Cuadro de Hoy en la mañana. (amanecer)
Yo, inspirado. Trepado en una azotea color cemento, con un tambo negro de agua y el cielo de un azul profundo, interminable. Los edificios, pequeños, al fondo, mi ciudad, alumbrados por la luz que refleja el horizonte. Los volcanes recortando su silueta con una nubes rosas tras de ellos.
Yo, inspirado, trepado sobre la base de el tambo de agua, agarrándome de donde puedo, mientras M. está tirado en la azotea, cual feto, tapado con un par de sabanas, acostado sobre su propio vomito, inmóvil. La luz proyecta sus ojeras y su satisfacción más allá de su cara.
Yo, inspirado, sonriendo, viendo como soy el único, en el preciso momento en el lugar correcto, para ver el amanecer. Valió la pena no dormir ni dos minutos. Vi el amanecer, vi el sol salir de la mujer dormida mientras el viento helado de las siete de la mañana golpea mi cara y retira los cabellos que cubren mi frente. Vi el movimiento del planeta con una ligereza extraordinaria. Vi el momento. No me interesa nada, vi el amanecer, un amanecer precioso. M. no sabe frente a lo que estuvo y lo que no vio. Ahora tengo que bajarlo de la azotea… Mejor lo dejaremos dormir borracho otra hora a la intemperie; tanta belleza no lo puede matar.