Posted: 14.09.2004, 17:11
Hace poco tiempo me compré este juego de tazas, todas ellas me gustan, de cierta manera he logrado el verdadero amor equitativo que una madre debería lograr con sus hijos, en mi caso con mis tazas.
El llegó esta mañana, lo mismo de siempre; "-te odio-", "-quiero mi dinero-", "-me importa poco si ahora no tienes lana, me tienes que pagar-". Yo le serví un poco de café para lograr un poco de cordialidad, de hecho le di café en verde, una de las hermanas que tanto quiero pero ella sencillamente la rechazó y justo cuando insistí en que probara el rico café que la vecina me regaló, el lanzó por los aires a mi queridísima hija verde. el ya se fue hace 3 horas pero la taza que cariñosamente llamaba verde sigue en el piso dividida en cinco o seis partes, no me atrevo a levantar a un ser querido que yo llevé a la muerte segura, me siento un Abraham no creyente.
El sepelio es triste, acomodé a sus 4 hermanas restantes en una repisa que les va perfectamente; jamás volveré a someterlas a un riesgo tan grande como lo hice con su hermana caída en desgracia.
El volvió de nuevo, lo mismo de siempre; "-ya te di mucho tiempo-", "sí compras tazas pero no me pagas-". Mi paciencia estaba hartándose, ni siquiera se disculpa por haber destruido a un miembro de la familia de mis queridísimas compañeras de hogar, las que siempre están ahí, no como el cuando vivía conmigo; el, nunca que existió conmigo.
¡Demonios!, es el de nuevo. No voy a abrir. Está con un tipo, es grande y se ve furioso, gritan mi nombre como si eso les diera dinero, nunca le dije mi nombre aun hombre como él ¿quien es? no importa, no voy a abrir, mejor tomo café.
La puerta no resistió la fuerza de la bestia. Ya me ha golpeado mucho y ahora estoy en el piso, veo mis tazas destrozadas en el piso, al parecer su pequeño hogar de nombre repisa no resistió la ira del hombre que me patea. Ouch, me dio en la cabeza, todo se torna oscuro, apenas vislumbro el asa de amarilla, no, ya no.