CuernavacaGay

Hola, os quiero contar lo que me sucedió un cierto día en una playa de mi país, España.

Era bien entrado el mes de agosto, verano en Europa,y me fuí a una playa virgen, al final de la playa había una serie de calas, separadas por rocas, entré en ellas, y descubrí que era zona nudista con mayoría de gays, sin dudarlo busqué un lugar apartado de miradas y me puse a tomar el sol.

Durante dos horas o más disfruté del sol y de las vistas, una playa preciosa llena de maravillosos cuerpos bronceados, de todas las nacionalidades.

Cuando el sol iba de caída, quedé sólo en la playa, disfruté como nunca de la naturaleza en todo su explendor, y me dispuse a pasear todas las calas, totalmente desnudo como iba.

Al llegar a la última vi un hombre de unos 32 años, paseando también, desnudo como yo, y lucía un formidable pene de más de 20 cm, era guapo, fuerte y con una sonrisa encantadora.

Me dirigió la palabra y me dijo: HOla, parece que somos los únicos habitantes de esta playa!. Sí, le dije yo, pero te quedarás ´solo muy pronto ya pensaba en marcharme. El me contestó, que sí, que iba siendo hora de irse porqeu ya empezaba a refrescar y a subir la marea. Nos fuimos juntos , charlando hacia la primera cala en dónde estaba mi toalla y ropa, y también la suya, tras unas rocas.

Durante el camino la conversación se tornó un poco más caliente, hablamos de los cuerpos que se veían en la playa, de las acciones que se podían descubrir entre las rocas de las calas, etc...

Nos pusimos bastante calientes con el tema, cosa que adiviné, porqeu él no dejaba de mirarme con las pupilas dilatadas, al llegar a dónde estaba mi ropa comencé a vestirme, y él dijo: qué pena que tapes algo tan apetitoso!

Yo le sonreí, y le dije, pues ahora con el agua del mar estará un poco salado, a lo que él respondió: me gusta el sabor a sal!

Le miré, le sonreí de nuevo y seguí con la vista su mano que se dirigía hacia mi pene, que en ese momento comenzó a despertar de su reposo, lo acarició, me besó y después bajó lentamente su cuerpo hasta introducir mi pene qeu ya había alcanzado su máximo tamaño, en su boca caliente y húmeda.

Ni que decir tiene que se nos hizo de n oche en aquella playa y cuando la luna llena apareció en lo alto del cielo nos descubrió amándonos sobre la arena dorada de una playa española. Después supe de él que era profesor en una universidad de Madrid y que estaba, al igual que yo de vacaciones en ese lugar.

Durante los 20 días que aún coincidíamos en las vacaciones, nos vimos a diario y hacíamos el amor como si fuese el último día de nuestra vida.

Dos años después coincidí de nuevo con él y su pareja, un chico vietnamita, muy atractivo, cenamos los tres juntos y participé en el que sería mi primer trio.

Aún recuerdo aquellos días de agosto, calurosos desde fuera y desde dentro todo fuego.

me gusto mucho tu relato,yo soy espanol y conozco bien las playas de espana.-