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Historias cachondas.  :: 
Corre, corre, corre por el Boulevard...
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    Hoy en día ir a un gimnasio resulta muy costoso y hay que tener ingenio para ejercitarse de manera efectiva y económica. Además en un gimnasio ves por lo general los mismos cuerpos y las mismas caras, esto a la larga se vuelve monótono y poco interesante. Por tal motivo, ante mi precaria economía decidí ejercitarme haciendo caminatas o trotando en un lugar de moda, al aire libre. El boulevard es el sitio ideal para tal cosa.
    Ahí por las tardes, a partir de las 5:00 pm decenas de corredores llegan a trotar, vestidos con ropas deportivas, llamando la atención con sus diminutos shores y playeras entalladas; dejándo ver sus formidables y estéticos cuerpos. Gran variedad de hombres llegan al lugar para ejercitarse y de paso a ligar, algunos buscan hembras, pero la mayoría prefieren otro macho. Y los hay para todos los gustos: lampiños o velludos, morenos o blancos, jóvenes, o maduros, ricos o chacalotes, militares, estudiantes o profesionistas, etc. Pero todos, sin dudar, se ven atractivos empapados de sudor, con sus piernas tensas y fuertes. Y es excitante escucharlos cuando pasan a lado tuyo, esforzándose y gimiendo, tratando de alcanzarse los unos a los otros.
    Es todo un espéctalo suculento, ver como a través de los diminutos shores, brincan al compás del trote sus huevos enormes, a punto de escapar por un lado de la telilla de las aerodinamicas prendas.
    Cada tarde me agasajo con la variedad, llevo pocos días yendo a correr, pero soy muy tímido para lanzarme a un ligue ¡qué tonto soy!
    Pero les cuento lo que me pasó no hace mucho, en este lugar.
    El lunes pasado, inicio de semana, se me hizo tarde, pensaba no ir a correr, pero me dije que si no lo hacía, después perdería el hábito. Me decidí, me dirigí al boulevard, la mayoría de los corredores se estaban retirando, algunos solos, otros ya con compañía. ¡mala suerte! exclamé, correré solo esta vez.
    Así fue, las banquetas lucían desiertas, yo iba trotando lento, los autos pasaban veloces a lado. Decidí correr más rápido para terminar pronto. Los autos seguían pasando a lado por la carretera, algunas veces algún conductor conocido tocaba el claxón en señal de saludo, algún compañero de trabajo o vecino, etc.
    De pronto un lujoso auto bajó la velocidad y me dió alcance, comenzó a avanzar a mi ritmo y al alcanzarme volví a ver. El conductor era un hombre de rasgos fuertes, de lentes oscuros, vestido elegantemente e iba ocupado hablando por teléfono. Que decepcionado me sentí, pensé que al fin había logrado llamar la atención de un hombre, a veces el hecho de que me vean varonil resulta contraproducente e inmediatamente, pensé: este hombre disminuyó su velocidad para atender el teléfono, mala suerte. Seguí avanzando y aceleré la marcha.
    El auto arranca otra vez y velozmente me rebasa, metros adelante frena por completo. Le doy alcance, volteo y miro, justamente cuando me acerco, el conductor guarda su teléfono y escucho como el seguro de la puerta delantera derecha se desactiva (¡click!) ¿es una invitación o me estoy imaginando? Hago caso omiso. Continúo…
    El auto arranca velozmente casi derrapando, como león enfurecido, me rebasa, metros más adelante frena de pronto, las llantas patinan, hace alto total muy pegado a la banqueta. Le doy alcance y sucede lo mismo, los vidrios de la ventanilla siguen arriba, sin embargo escucho nuevamente que se desactiva el seguro de la puerta ¡click! Se baja la ventanilla eléctrica, volteo a ver y ¡sorpresa!, el hombre me llama a señas, me dice ¡ven! con el movimiento de su mano. Obedezco y me acerco.
    Me pregunta con su voz ronca y potente: disculpa, ¿está cerca la salida de la ciudad?, no soy de aquí – Si, (le respondo un poco nervioso), solo tienes que doblar a la derecha cuando llegues al entronque, a medio kilometro.
    Ok, gracias… oye… te ves muy cansado (y me pregunta) ¿has terminado de correr?, si gustas puedo acercarte a donde quieras… al parecer tendré que quedarme en la ciudad pues ya es tarde y no quiero manejar de noche. No conozco a nadie aquí y la verdad no me gusta estar solo.
    Reacciono, y por impulso le contesto ¡claro! Ya termine. Abre su puerta, me invita a subir y accedo.
    Platicamos en el trayecto, voy tenso y me dice; no tengas desconfianza ¿fui muy atrevido, verdad? Pero la verdad es que me gustaste, ¿qué opinas? Y a la vez acaricia mi pierna.
    Me sonrojo y le contesto; igual, me gustaste, pero, a decir verdad, te ves muy hombre, disculpa, soy inexperto. Si… estoy muy nervioso.
    - Quiero que me tengas confianza, que seamos amigos (me toca la pierna y después me agarra el paquete y me lo levanta).
    Seguimos el cachondeo y hace que le toque su miembro, está muy excitado y yo ansioso por chapárselo, por instinto le desabrocho con una sola mano el pantalón, trae un bikini rojo, le desabrocho también algunos botones de la camisa y dejo al descubierto su abdomen muy bien trabajado, (pienso) este tipo es todo un papasito. No aguanto más, bajo el bikini y empiezo a mamar, mientras él conduce. Pierdo el rumbo, que me lleve a donde quiera.
    Ensalivo su verga por completo, soy como los perros ante el estímulo de la carne. Se me hace agua la boca, su verga es enorme y sobre todo deliciosa, la chupo sin control. Él acelara más el auto y empieza a sudar, siente un poder infinito, dominar la velocidad, y dominarme a mí. Se siente un rey y yo soy su esclavo dispuesto a satisfacerlo, empiezo a decirle cosas cachondas: ¡¡Papasito!!; ¿te gusta cómo te la mamo? ¿quieres sentir mi legûita humeda sobre tus huevos? ¡qué verga tan dura y grande tienes mi rey! Y sigo con mi ritual de mamar como todo un experto sin que lo sea, ¡qué rápido estaba aprendiendo a saborear tan deliciosa pija!
    De pronto frena, estamos en un motel, me indica; métete a la habitación mientras pago la habitación.
    Entro y miro, es un bonito lugar, muy acogedor, lleno de espejos en el techo y las paredes.
    Entra él, bajo la luz ténue de la habitación se ven sus rasgos más viriles aún, de píe me asombra porque es muy alto, me sobrepasa como por 10 cms en estatura, le calculo 1.90.
    Se desnuda frente a mí que estoy acostado en la cama viéndole. Su cuerpo es hermoso, es un Zeus moderno. Estoy ávido de tenerlo, quiero que me posea, se augura mi mejor experiencia en sexo.
    Llega a la cama, se encima en mí, voltea a un lado, escupe un chicle y empieza a besarme, muerde mis labios suavemente primero y después urga con su lengua buscando la mía. Como dos serpientes nuestras lenguas se encuentran y entrelazan. Nuestras bocas de aliento fresco se besan sin cesar, disfrutando el sabor de los rastros de menta que aún mantiene.
    Apresuradamente empieza a desnudarme, lame cada parte de mi cuerpo, le gusta el sabor salado de mi limpio sudor, dice que le excitan los deportistas, recorre con su lengua mi espalda, muerde mis nalgas, lame mis axilas, respira profundo mi aroma, aroma de esfuerzo, de hombre ejercitado, chupa mis chichis, chupa mi cuello, muerde mis brazos. Le pido que no pare, que siga chapándome, no importa que me deje moretones, a nadie le rindo cuentas. Con todas sus ganas me posee y me dejo poseer, que haga de mí lo que quiera.
    Me pone boca abajo, me toma de la cadera y levanta mi culo, de un escupitajo lo humedece e introduce un dedo, después dos, me duele un poco pero después empieza a gustarme, me está preparando para lo mejor. Saca los dedos y empieza a lamer y relamer mi trasero, después penetra su lengua suave por mi ano, es una lengua fuerte, al fin conozco el llamado beso negro. Empiezo a contonearme y gemir de placer y le pido me penetre.
    Se arrodilla tras de mi, lanza a mi culo un nuevo escupitajo para lubricar y de una embestida fuerte me penetra, sus enormes manos me sujetan de los hombros y me atrae hacía el, para no dejarme zafar de la primer embestida que resulta tremendamente dolorosa, las siguientes embestidas no menos fuertes las voy tolerando más, al grado que después quien se abalanza soy yo. Los dos tenemos el dominio y estamos gozando de la cogida.
    Me cambia de posición, me acuesta boca arriba, mira mis ojos suplicantes de sexo, me abre de piernas y vuelve a penetrarme. Me coge y me besa a la vez, muerde mis labios y en un paroxismo de besos y embestidas, los dos gemimos de placer, las embestidas cada vez más rápidas anuncian el clímax, está a punto del orgasmo, se retira, se masturba brevemente y llena de leche mi pecho, otra más cae en mi cara y mi boca entreabierta recibe su parte. Empiezo juntar con mis dedos la leche que cayó en mi pecho y me la llevo a la boca. La retengo en mi lengua y le pido un beso a mi amante. Me besa saboreando los dos la exquisita leche.
    Pero él quiere probar también la mía y aprovechando que estoy plenamente excitado, toma mi verga erecta con su mano y empieza a masturbarme, intercalando su mano y su boca, me masajea los huevos y chupa a la vez, verlo arrodillado ante mí, pegado a mi verga, me hace sentir su amo esta vez. Es hábil chupando mi pito, lo devora por completo, lo saca y lo mete hasta adentro, siento la estrechez de su garganta estimular mi glande, lo estoy cogiendo por la boca, cada vez más rápido y cada vez más fuerte, mis gemidos y mi transpiración anuncian el orgasmo y de pronto… no puedo más… – ¡¡oooohhhh!! ¡¡aaaggghhh!! me vengo en su boca. No se apartó de mi verga, por voluntad quiso sentir el sabor de mi leche y la abundante descarga la tragó toda, dejando escapar apenas unos hilillos del semen por la comisura de sus labios. Entonces yo en correspondencia lamí sus labios para limpiar el resto de leche y concluimos con un prolongado beso.
    Quedamos exhaustos, quisimos descansar y el sueño nos venció, descansamos aproximadamente cuatro horas. Pero al despertar ya no estaba él. Me dejó una tarjeta en uno de mis tenis que decía: regreso a la ciudad en un mes, te veo en el lugar donde nos conocimos. En el otro tenis dejó una cantidad considerable de billetes, suficiente para pagar un año de gimnasio, pero no cambio el boulevard ni loco, esperaré a mi Zeus el tiempo que sea necesario.



    Nota: ¡qué cabrones!, me resultaron muy críticos y muy especialistas en literatura erótica. Pero no se vale hacer berrinches, son simples fantasías y todos tenemos derecho a fantasear. Recuerden que esto es algo informal, soy un simple usuario, soy amateur, tanto en la escritura como en el sexo (JA JA JA). De todas formas, bienvenidas sus críticas. Los quiero… crabones!
     
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    ups jajajaj calmado tanpoco dije que era un dios, pero una critica puede destruir verdad jajajaja, no no te creas mi duda es de donde sacas tantas cosas me sunan a peliculas xxx rebueltas con algo de tu ingenio, saludos pues amigo bye
    nota: yo tanbien soy amateur :D
     
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