CuernavacaGay

El complejo de castración es una de las más terribles lacras que desde que el mundo es mundo ha amenazado la psique humana. La visión del falo y la simbología a él asociada dotaban a quien la tenía grande y poderosa del poder que en realidad tenía por ser grande y poderoso en otros ámbitos. Todas las grandes realizaciones de la Historia de la Humanidad están pues vinculadas en alguna medida a sus autores, y su genialidad en no pocas ocasiones ha residido, esencialmente, en ser capaces de anonadar a la concurrencia sacando lo mejor de sí mismos. No pocas escuelas de profundo pensamiento asocian a este hecho la constatable inexistencia de grandes creadoras de sexo femenino. Años de postración y dedicación, "con la pata quebrada", a tareas domésticas no son, a su juicio suficiente ecxplicación. Las nulas aportaciones de entidad que el sexo femenino se deberían, según este punto de vista, pura y simplemente, a la carencia de un pene suficientemente grande. Del mismo modo, arguyen, que nadie verdaderamente "grande" la ha tenido nunca pequeña.
La Civilización Occidental tal y como la conocemos nace, según sostiene la mejor doctrina, en la Grecia Clásica. Esta es una de tantas afirmaciones tópicas que, analizadas con un mínimo detenimiento, no se sostienen por muy buena voluntad que pongamos. Tengan en cuenta, sin ir más lejos, que en la Grecia Clásica nunca institución alguna reconoció como se merecía al Real Madrid, Mejor Club de Fútbol del Mundo y Universo Conocido. Sólo este dato apunta hacia un mundo insólito, que no podemos ni siquiera imaginar, en el que los medios de comunicación de la época a lo mejor no dedicaban el 50% de su tiempo a hablar de fútbol.
Sin embargo sí es cierto que en otras muchas cosas Grecia ha marcado una pauta de la que todavía hoy seguimos siendo deudores. Me estoy refiriendo a la aparición de los profesionales del pensamiento y de la razón, y, de rebote, a la aparición de la Filosofía y el culto a la Razón. Y, en concreto, al primero de esos grandes hombres que ha parido la Historia, así como primer portento sexual con más o menos reconocimiento público: Platón.
Como todos nuestros inteligentes lectores saben, Platón era ancho de espaldas, grandote él, de huesos fornidos (de ahí precisamente el nombrecito tan sonoro). La madre naturaleza lo dotó con unos atributos acordes al resto de su fisonomía y, a partir de ahí, nuestro hombre conoció triunfos de muy diverso tipo.
La cosa, con todo, no habría ido mucho más lejos (folladores natos y bien dotados ha habido muchos en el mundo para satisfacción de hombres, mujeres y niños) si no hubieran concurrido en Platón otras cualidades. A saber, especialmente, dos: provenir de una familia rica (los 30 Tiranos eran bien parientes bien amigos del filósofo) y no tener excesivas ganas de dedicarse a muchas cosas de provecho (algo por lo general común en la Grecia clásica, lo que provocó una hiperpoblación de filósofos y, adicionalmente, que la "cuna de la civilización occidental" no haya vuelto a pintar nada en la Historia de la Humanidad desde que se les acabó el chollo del esclavismo).
Esta es pues la combinación ganadora: Un tipo rico, de buena familia, ocioso, sin ganas de trabajar y muy bien dotado físicamente, así como con ganas de follar. Con estos mimbres se produjo el primer filósofo (nuestro Platón) y han seguido produciéndose hasta nuestros días.
Porque quien se encuentra en esa situación ha de recurrir a algún vil truco para justificar su existencia (en caso contrario el vulgo trabajador puede emprenderla a garrotazos con el ocioso impresentable que encima va asaltando a sus hijas), y el de convertirse en "filósofo" es uno de los trucos más sencillos. Dedicado a degustar placeres para conocer al ser humano en profundidad y con la coartada de que cualquier rareza está legitimida porque a los filósofos "se les va la olla"; se acaba consiguiendo carta blanca para hacer lo que uno quiera con la polla.
Platón, además, tenía el camino ya marcado por su maestro Sócrates, quien, recuerden, se dedicaba a "abrir la mente" a los jóvenes atenienes. Evidentemente no sólo les abría la mente, y de ahí el espectacular florecimiento que en esa época tuvo el negocio de Lucercipio, situado en el Pireo, y dedicado a la venta de vaselina de gran calidad.
Pero Platón demostró no ser un mediocre yendo más allá y nos sacó a todos, con una bella metáfora, de la oscuridad en materia de conocimiento en la que vivíamos. En un mundo donde follar a oscuras era casi una obligación, Platón inicia una revolución sexual, apoyando la liberación, la "salida de la caverna", qque permita contemplar y degustar los cuerpos en libertad, cara a cara, a la luz del día.
Evidentemente la cosa tenía truco, pues de esta forma Platón y sus 24 centímetros en erección salían muy beneficiados de la comparación visual. Pero es que, tal y como nos enseñó el maestro ateniense, el hombre no ha de renunciar al conocimiento y a la verdad. Porque de él se extraen enseñanzas muy productivas. Y él lo tenía claro, follando como un loco con cualquier ser vivo que se le pusiera por delante, aprendiendo siempre, desgarrando también.