Cual fruto prohibido caí al suelo. Esperé unos segundos a ver si me recogía un noble caballero. Me recogió uno. Era musculoso, de rasgos definidos, barba fina, ojos color canela, cabello rubio oscuro y ondulado. Era de noble cuna, pero sus padres le gritaron: tírala, es una fruta prohibida. Y seguí mi andar o, mejor dicho, mi no andar sobre esta tierra.
Para mi desgracia, no estoy pudrida. Huelo a fruta fresca. Estoy muy lejos de ser fruta en conserva y todos me ven con desprecio.
Por eso, me colgué un letrero de Fruta Fácil, para que me tomara el que quisiera pero, por desgracia, no me dejo atrapar.
Estás bien sola, me gritan los que temen a la soledad. Pero no se engañen, frutas, a mi me encanta la soledad..., es más, ahorita ya tengo más de un pajarito que deguste de mi piel.
De pronto, me salieron dientes. Ahora ya no soy fruta, soy flor carnívora. A mi alrededor hay cadáveres de envidia. El odio es como el abono que me hace crecer más y más bonita con el paso de los días. No necesito ayuda para moverme, ya aprendí a moverme solita.
He sacado una raíz a la superficie, se convirtió en pie. Y estoy tratando de sacar el siguiente para convertirme en cazadora furtiva.