Hacia tiempo no entraba a esta página, pues han de saber que como soldado de la patria he de andar donde me envíen. Esta vez fui con mi regimiento a San Luis Potosí, donde fuimos a salvaguardar el ferrocarril. El problema de la inmigración ilegal, y los accidentes que pueden ocasionar esos seres humanos que huyen de la miseria y pobreza de su país. Ahí les comienzo mi relato: eso pasó cerca de dos semanas, han de saber que las noches en el semidesierto potosino son muy frías, rayando en la helada, si al menos hubiera agua, pero era un frió seco, insoportable , que hace doler los huesos. Eran cerca de las dos de la mañana, estaba revisando bajo los vagones no hubiera personas que se pudieran colar, y si no viajar de gratis grandes distancias, si protegerlas de una amputación o peor aún una muerte horrenda. En eso se empieza a mover el tren, yo instintivamente corro tras el y me subo en una unión y de pronto sale un tipo con una mochila y se sube junto a mi, me dice, ¿por poco nos deja verdad? Alo que le digo que no es que nos deje, por que yo soy militar y estoy a cargo de la vigilancia del tren, el al darse cuenta se queda callado y lo alumbro con la lámpara, era un chavo como de unos 20 años, simpático, antojadizo, y de buen tamaño. Me pide que no lo denuncie, que le urge llegar a Estados Unidos, le dije que no podía que era por su seguridad, que era peligroso. Pero podría ir conmigo en el vagón cabuz.. pero que pusiera en silencio. A lo que accedió.
Pasando la revisión, me propuse de voluntario para ir en el tren y regresar al dia siguiente ene l siguiente, y me fui al cabúz, , ya eran las seis de la mañana cuando empezó el largo viaje a Monterrey.
El chavo, estaba en el cabuz, escondido, cuando llegué no lo encontraba, pensé que me había vacilado, pero ahí estaba en el fondo del asiento, acurrucadito, y me senté junto a el.
Comienza el juego de palabras, las platicas, las miradas, y si, desde que lo alumbré con la lámpara me di cuenta, me platicó su historia, que es de Guatemala, y el drama por un huracán que les destrozó el futuro y sus destinos.
Le pregunto que si tiene frió, me dice que si, que sea cerque a mi, que abrazados en menos el frió, y se acerca, siento su tímido cuerpo temblar junto al mío, y empiezo a abrazarlo, noto como se le erecta el pene, y continuo, le propongo que como el viaje es largo nos acostemos y platiquemos, así sucede, y ya con la fricción del tren, el calor y el cachondeo, siento como su pene erecto se medio sale de su pantalón. Y sin mas, se lo tomo con la mano, y empiezo a besarlo, suavemente y el comienza a disfrutarlo, me bajo hacia el y meto su enorme pene en mi boca, a mamarlo y chuparlo, notando como cada vez se pone mas duro, así un buen tiempo hasta que me bajo el pantalón y embadurno mi ano con saliva y le digo que me la meta, a lo que el accede, y siento como rompe mi culo semejante pene, con un dolor riquísimo, y un placer que solo los pasivos sabemos cual es...
Así cosa de varios minutos, hasta que empieza a meterlo con fuerza y rápidamente, siento como inunda mi s entrañas con su caliente semen.
Ahh
grita extasiado, yo por supuesto me sentía en la gloria, cogido, y lleno de semen, en un escandaloso cabuz de tren que transitaba en la fría noche sobre un semidesierto...
al atardecer, volvimos a repetir el rito delicioso de la copula homosexual...