando en la puerta de mi despacho con un chico que me resultaba muy familiar.

    -¿Qué haces aquí? –Interrogué cuando estuve a su lado, Marc no me había visto llegar.

    -Quería hablar contigo…

    -Lo siento, estoy ocupado… -respondí harto de sus tonterías.

    -Vas a escucharme –Marc alzó la voz.

    -¿Qué quieres?

    -Cómo has podido liarte con Dani…

    -No sé… no creo que tuviésemos ningún contrato de exclusividad tú y yo…

    -Eres un cabrón –respondió Marc con les mejillas encendidas.

    -Mira Marc, no me toques los… tú y yo no tenemos nada, nunca lo hemos tenido… y estoy harto de liarme con un paranoico que ve fantasmas por todas partes. No tengo porque darte ninguna explicación sobre por qué me he liado con Dani. Lo mejor que puedes hacer es salir por esa puerta y olvidarte de mí…

    -Os merecéis, chaval… Dani y tú os merecéis… cuando le conozcas sabrás que tienes muchas más cosas en común con él de las que te imaginas…

    -Eso ya no es problema tuyo –me giré camino de la puerta de mi despacho-. Mers, el señor Busqué se marcha ya, si eres tan amable acompáñale al ascensor.

    Cuando cerré la puerta tras de mí, respiré aliviado. Quizás había sido demasiado duro con él, pero después de montarme un numerito delante de mis compañeros de trabajo… ¿qué podía hacer? Sonreí… Marc salía de mi vida. Estaba harto de sus paranoias, de sus jueguecitos, de sus tonterías… harto de él. Un precio demasiado alto para una simple mamada en el coche.

    Intenté hacer un esfuerzo para concentrarme y me puse a trabajar. Debía preparar la defensa de un caso con Ángel, pero prefería no recurrir a su ayuda una vez más… definitivamente no era mi tarde. Justo cuando abrí el documento en el ordenador, mi teléfono móvil empezó a sonar: Dani Móvil.

    -Hola Dani…

    -¡Ey, Hola!

    -¿Cómo va todo?

    -Bien, bien… te llamaba para preguntarte si querías venir esta noche a una fiesta que da una amiga mía en su casa, aquí en Barcelona…

    -Mmmm… -dudé- Verás, es que tengo que asistir a la fiesta que damos el bufete…

    -Ahhh… bueno, bueno, no pasa nada, otra vez será…

    -Espera, espera… no he dicho que no. Supongo que puedo pasarme en cuanto haya terminado con esto, no creo que dure mucho…

    -Bien, nosotros estaremos en casa de esta chica toda la noche, si quieres apunta la dirección y te pasas después de tu fiesta…

    -Bien, anoto la dirección. Cuenta con ello, seguro que me escapó. De todas formas te llamaré cuando salga para allá.

    -Perfecto, toma nota…

    El resto de la tarde fue sin duda mucho mejor, en parte gracias a la llamada de Dani. Con una sonrisa pintada en mi cara, salí del despacho en dirección a casa para ducharme y cambiarme de ropa. Volvía a ilusionarme con verle. Sonaba incluso ridículo viniendo de mí, pero era incapaz de evitar aquella sensación… verle, besarle, acariciarle… dejar de sentir aunque fuese por una horas esa sensación de soledad que arrastraba desde hacía algunas semanas y que se había agravado desde que Carlos se fue a Argentina.

    -Jugar y asumir los riesgos –me repetí mientras avanzaba con el BMW por una Diagonal abarrotada de coches.

    En casa tomé un baño relajante, me hundí en el agua templada con espuma. Me abstraje por un tiempo difícil de delimitar… podían haber sido horas o minutos, en cualquier caso, cuando volví a poner los pies en el suelo, me sentía renovado.

    Me afeité, me retoqué el entrecejo con unas pinzas y me apliqué una crema hidratante. Entré en el vestidor y escogí la ropa que iba a ponerme: slip D&G, pantalones negros de pinzas de Caramelo, camisa de Armand Bassi y zapatos de piel negra de Emporio Armani. Volví al baño para peinarme. Me sequé el pelo y con un poco de cera fijé el acabado final.

    Se estaba haciendo tarde. Le dejé una nota a Toni diciéndole que no vendría a dormir (o al menos eso esperaba). Cogí mi chaqueta de piel de Versace del armario, las llaves del coche en un bolsillo y el móvil en otro, y salí de casa.

    Cuando llegué al bufete debían de ser las 10. En el lobby habían colocado varias mesas con bandejas de aperitivos, canapés, copas de cava, etc… Las puertas de la Sala de Proyecciones estaban abiertas y la gente empezaba a tomar asiento. Graham esperaba paciente junto a Ricardo y Roberto en el escenario, bajo la pantalla gigante donde estaba proyectado el nuevo logo del bufete.

    En honor a la verdad, no escuché ni una de las intervenciones en aquella presentación. No podía alejar de mis pensamientos mi cita con Dani. Después de su declaración de intenciones no estaba seguro de cómo iba a ir la noche, pero al menos me tranquilizaba no sentir nada por Graham. Le observé mientras hablaba… y me alegré de no esperar que sucediese nada con él.

    Abandoné la Sala de Proyecciones antes de que Ricardo terminase su intervención. Cogí una copa de cava y me detuve frente a los ventanales de la entrada. Le vi acercarse en el reflejo del cristal.

    -Vaya, veo que no estas muy entusiasmado con la nueva imagen de la empresa…

    -¿Por qué llegas a esa conclusión? –Repliqué.

    -No sé, has salido de la sala antes de que Ricardo terminase de hablar.

    -Ya, pero es que lo que vaya a decir Ricardo ya lo he oído antes… es mi padre. En cuanto a la nueva imagen, has hecho un trabajo magnífico… si fueras tan profesional y formal para todo… -dije con sarcasmo.

    -Jejeje… -Graham sonrió-. Bien, me aplico los mismos criterios de eficacia en todas las facetas de mi vida, aunque quizás no has tenido demasiado tiempo para descubrirlo…

    -Quizás, pero no dependía sólo de mí…

    -Bueno, la noche es muy larga ¿no?

    -Mucho, pero no estaré aquí para que me demuestres tu eficacia…

    -¿Te vas?

    -Me iré dentro de poco, he quedado… -añadí con una sonrisa. Casi sentí un orgasmo al pronunciar aquellas palabras.

    -Bien, me alegra saber que has superado nuestros encuentros…

    -¿Superado nuestros encuentros? –Repetí perplejo-. No había nada que superar –mentí-, sólo superas a las personas que te dejan huella…

    -Me alegro… aunque no te negaré que me hubiese gustado que las cosas entre nosotros fuesen de otra manera, creo que el problema fue que no empezamos con buen pie…

    -Tarde, Graham… demasiado tarde… -Mi sonrisa era insultante. Deseé en aquel momento no tener que arrepentirme jamás de aquellas palabras.

    Dejé a Graham junto a una de las mesas y me perdí entre la gente. Mi sonrisa era de una felicidad estúpida. Me había sentido tan poderoso rechazándole que estaba casi borracho de orgullo. Después de todo, Graham parecía haberse dado cuenta de que hubiese sido interesante conocernos mejor fuera de la cama. Pero nada de todo eso me importaba aquella noche.

    -¡Hola! –Me gritó Mers mientras se colgaba de mi brazo. Estaba junto a Ángel.

    -Hola, chicos.

    -Bueno, bueno… ¿qué ven mis ojos? ¿Y esa carita de felicidad a que se debe? –Interrogó Mers.

    -A nada en especial, trabajo en un sitio genial y estoy rodeado de gente estupenda –les abracé y les atraje hacia mí- ¿qué más puedo pedir?

    -Jejeje… ¿cómo se llama el afortunado? –Replicó mi secretaria. Ángel sólo sonreía.

    -¿Por qué deduces que es él y no ella?

    -Bueno… es lo que tiene ser gay –bromeó ella.

    -Yo no soy gay… soy polisexual… jejeje… -repliqué.

    -¿Te molan sólo los polis y otros cuerpos uniformados? –Añadió Ángel.

    -Jejejeje… estáis tontos los dos… paso de vosotros… digáis lo que digáis hoy será una gran noche…

    -¡Uy! Por su carita diría que será "La Gran Noche"…

    -Mers, ese vestido te sienta muy bien… -respondí con una sonrisa.

    -Vale, vale… no me lo cuente señor Garage, pero lo descubriré…

    -El día que pronuncies bien mi apellido te contaré de quién me he enamorado… jejeje –bromeé.

    -¿Podemos hablar un segundo? –Ricardo estaba tras de mí y en su cara no se reflejaba precisamente la felicidad que hubiese sido propia en un acto tan importante para él como aquel.

    -Sí, claro. Nos disculpáis… -añadí dirigiéndome a Ángel y a Mers.

    Ricardo cruzó el lobby y entró en uno de los ascensores, le seguí. Nos detuvimos en la primera planta. Aún no había abierto la boca y yo no me atrevía a preguntar. Salimos del ascensor y se detuvo en el hall de la primera planta.

    -Hay algo de lo que quería hablarte…

    -Tú dirás…

    -Verás, esta mañana te he visto hablando en la puerta de tu despacho… -se detuvo.

    -¿Y? No sabía que hablar tenía penalización en esta empresa…

    -Bien, no estabas hablando, estabas discutiendo –entonces empezaron a temblarme las piernas, empecé a entender a qué se refería Ricardo-. Estabas con un chico muy joven…

    -Bien ¿y qué tiene de especial? –Intenté aparentar normalidad.

    -¿Quién era?

    -Un amigo de mi ex novia…

    -¿Y que hacía montándote una escenita delante de tus compañeros?

    -Ha venido… ha venido a… -intenté justificarme- quería hablar conmigo de Natalia y nos hemos puesto nerviosos…

    -Si hay algo que he aprendido en el ejercicio de esta profesión es a distinguir cuando alguien está mintiendo…

    -No miento –la cara me ardía, me temblaba el pulso y por dentro me sacudían descargas de frío que me recorrían la columna vertebral… mi cara debía ser todo un poema.

    -Me gustaría creerte…

    -¿Y si hubiese venido por otro motivo? ¿Cambiaría algo? –Aquello fue como un grito de liberación de mi conciencia, fue casi un acto de rebeldía… se trataba de mi vida.

    -¿Te gustan los chicos?

    -Yo he preguntado antes…

    -Tu respuesta contestará a las dos preguntas…

    -No la necesitas, ya tienes tu respuesta… ya me has juzgado…

    -Quiero escucharlo de tu boca…

    -¿Para qué? ¿Para joderme? ¿Para hacerme sentir mal?

    -Me has decepcionado…

    -Si querías una fotocopia del "Gran Ricardo" te has equivocado… soy mucho más que tu reflejo…

    -No eres nadie… ni siquiera tienes valor para asumir tus decisiones… nunca te parecerás a mí…

    -No quiero parecerme a ti… tú no eres modelo de nada…

    -El lunes alguien se ocupará de tu trabajo pendiente, no quiero que vuelvas al bufete hasta que no tengas una explicación que darme…

    -No cuentes con ella… es más, no cuentes conmigo…

    -Vuelves a decepcionarme… -repitió.

    -Quizás yo no sea el hijo que esperabas, pero tú tampoco eres el padre que yo hubiese deseado.

    Cuando los neumáticos del BMW se deshicieron en contacto con el asfalto a la salida de la rampa del parking, el estruendo fue ensordecedor. Camino de la dirección que me había dado Dani las lágrimas salían solas, una detrás de otra, sin detenerse… Ricardo el ejemplo de tolerancia que tenía amigos y empleados gays, me montaba un sumarísimo consejo de guerra para juzgarme por mis pecados, mejor dicho, por mi pecado, mi único pecado… mantener relaciones homosexuales. Se sentía decepcionado por no haber logrado un hijo a su imagen y semejanza… yo en cambio maldije cada una de las cosas que tenía en común con él. No iba a ser fácil entendernos, especialmente porque yo no estaba preparado para dar explicaciones… ni siquiera tenía explicaciones para mí mismo, para tranquilizar mi conciencia. Pero el problema de fondo no era mi sexualidad… Ricardo nunca me había escuchado, nunca me había dejado tomar mis propias decisiones, jamás se había preocupado por entenderme… ¿por qué iba a darle ahora una explicación? Para que alguien te hable debes estar dispuesto a escuchar, si no ¿de qué sirven las palabras?
     
  •  
    CAPITULO 85: RATAS

    Llamé al portero automático y tras unos segundos, la puerta del portal se abrió. Me repetí que no debía dejar que la bronca con Ricardo me arruinara la noche. La casa estaba en Ciutat Vella, era un edificio bastante antiguo, en su escalera habían quedado marcados los años y los pasos. Subí hasta el segundo, la puerta estaba abierta. Entré. El ambiente estaba cargado, el inconfundible olor que se respiraba en aquella casa delataba que sus invitados habían estado fumando algo más que tabaco. Cuando estaba a punto de ser arrastrado por la gente que iba de un lugar a otro por el pasillo, apareció una chica rubia de sonrisa impecable.

    -¡Hola! Tú debes ser el amigo de Dani… ¿no?

    -Sí…

    -Yo soy Raquel…

    -Encantado Raquel –añadí mientras nos dábamos dos besos-. Yo soy Juan.

    -Pasa, pasa… vamos a buscar a Dani…

    -¿Vas a clase con él? –Interrogué a voces mientras la seguía

    -No, no… yo ya estoy en la uni, A Dani le conozco del conservatorio…

    -Ah…

    Entramos en un salón muy amplio. Había gente bailando en el centro de la sala al ritmo de la música que salía de dos altavoces gigantes situados a ambos extremos de la habitación. Gente sentada en los dos destartalados sofás, gente alrededor de una gran mesa repleta de platos con patatas fritas, sándwiches, aperitivos… y alcohol, mucho alcohol… alcohol y gente por todas partes.

    -Mira, ahí está Dani… -Raquel señaló con su mirada al grupo que estaba bailando en el centro de la habitación.

    El impredecible Dani Ibáñez estaba bailando muy cerca de una chica pelirroja de capacidad pectoral exagerada, mirada boba y sonrisa fácil, cuando me vio esbozó una de sus envenenadas sonrisas y se acercó a mí.

    -Hola, me alegro de que hayas venido… -sus ojos brillaban bajo los inconfundibles efectos de la maría y el alcohol.

    -Bueno, te dije que vendría… -respondí con una sonrisa-. ¿Todos estos son amigos tuyos?

    -No, no… hay gente de clase, pero muchos son amigos de Raquel… no les conozco…

    -Vaya, pues creo que a tu amiga se le ha escapado la fiesta de las manos…

    -Ven, vamos a servirnos algo…

    Dani me arrastró del brazo camino de la mesa de las bebidas. Posiblemente la calefacción estaba apagada, pero el calor humano convertía aquella casa en una especie de hervidero, de nido de animales amontonados, tan cerca los unos de los otros que elevaban la temperatura hasta rayar lo infernal.

    -Ten, prueba –me dijo Dani tendiéndome un vaso con un líquido verde en su interior…

    -¿Qué es? –Interrogué con una mueca de rechazo al probar aquel mejunje de elevada concentración alcohólica y olor a anís.

    -Absenta…

    -Vaya, la bebida de los bohemios… -respondí.

    -Como en "Moulin Rouge" –Dani esbozó una sonrisa.

    Con los vasos en la mano nos hicimos un hueco entre la gente y empezamos a bailar. De nuevo su mirada tímida y una intermitente sonrisa que volvían a desconcertarme. Sonaba "Toxic" de Britney Spears. Decidí no darle más vueltas a la actitud de Dani y disfrutar de la fiesta, algo complicado cuando no dejan de darte codazos y pistones.

    -¡Hola chicos! ¿Qué hacéis? –La pelirroja que estaba bailando con Dani instantes antes nos asaltó de imprevisto.

    -Esta es Julia…

    -Hola, soy Juan –respondí mientras intentaba esquivar sus pechos y alcanzar sus mejillas para propinarle dos besos.

    -¡Ey! Si bebes absenta, verás hadas verdes… -dijo ella divertida-. Yo hadas no he visto, pero hay cada tío en esta fiesta que me haría ver las estrellas… jajajaja.

    Intenté reír su ocurrencia sin dejar de observarla perplejo. Aquello eran dos pechos inmensos que ocultaban tras ellos a una chica falta de cualquier encanto y gracia…

    -¿Dónde están los demás?

    -Están en una habitación, van a jugar a adivinar… -respondió ella entre risitas.

    -¿Quiénes son los demás? –Interrogué.

    -El resto del grupo… ven, vamos… te los presentaré.

    Seguimos a la Julia que iba abriéndonos paso con su doble airbag frontal. Salimos del comedor arrastrándonos por aquella especie de ratonera a escala humana. En el pasillo había gente bailando, incluso algunos estaba tirados en el suelo o bien liándose entre ellos o bien liando porros. Cuando pensaba que iba a morir asfixiado, Julia abrió una puerta a mitad del pasillo y entramos en una habitación. Tuve que acostumbrar la vista a la penumbra. La única fuente de luz en aquella habitación era una lámpara de lava roja.

    -Chicos, este es Juan, un amigo… Juan, estos son Dafne, Alex, Roger y Laura, a Julia ya la conoces.

    -Buenas… -saludé.

    -Venga, ya estamos todos… ¿empezamos? –Dijo Laura con una carita de niña juguetona y unos ojillos vidriosos por los petas que se había fumado ya.

    -¿De qué va el juego? –Pregunté.

    -Una chorrada… -añadió Alex.

    -Tú calla que ya has dicho que no juegas. Mira Juan, la cosa es que le vendamos los ojos a uno de nosotros y tiene que adivinar quién le está dando un pico… -respondió Laura divertida- ¿Te apuntas?

    -Bueno, no sé… -todo aquello me parecía una gran estupidez, había venido para estar con Dani, no para vivir una regresión a mis juegos de instituto.

    -Va, anímate… si te equivocas tienes que beberte un chupito de absenta –añadió Julia señalando la botella y los vasos que había junto al colchón donde estaban sentados.

    -Bien… -respondí.

    Dafne escribió nuestros nombres en unos papelitos. La primera persona que iba a tener los ojos vendados sería Dani. Julia se los cubrió con un pañuelo. Me desabroché los puños de la camisa y me remangué, empezaba a sentirme mareado por el calor y el humo. Dafne escogió otro papelito… la primera en besar a Dani sería Laura.

    -Mmmm… ¿Julia? -Interrogó Dani al recibir el primer beso.

    -¡Ohhhhhh! No, era Laura… -Respondió Julia, Dani se levantó la venda y se bebió de un trago el vaso que le había acercado Dafne.

    Seis besos no acertados y seis vasos de absenta después, el mundo de Dani empezaba a dar vueltas. Su voz trémula y sus ojillos casi cerrados delataban que aquella no iba a ser nuestra gran noche juntos a no ser que superase su cercano coma etílico.

    -Va, te toca a ti Julia –dijo Laura mientras leía su nombre en otro papelito.

    Le vendó los ojos a esa especie de cordillera pirenaica con piernas y el juego empezó de nuevo. Personalmente yo empezaba a estar harto de estar tirado en un colchón en una habitación diminuta. Alex se plantó en aquel momento y salió de la habitación. Otro papelito… Dani iba a besar a Julia alias la "Dobleboom".

    -¡Ay! No sé… ni idea ¿puedo probar otra vez? –Soltó ella divertida tras el primer beso de Dani.

    Y claro, Dani repitió… primero un nuevo roce en los labios, pero cuando la ninfómana de exuberantes mamas le sujetó por las caderas y empezó a abrir su boca y a sacar a aquella especie de filete empanado que tenía por lengua, Dani correspondió al beso y empezaron a darse un morreo ante la mirada atónita de los que hasta aquel momento seguíamos jugando a aquel, al menos en apariencia, inocente juego.

    -Dani, es Dani… jejeje –rió divertida la muy puta mientras se quitaba la venda y volvía a clavarle la lengua hasta la campanilla.

    -No vale, le has visto… -añadió Laura entre risas.

    -Bueno, pero así es más divertido… -Replicó ella soltando una sonora carcajada-. ¡Ey! ¿Por qué no nos liamos los unos con los otros?

    -Sísísísí… ¿te apetece? –Me preguntó Laura con una sonrisa mientras me rodeaba con sus brazos.

    -No, no… -dije mientras me levantaba del suelo-. ¿Tomamos algo fuera? –Interrogué clavando mi mirada en Dani.

    -Noooooooo… Dani se queda aquí conmigo –respondió Julia mientras se sentaba a horcajadas sobre su entrepierna.

    -Jejejeje… -él se limitó a esbozar una sonrisita alcohólica y a mirarme con ojos de fingida candidez.

    Sin añadir una sola palabra más, salí de la habitación. Sonaba "Crying at the discoteque" de Alcazar. Me temblaban las piernas. Sentí que empezaban a arderme literalmente las mejillas cuando recorrí de nuevo el pasillo en dirección a la puerta sin dejar de mirar atrás. En aquellos instantes aún tenía la esperanza de ver salir a Dani de la habitación y venir en mi búsqueda. Pero no sucedió, ni entonces ni en los eternos segundos que tardé en alcanzar la salida de aquella inmensa ratonera. El olor a porro, a tabaco, a sudor… a sexo… se mezclaban en mi nariz saturando mis fosas nasales. Olía a rata… aquella casa olía a rata… el penetrante olor a rata enferma lo invadía todo. Yo mismo olía a rata… yo mismo era una más de ellas… todas corrían en una u otra dirección… con sus largos rabos rozándose, con sus bigotes peludos olisqueándolo todo, con sus patas asquerosas pisando el mismo suelo, llenándolo de inmundicia y de mierda. Una noche fantástica se había convertido en una gran mierda. Estaba sudando. Cuando cogí la chaqueta del perchero de la entrada alguien me rozó el brazo.

    -¿Estás bien? –Preguntó Dafne a mi espalda.

    -Pocas veces me he sentido peor en mi vida… pocas veces he sentido tanta pena y tanto odio por la misma persona…

    -Dani es muy extraño, nunca sabes cómo va a reaccionar…

    -Eso no le justifica…

    -Ya…

    -Para él su vida debe ser un ejemplo de modernidad y placer instantáneo sin sentimiento… para mí, su vida es una ratonera llena de mierda…

    -¿Quieres que le diga algo de tu parte?

    -No hace falta, no lo entendería… las ratas no hablan.

    Salí del portal topándome con una helada cortina de agua. Caminé sin levantar la vista del suelo hasta donde había aparcado el coche. No hubo lágrimas, no podía llorar. Sentía rabia, un odio incontrolado hacia Dani. Me sentía engañado, timado, avergonzado por haber ido hasta esa fiesta y haber hecho el ridículo por un estúpido e inmaduro crío de 18 años. No me sentía ni herido, ni rechazado, no sentía dolor porque las cosas con él no hubiesen sido como esperaba… simplemente le odiaba, el odio lo ocupaba todo.

    Entré en el BMW y me acomodé en el asiento mientras arrancaba el motor y seleccionaba la temperatura en el climatizador. Casi de repente empecé a sentirme solo… necesitaba hablar con alguien de todo aquello. Carlos volvía a hacerme más falta que nunca aquella noche. Mi teléfono móvil vibró… había recibido un mensaje:

    "Q tal todo? Yo estoy en tgn, aburrida… a ver si quedamos, la semana q viene estaré en bcn. Besos. Byeeeeeee!"

    Y entonces sentí la necesidad de hablar con ella. Busqué su número en la agenda y la llamé.

    -¡Hola!

    -Hola Ari, ¿te he despertado?

    -No, no.. que va, estaba viendo una peli que he alquilado, es que con este tiempo no tenía ganas de salir…

    -¿Podemos vernos?

    -¿Ahora? –Preguntó ella sorprendida.

    -Necesito hablar con alguien… -un nudo en la garganta me impedía casi hablar.

    -¿Ha pasado algo?

    -Han pasado muchas cosas…

    -Bien, yo estoy sola en casa, ven si quieres, claro…

    -Entonces en menos de una hora nos vemos…

    Arranqué el motor del BMW y salí del aparcamiento. Seleccioné un Cd y empezó a sonar "You Think You're A Man" de Full Frontal.



    You think you're a man
    but you're only a boy
    You think you're a man
    you are only a toy.
    You think you're a man
    but you just couldn't see
    You were not man enough to satisfy me.
     
  •  
    CAPITULO 86: ARIADNA Y UN CRISTAL HELADO

    En el ascensor seguía teniendo la misma sensación de rabia… había pasado más de una hora desde que salí de la fiesta y nada dentro de mi cabeza se había calmado. Las puertas se abrieron de nuevo en el séptimo piso. Ariadna me esperaba con la puerta abierta.

    -¿Cómo estás? -Me susurró mientras me rodeaba y me apretaba fuerte… aquel abrazo era justamente lo que necesitaba. Entones mis lágrimas empezaron a caer.

    -Mal… muy mal –musité con la cabeza apoyada en su hombro.

    -Ven pasa, hace frío fuera.

    Ariadna me llevó de la mano hasta el comedor de su casa, la calefacción estaba puesta y el frío que había pasado del coche a su casa me pareció entonces casi una anécdota. Nos sentamos en el mismo sofá, muy cerca el uno del otro. Sujetó mis manos con las suyas…

    -Esto no puede seguir así… no hago más que complicarme la vida… y lo peor de todo es que sabía que pasaría algo así…

    -¿Algo cómo qué?

    -Dani me ha invitado esta noche a una fiesta y tras ignorarme por completo se ha acabado liando con una puta ninfómana delante de mis narices…

    -Joder… que cabrón… -soltó Ari apretándome con fuerza de las manos.

    -Ya ves… -balbuceé.

    -Ey, ey… nada de llorar por un crío gilipollas, Juan. Podía ser un buen pasatiempo, pero te mereces alguien mejor…

    -Si bueno, ¿alguien como Graham? –La sensación de arrepentimiento se apoderó de mí- poco antes de que pasase esto con Dani, he manado a Graham a la mierda…

    -¿A la mierda?

    -Sí, se ha acercado para hablar cuando nos hemos encontrado en el bufete y yo le he ignorado por completo…

    -Mmmm –Ariadna vaciló, supongo que ante tanto error no sabía muy bien que decirme-. Bien, seguro que puedes aclararlo con él…

    -Aclararlo equivale a arrastrarme…

    -No tiene porque, puedes acercarte a él con naturalidad… si Graham tenía interés por ti esta noche, lo seguirá teniendo mañana, no lo dudes…

    -¿Por qué tienen que irme las cosas de esta manera? –Mi voz sonaba a queja, a lamento…

    -Hombre, muchas cosas de las que nos pasan no están en nuestra mano, aunque a veces sí es cierto que podemos hacer algo para controlarlas… liarte con Dani, después de vuestra conversación, no era buena idea…

    -Ya, llevo repitiéndome eso mismo desde que he salido de Barcelona… pero aunque sabía que Dani no era alguien en el que pudiese confiar ni del que pudiese esperar nada, jamás hubiera imaginado algo como lo que ha pasado esta noche… me siento ridículo… siento vergüenza…

    -No entiendo que tiene en la cabeza el imbécil ese… tendría que estar dando saltos de alegría porque alguien como tú se hubiese fijado en él…

    -Creo que vivimos en mundos distintos… ¿no era lógico que si nos encontrábamos en una fiesta esperase que sucediese algo? ¿Podía esperar que por el hecho de ser un simple rollo se iba a liar con una tía delante de mí? ¡Con una tía! Ni siquiera sabía que le gustasen las tías… y no una tía guapa y tal, no… ¡un putón de pechos inconmensurables y encima fea! –Las palabras salían atropelladamente de mi boca.

    -Joder, vaya plan… tiene mucho criterio el chaval…

    -Jajajajajajaja… -como si estuviese perdiendo los pocos papeles que pudiese tener empecé a reír descontroladamente… reía y lloraba a la vez.

    -Jejejeje… ¿por qué te ríes? –Preguntó Ariadna perpleja.

    -¿No es gracioso? Jejejeje… en la misma noche rechazo al tío del que hasta ahora estaba colgado, me peleo con mi padre, voy a una fiesta de mierda y veo como el chico en el que había puesto ciertas expectativas se lía con una tía delante de mí y me ignora por completo… ¿no me digas que no es una gran noche? Jajajajaja…

    -Bueno, digamos que hay capítulos de tu realidad que superaran con creces cualquier guión…

    -¿Estás sola? –Interrumpí.

    -Sí, sí…

    -¿Y tu familia?

    -Mi madre está con Roland, el pesado de su novio alemán, y mi hermano está en casa de un amigo…

    -Bien… -suspiré intentando controlar mi variable estado anímico- ¿Pues poner algo de música?

    -Claro, claro… -Ariadna puso un compact en el dvd y la música empezó a brotar de los altavoces del home cinema que nos rodeaban. La melodía me resultó familiar, era "My Immortal" de Evanescence.

    -¿Por qué las cosas no han podido ir de otra manera? –Las lágrimas volvían-. Necesitaba que por una vez pusiese mi interés en alguien y fuese correspondido. ¡Joder! Tenía claro que Dani era un crío del que me alejaban más cosas de las que me acercaban a él, tenía claro que era sólo un rollo y era divertido como tal… pero esperaba que por una vez mi interés fuese correspondido, que alguien sintiese algo por mí… aunque sólo fuese respeto…

    -Olvídate de Dani, alguien que tiene tan poco tacto para tratar a la gente que le rodea no merece que le dediques ni un minuto más de tu vida. La gente como Dani sólo son buenos para ellos mismos… ellos están por encima de todos los demás en su propio universo personal. Seguramente, para él lo de esta noche habrá sido una chorrada y seguramente ni siquiera entenderá porque te has ido… porque en su escala de valores, las cosas tienen otro orden de prioridades… no merece la pena sentir nada por alguien así… hay mucha gente ahí fuera, que te ofrecerá mucho más que un estúpido adolescente egocéntrico que sólo piensa con la polla…

    -Bueno, ya no sé lo que hay ahí fuera… -me acerqué al inmenso ventanal del comedor- esta noche me siento tan mal, su rechazo me ha hecho sentir tan mal… Creo que la vergüenza y el ridículo se anuncian en mi cara y mis ojos dicen algo así como: "ahí va un imbécil arrastrado que pierde la dignidad ante el encanto de cualquier cabrón".

    -Estás echándote la culpa de lo que ha pasado… Juan, el problema no es tuyo. Tú no controlas los sentimientos de los demás, si alguien no siente por ti lo mismo que tú por él, no hay mucho que hacer, pero nunca la culpa será tuya… tienes cualidades de sobra para encontrar a alguien que te haga feliz, eres muy buen tío…

    Ariadna estaba junto a mí, mirándome. Yo tenía los ojos clavados en la calle, en los pocos coches que circulaban por ella. Fuera el frío era glaciar. Rocé el cristal con mis dedos…

    -No hay cortinas… -susurré confirmando la obviedad.

    -No, mi madre se las dio a la asistenta, iba a comprar otras…

    -Bien…

    -Bueno, hace más de tres años que se las dio…

    -Jejejeje… -sonreí- Bueno ¿quién necesita cortinas?

    -No sé… ¿el que tenga algo que esconder?

    -Cierto…y tú y yo no tenemos nada que esconder…

    -Somos transparentes…

    -Como este cristal… -concluí.

    Cogí una de sus manos y la posé sobre el cristal helado, con mi mano sobre la suya fui escribiendo en el vaho: BEWITCHED

    -¿Embrujado?

    -Embrujada… así te veo. Eres mi bruja… mi bruja buena.

    -Jejejeje… -sonrió-. Si fuera bruja, podría hacer magia, conceder deseos…

    -Seguro que puedes, ya verás. Hagamos una prueba…

    -Jejeje, bien… pide un deseo…

    -Quiero que todo lo que ha pasado esta noche sirva para algo…

    -Eso es fácil, todo lo que nos pasa en la vida, incluso las malas experiencias, pasan por algún motivo, sólo hay que saber aprender de ello en vez de hundirnos…

    -Mmmm… bien, te lo he puesto demasiado fácil, a ver… algo más complicado…

    -Jejeje… que payaso –dijo con una sonrisa.

    -¿Pido o no pido?

    -Pide, pide… jejeje.

    -Bien, pido que nunca salgas de mi vida, que siempre estés ahí…

    -¡Ay! Que caraculo eres, ese aún es más fácil de cumplir…

    -¡Ves! Eres bruja…

    -Jejejeje… -Ariadna me abrazó. La calidez de su cuerpo y su dulce aroma a perfume de Kenzo me transportaron a un lugar muy lejos de allí… de aquella casa, de aquella ciudad, de aquel país… de aquel mundo. Sus brazos, mi tabla de salvación, sus palabras la cuerda de la que me colgué aquella noche para no seguir cayendo. A veces las cosas son mucho más sencillas de lo que crees, sólo necesitas a alguien importante que te lo recuerde.

    -Gracias por todo…

    -¡No me des las gracias hoooombre! No hay nada que agradecer…

    Nos miramos sin dejar de abrazarnos. La besé en la mejilla, muy cerca de los labios. Sonrió. Y entonces sucedió algo que ninguno de los dos entendió… pero realmente no hizo falta entender, volvimos a besarnos, esta vez en los labios, sentí la agradable calidez de su boca. Deslicé sus manos hasta su cintura… empecé a besar su cuello.

    -Juan, Juan… -murmuró. Me detuve y la miré.

    -Lo siento…

    -No, no… no hay nada que sentir, sólo que creo que es mejor para los dos no complicar las cosas… ya he pasado por esto antes…

    -¿Por esto?

    Ariadna se sentó en el sofá y yo seguí su ejemplo y tomé asiento junto a ella. Era conveniente que me serenase…

    -Pues eso, que mi vida se llena de hombres estupendos con los que sólo puedo tener una amistad…

    -¿Por qué?

    -Mmmmm… porqué son gays –me guiñó el ojo.

    -Jejeje… ¿eso me incluye?

    -Sí, sí… gay o bi, está claro que los hombres son ya parte importante en tu vida…

    -Bien, pero eso no quita que pueda estar con una chica…

    -Pero serás inalcanzable para una chica que busque algo más que sexo de una noche. No creo que pudieses renunciar ahora a tener sexo con otro hombre a cambio de una relación estable con una chica…

    -No estoy seguro, aunque supongo que hay muchas cosas en mi vida que ya no volverán a ser como antes…

    -Pues eso…

    -¿Pero por qué dices que te ha pasado ya algo así?

    -Espera –Ari sacó una cinta de video de un cajón del mueble del televisor y la puso en el reproductor. Era de un programa-contendedor juvenil de televisión. En la imagen aparecían dos presentadores, un chico y una chica-. ¿Le ves?

    -Sí, respondí… me suena su cara…

    -Nos conocimos hace tiempo por Internet… y con el tiempo nos hemos hecho muy buenos amigos.

    -¿Bien, no?

    -Bueno, sí… es un chico fantástico… demasiado… somos casi almas gemelas…

    -Te enamoraste de él… -Ariadna sonrió-. Y es gay… -sentencié.

    -Si bueno, él dice que bisexual… pero yo tengo otra percepción… -respondió ella.

    -Bueno, debió ser fácil encajarlo cuando lo supiste, con el buen rollo que tienes con la homosexualidad…

    -No exactamente. Digamos que si me he informado o he puesto especial interés en conocer la homosexualidad fue en cierto modo porque le conocí a él. Me dije que si no íbamos a ser más que amigos, al menos quería entenderle…

    -Es admirable que sacases algo positivo de todo eso…

    -Fue simplemente supervivencia, he estado muy enamorada de él…

    -Entiendo… -suspiré mientras la abrazaba.

    -Pero bueno, supongo que hay amistades que no cambiaría ahora mismo por una noche de sexo… sería poner en peligro demasiadas cosas…

    -Siento lo de antes… -repetí avergonzado.

    -¿La escuchas? –Murmuró Ariadna

    - "Dancing Queen" de Abba, ¿no?

    -Exacto… a veces siento que mi vida es como esa canción…

    -Pero la letra es optimista ¿no? Una chica que va a un baile…

    -Sí, puede… pero no transmite eso… es como si la canción hablase de una felicidad que sólo está en la imaginación de la chica protagonista, una felicidad inalcanzable… y en el fondo, su vida es justo lo contrario… está sola, en casa… no hay baile, no hay amigos… todo eso sólo existe en su imaginación.

    -Joder, visto así es deprimente…

    -Pues mi vida es como esa canción, los hombres maravillosos que conozco son parte de ese sueño, de ese baile… y la realidad es otra…

    -He venido aquí avasallándote con mis problemas y ahora me doy cuenta de que sé muy poco de ti…

    -Hoy ya sabes un poco más…

    -Sé que tu vida tampoco es perfecta, pero las malas rachas pasan, esa frase es tuya…

    -Ya, pero parece que sólo pasan para los demás…

    -¡Ay! Que mujer, verás como quedan muchas cosas buenas, y heterosexuales, por llegar…

    -Jejejeje…

    -Ven… -dije mientras tiraba de ella y la levantaba del sofá.

    -¿Qué haces? –Interrogó divertida mientras la abrazaba y nos poníamos a bailar en el medio del salón.

    -Pues darle sentido, aunque sea por una noche, a la letra de la canción…





    Continuará…
     
  •  
    CAPITULO 87: NO SOMOS TAN DISTINTOS

    -34 llamadas perdidas… -la voz de Toni me ha resultado muy lejana.

    -¿Cómo? –He murmurado mientras la luz del día se colaba sin reparo en la habitación cuando Toni ha subido la persiana.

    -Tu móvil… -ha añadido mientras me colocaba frente a las narices mi teléfono.

    -¿No vas a clase?

    -Ya he vuelto, Juan ¿sabes que hora es?

    -Mmmm… es de día…

    -Ya, claro… son las tres de la tarde…

    -Joder… -he dicho mientras me estiraba en la cama-. Debo haber dormido más de doce horas…

    -¿Sabes que día es hoy?

    -Mmmm… ¿domingo?

    -No… lunes ¿no ibas a trabajar hoy?

    -Trabajar… -he repetido-. No, Ricardo me despidió…

    -¿¿Te despidió??

    Con los ojos entreabiertos he empezado a repasar la lista de llamadas. Ángel, Mers, Ricardo… Dani. He dejado el teléfono sobre la mesilla de noche.

    -Bueno, más o menos…

    -¿Me tomas el pelo?

    -No, no… lo digo en serio. Ricardo se ha enterado de que…

    -¿De qué? –Toni se ha sentado en la cama.

    -Sabe que me he liado con un chico…

    -Joder… vaya marrón…

    -Me pidió una explicación, pero hoy por hoy no puedo dársela… así que prefiero no volver a pisar el bufete…

    -¿Quieres que hable con él?

    -No, no… no creo que sea buena idea, mi padre te aprecia, pero sabe que eres gay… no quiero que te salpique todo esto.

    -Como quieras… pero ¿te ha llamado esta mañana?

    -Tengo llamadas suyas en el teléfono, pero no quiero hablar con él… he tenido un fin de semana horrible…

    -¿Algo más aparte de la bronca con Ricardo?

    -Sí bueno, digamos que me he llevado una gran decepción…

    -¿Con un chico?

    -Sí, con Dani, el chico que viste hace unos días en casa…

    -Recuerdo, el niño…

    -Supongo que te alegrarás de ello.

    -¿Alegrarme? ¿Por quién me tomas, Juan? –He agachado la mirada sin responderle-. Yo siempre me alegraré de que las cosas te vayan bien.

    -No sé que haré con Ricardo… -he susurrado intentando cambiar de tema.

    -Habla con él…

    -Por ahora no. Creo que esperaré a que vuelva Carlos…

    -¡Ah! De eso quería hablarte. Carlos llamó ayer cuando tu no estabas, me dijo que en dos o tres días estará de vuelta. Nos llamará cuando confirme el día y la hora del vuelo.

    -Uffffffff… pensé que nunca iba a oír esas palabras… -he respondido con una sonrisa.

    -Carlos no es la solución, creo que deberías ser tú el que hablase con Ricardo.

    -Necesito comer algo –he añadido mientras saltaba de la cama.

    Ha sido como despertar de un sueño… de una pesadilla, para ser más preciso. Mis expectativas con Dani se han visto totalmente frustradas, y bueno, tras mi conversación con Ariadna, tras pasar la noche junto a ella en la misma cama, abrazados, veo las cosas de otra forma. Realmente Dani no ha sido tan importante en mi vida, sólo ha sido un juguete más… un juguete que se ha roto… posiblemente porque no he sabido jugar con él. Es como haber intentado construir un mundo de Lego con las piezas equivocadas… Dani y yo no encajamos.

    Hemos comido juntos en la cocina, en silencio. No había mucho más de lo que hablar. Esa tensión propia de dos personas que han tenido algo en el pasado es una de las sensaciones más incómodas que existen. No es fácil volver a mirar a los ojos a alguien con total naturalidad después de haberle comido la polla. No es fácil.

    -Me voy al gimnasio –le he dicho a Toni desde la puerta de la cocina mientras él terminaba de colocar los platos de la comida en el lavavajillas.

    -Vale, yo no tengo clase esta tarde, así que me quedaré aquí haciendo un trabajo.

    -Estaba pensando que esta noche podía traer comida del japonés para cenar…

    -Como quieras.

    -¿Paul vendrá a cenar? –He interrogado.

    -No creo…

    -¿No crees?

    -No, no vendrá…

    -¿Tenéis algún problema?

    -No, todo va como siempre –ha respondido con la mirada clavada en los platos sucios.

    -Bien, nos vemos esta noche…

    Me he pasado la tarde en el gimnasio, me he dado una gran paliza en la sala de máquinas y luego he hundido mi cuerpo y mis pensamientos en el agua burbujeante del jacuzzi. Recordando mi fin de semana con Ariadna, sus palabras, sus abrazos… he intentando romper con mi inevitable tendencia a seguir cayendo, he intentando burlar mi apatía y buscar una salida a todos mis problemas. Pero es inevitable, cuando las cosas te van mal y los problemas empiezan a amontonarse, sientes una abrumadora sensación de pérdida de control, no sabes q hacer… sólo te escondes y esperas que la tormenta pase…

    Cuando he salido del gimnasio, la amenazadora tormenta de problemas que se cernía sobre mí ha vuelto a descargar en un sonoro chaparrón… la llamada de Dani ha roto el delicado equilibrio mental que he estado construyendo en la tranquilidad del jacuzzi. He vacilado antes de responder pero finalmente he sentido la necesidad de afrontarlo…

    -Hola.

    -Hola, Juan… supongo que estás enfadado…

    -¿Supones?

    -Dafne me dijo que te habías ido muy cabreado de la fiesta…

    -Si realmente aún dudas de si estoy enfadado o no… es que tienes más morro del que pensaba…

    -Vale, vale… estás enfadado, pero de verdad que no entiendo por qué estás así…

    -¿No lo entiendes?

    -Bueno, me lo imagino… supongo que te cabreaste porque me lié con Julia…

    -No, me cabreé porque no me gustaba la música que sonaba en la fiesta… tienes más morro del que jamás hubiera imaginado, Dani. Me invitas a una fiesta llena de colgados y fumetas, te emborrachas y sudas totalmente de mí…

    -Estuve contigo todo el rato, eres tú el que te fuiste de la habitación…

    -¿Qué querías qué hiciese si te ibas a tirar a aquel zorrón?

    -No me lo tiré.

    -Ya, claro…

    -No me lo tiré –ha repetido él.

    -Bueno ¿y qué más da eso ahora? Me sentí como un imbécil en aquella fiesta de mierda, pensaba que me habías invitado por algo…

    -¿Por algo? ¿Viniste a la fiesta porque esperabas que nos liásemos?

    -No, vine a la fiesta porque quería jugar a "adivina quién te mete la lengua en la boca"… ¡joder! ¿a ti qué te parece?

    -Joder, ahora el que me siento mal soy yo… o sea quedabas conmigo porque esperabas que hubiese sexo… como si sólo fuese un objeto sexual…

    -¡Eres la hostia chaval! Eso sí es darle la vuelta a mis palabras. Me apetecía verte, estar contigo y creo que era lógico, que era HUMANO, esperar que sucediese algo entre nosotros como las otras veces… pero aunque no hubiese pasado, creo que tener que soportar como te lías con una tía delante de mí es excesivo…

    -No nos debíamos exclusividad, ya te dije lo que quería…

    -Mira Dani, ni tú mismo sabes lo que quieres.

    -Sí lo sé. Liarme con Julia fue una oportunidad para mí, quería saber lo que se sentía al liarme con una ninfómana de pechos grandes como ella… vi la oportunidad y la aproveché… sólo eso.

    -¿Tu vida se basa en las oportunidades?

    -No se basa en ellas, sólo aprovecho las que me parecen interesantes…

    -Por encima de las oportunidades están las personas, es alucinante que hayas perdido conciencia de ello… me das pena. Piensas que vives una vida moderna en la que los sentimientos no cuentan, en la que todo el mundo está abierto a todo y en la que no hay reglas, no hay correspondencias, ni existe el respeto, ni tan siquiera rige el sentido común… pero en el fondo, tras todo eso se esconde una debilidad de carácter, necesitas saber que has triunfado sobre los demás para sentirte superior… necesitas saber que has ganado tú. Controlas tus sentimientos, no los expones y te suda la polla que alguien lo pase mal por ti… Pero tras esa fachada no hay nada, aún sin conocerte en profundidad, cada vez lo tengo más claro, te has inventado un personaje, un superhéroe… pero en el fondo eres muy predecible, muy obvio. Tu misterio y tu enigma eran de pega, no valen nada… Tu vida es una gran cortina de humo… el impredecible Dani Ibáñez no es nadie. No existe. –casi me faltaba el aire cuando he terminado de vomitar todas esas palabras.

    -¿Te doy pena? Más pena me das tú, Juan. Te atreves a juzgarme y no te das cuenta de que realmente no somos tan distintos. Mírate y dime si la vida que llevas no responde a la descripción que acabas de hacer… no somos tan distintos… La única diferencia es que mi vida es la que yo he decidido y la tuya es producto de tu incapacidad para controlarla… Y aún así te atreves a juzgar…

    -No somos iguales Dani, nos mueven intenciones muy distintas… -he respondido intentando huir de sus reproches.

    -No había mala intención en lo que hice…

    -No puedo estar de acuerdo en eso. Suerte, Dani.

    -Bien, si es lo que quieres… suerte a ti también.

    Supongo que todo en la vida pasa por algún motivo, pero ahora mismo me cuesta entender de qué va a servirme haber topado con el totalmente prescindible Dani Ibáñez. Cuando he colgado me he sentido liberado en cierta manera… tenía ganas de soltarle todo aquello, de decirle a la cara el tipo de persona que era. Pero sentirse liberado no equivale siempre a sentirse bien. Sigo irremediablemente decepcionado, frustrado. Y ni siquiera es el dolor que produce su rechazo lo que me ha marcado, es más bien la frustración que produce saber que no has sido capaz de lograr que alguien se enamore de ti. Es el fracaso, la aplastante y humillante sensación de fracaso que produce no ser correspondido. No creo que exista algo peor cuando te enamoras de alguien.

    -Hola… -he dicho mientras entraba en casa y caminaba hasta la cocina para dejar las bolsas del japonés.

    -Hola ¿has comprado mucha comida? –He interrogado Toni desde la puerta de la cocina.

    -Bueno, no sé… lo normal ¿por qué?

    -Tu madre ha venido a cenar.

    -¿Rosa? ¿Rosa está aquí?

    -Sí, está en el salón…

    -¿A qué ha venido? –He preguntado temiéndome lo peor.

    -A cenar… -ha dicho Toni sin demasiada seguridad.

    -¿Me tomas el pelo? ¿Qué te ha dicho?

    -Hemos estado hablando… y bueno, necesita hablar contigo…

    -Claro, Ricardo se lo ha contado… -me he apoyado en el mármol de la cocina, con una bandeja en cada mano.

    -Necesita hablar contigo.

    -No puedo hablar con ella ahora.

    -Juan –Toni se ha acercado a mí y me ha mirado fijamente-, por una puta vez en tu vida, hazme caso, entra en ese salón y habla con ella.

    Sus palabras han golpeado muy dentro de mí. Como un autómata he dejado las bandejas sobre la encimera y he caminado hasta el salón. Rosa estaba sentada en el sofá, cuando me ha visto aparecer sus ojos se han clavado en mí. Su expresión no era de enfado, pero no podía ocultar sus nervios.

    -Has hablado con él, ¿verdad?

    -Siéntate, Juan, por favor…

    Me he acercado y me he sentado en el sofá de enfrente. Sin dejar de mirarla. Ha esbozado una sonrisa entre la tristeza y el afecto.

    -¿Tú también te sientes defraudada? –he musitado mientras empezaba a sentir como los ojos se me humedecían.

    -No, no me siento defraudada… sólo que siento que no hayas sido tú el que me haya hablado de todo eso.

    -¿Qué te ha dicho Ricardo?

    -Tu padre está preocupado, no sabe muy bien que hacer… esperaba que cuando habló contigo hubieses sido capaz de contarle la verdad…

    -¿Para que me juzgase?

    -Sinceramente no creo que fuese por eso, simplemente necesitaba respuestas… de hecho yo también las necesito…

    -Hay preguntas para las que ni yo mismo tengo respuesta aún…

    -Créeme que entiendo tus dudas, pero si no me hablas de ello no puedo hacer nada para entender todo esto.

    -¿Qué quieres saber?

    -¿Eres gay?

    Jamás imaginé que una pregunta podría intimidarme tanto como lo ha hecho esa. Puesta en los labios de Rosa más que una pregunta me ha parecido una gran amenaza. Casi no tenía fuerzas para articular una sola palabra, aún así he hecho un esfuerzo…

    -Aún me gustan las chicas…

    -Y también los chicos… -ha murmurado ella agachando la vista, no ha hecho falta confirmación por mi parte, el silencio ha respondido por mí-. ¿Estás con alguien ahora? ¿Con el chico que vio tu padre en el bufete?

    -No, no… no estoy con nadie.

    -¿Rompiste con Ana por todo esto?

    -No exactamente, aunque supongo que todo influyó en nuestra ruptura… -he respondido mientras me secaba las lágrimas con el dorso de la mano.

    -No puedo decirte que no me sorprenda… no me lo habría imaginado nunca… -me ha sorprendido gratamente que Eduard no le hubiese contado nada de nuestro pequeño roce durante la mudanza.

    -¿Sorprendida equivale a decepcionada?

    -No estoy decepcionada, de verdad Juan… sólo que debo hacerme a la idea…

    -¿A la idea de qué?

    -Pues de que te gustan los hombres, de que la vida que me imaginaba para ti posiblemente no sea tal y como la imaginé…

    -¿Será peor?

    -No, no… yo no he dicho eso, será quizás distinta. Que sea mejor o peor sólo depende de ti…

    -Hasta ahora no he hecho más que empeorarla… me he equivocado… he mentido, me he escondido, he jugado con la gente a la que quiero, he exigido para mí lo que yo no estaba dispuesto a dar, me he ido enredando en las mentiras, me he perdido entre unos problemas que yo mismo he fabricado… y todo por no haber sido sincero conmigo mismo… y con los demás.

    Rosa se ha sentado junto a mí y me ha abrazado. La calidez de su abrazo y su familiar aroma me han transportado a una tarde en Sitges, casi podía sentir la calidez del sol en mi piel mientras Rosa me abrazaba sentados en la escalera de la puerta de entrada. Sus abrazos me consolaban por aquel entonces después de una pelea con amigos, pero esta noche su abrazo ha aliviado un dolor muy distinto.

    -Todos nos equivocamos, no te lamentes por eso ahora…

    -Después de todo esto nada volverá a ser como antes, os he defraudado a todos…

    -Tu padre y yo sólo esperamos de ti que seas feliz… eso es lo que realmente importa…

    -Él no dijo lo mismo…

    -Necesita tiempo y necesita que hables con él…

    -No sé si seré capaz…

    -Juan, tu padre y yo nos sentimos muy orgullosos del hombre en el que te has convertido, nada va a cambiar eso.



    Continuará…
     

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