Posted: 03.03.2004, 20:20
NO DIGAS NADA
Huye,
dame la espalda,
confúndete
con la demás gente,
no respires
mis lágrimas estridentes,
ni permitas
que mis ojos te sigan,
cierra tu alma,
congela tu voz,
que no tiemble
con mi sonrisa.
Huye,
no digas nada,
no digas lo que has sentido
ni vulneres mis oídos
con lo que no sientes,
no me hables en silencio
ni permitas que la ausencia
dé respuesta a mis plegarias.
No te escondas
detrás de mis palabras,
no finjas que te diluyes ni la noche
ni en su eterna calma,
no digas que me amas,
tampoco que me extrañas.
No pienses,
es inútil ser felices,
no te evadas de la realidad
ni encuentres mis fallas
en tus traiciones,
no escuches
nuestra canción de despedida,
no pongas atención
en lo que digo,
ni tampoco en lo que piensas,
no huyas
ni te vistas de gala,
no te prometas joyas
ni poemas, ni caricias,
no sientas mi desprecio,
ni la tierra que golpea
tu cara detrás del cristal.
No huyas
de lo eterno
que ahora escapa
de tu vida,
no te preguntes
lo que pudiste haber hecho,
no maldigas
a tu estupidez
que no supo controlarte,
no huyas
hacia aquella plaza
ni te hundas
en su armonioso vino,
no te pierdas
en la pureza de la mentira,
no te escondas,
no sientas,
no pienses,
no ames,
ni olvides.
Huye,
dame la espalda,
pero por favor
no digas nada.
CENIZAS
Yacen quietas sobre el pavimento
carcomido por el pasado perfecto,
sonrisas irreales oscurecen
sus caras sin expresión alguna;
sus cuerpos quedan esparcidos
sobre restos de ecos silenciosos;
ecos que se visten de gris
y ascienden por ventanas
opacas, cornisas adornadas
por jaulas corroídas y esqueletos
que se mecen con el arrullo
de sus mismas lágrimas
eternas.
En el paraíso ausente
bailan sin fin sollozos disfrazados de lamentos
que ascienden desde las profundidades,
se plasman en paredes derruidas,
en sonrisas incoloras
y la belleza insabora del instante
huye llevándose a cuestas
el recuerdo de sus vidas color de rosa.
NON SANCTO.
Por los oscuros corredores del castillo,
la presencia de una sotana negra
una mirada profunda
con brillos plateados.
La cadavérica mano
con puntiagudas uñas verdes,
responde a atroces clamores de tacones,
en contratiempo con gotas de sangre
que se pierden en charcos de agua;
vapores danzan a partir de los
cero grados centígrados.
Tapices de cebras,
candelabros de petirrojos
vitrales de pavo real,
seducidos por el polvo
y el moho,
con el perfume de la muerte.
Unos labios diminutos
representan un triunfo
hecho sonrisa roja.
Todos los muebles de la casa
se forman respetuosos para
observar el paso del
glorioso desfile:
por fin tu cabeza se ha librado
de tan añejo cuerpo,
de tan cruel castigo y penoso pecado.
una carcajada cual himno lúgubre
venera a tu mirada longeva;
el candelabro de las trece velas negras
te vigila tras su jaula de cristal cortado.