Se fué el encanto de mi vida,
la magia sensible del tacto;
no hay agua para mi garganta
cerrada por el llanto.
La fuente de mis energías flaquea,
siento que se me acaba la vida...
un desfallecimiento oprime
mi pecho por tu partida.
¿Porqué me pagaste de esta manera?
Con traición sin miramientos,
sin tener en cuenta, como si fuera
cosa de nada mi enamoramiento,
sin tenerme en mente... tú...
fraude andante e hiriente.
Se apaga la chispa del amor
poco a poco, qué pasó...
¿te falló la elocuencia que te caracteriza?
tu boca, lengua y cuerdas vocales,
tres sí,
para anunciar tu insatisfacción?
No te alcanzó tu inteligencia
para decirme debidamente adiós?
¿Qué te he hecho, cuál gran mal,
para que escupas así mi corazón?
Un error, un traspié, una ligereza
y ya ves, amándome aún, a la tentación
cediste, cabida le diste y ahora quieres volver.
Pero, cómo verte a la cara y fingir
un perdón?, ¡ imposible !
ni ahora ni mañana.
Te amo y me amas, lo que permanece
es indiscutible, pero no basta
si tu voluntad no atas;
no es suficiente si no controlas tu ojo,
si no sojuzgas tus miembros...tu codicia;
si no te llenan mis caricias muchas.
Ve y encuentra lo que buscas, piensa en lo que
quieres y lo que necesitas, decide, como hago yo aquí.
Me amas y ¡rayos !, yo te amo, pero en
la demostración continua la constancia no es
trabajo, te ha fallado.
Me perturba que creí conocerte
y me diste por sorpresa otro defecto,
si bien de tu bondad conozco otro aspecto.
¿Debo amarte y perdonarte..., la oportunidad
darte de resarcir tu ultraje? o
¿debería odiarte y repudiarte por la ofensa
e ignorar tus cualidades decididamente intensas?
¿Me conformaré o me contentaré,
con superar esto juntos?;
al tiempo encargaré el asunto,
por si esta prueba nos trajera un beneficio.
Anda y haz lo tuyo, que por este momento
estoy entretejido, siendo tirado de mi espíritu
hacia todas direcciones... pero vivo.
No vengas, sé oportuno, que el dolor clama a voz en cuello
por rechazarte de tenerte en frente mío.
En la medida que te amo me has herido,
ten eso en mente (ahora); cuando este listo para
hablar y mirar tu rostro, para aceptar tu presencia...
iré a nuestro lugar (espera allí todos los días):
donde el humo que retumba fluye con magnificencia,
esa cascada establecida como con pedestales
y sogas y durmientes.
Engalanada tenuemente con el fulgor del ocaso,
adornada con escasas y sedientas nubes;
rodeada de los vivos e incansables guardianes
del aire invisible: los mudos árboles testigos
de nuestra primera unión.
Ahí nos encontraremos y hallaremos el desenlace
por lo que has hecho;
allí llegaré a estar para el desenlace de lo que
deshiciste entre nosotros;
en ese santuario íntimo conocerás mi decisión
y escucharé tu arrepentimiento muy atento,
y miraré los músculos de tu cara y cómo se mueven
tus ojos y cómo habla tu boca, entonces sabré
de tu honestidad por último.
Hasta entonces no me busques, no aparezcas
ni me llames, no lo hagas, te pongo bajo juramento,
pues no quiero decir algo en ese momento
de lo que me arrepienta y me sea añadido
por tormento.