Una vez más estoy en tus labios,
sin que tengas idea de lo que hace mi lengua.
Sin saber qué dice a tus "oídos"...
quizás la próxima temporada
tus argucias den en el blanco.
El cliché y los anzuelos son para
pescar, para rescate de
tu propia dignidad el primero.
Sigues pensando que el tiempo
transcurre igual para todos.
Vete.
La soledad es un momento que no
comparto. La soledad es algo delicioso,
aunque tenga que vivir en un arbol.
Con la comprensión, el agradecimiento,
y la razonabilidad de un pordiosero
al que se le dan diez centavos, me tratas.
Se me puede reprochar la riqueza y las
humillantes limosnas.
Pero, ¿Qué valor tendría cualquier aplauso aquí,
de acertar con mi flecha al blanco?
Yo no digo lo que es obvio, ni hablo de
lo que está oculto, no hay enseñanza
para ti desde mi lugar, dulce Miguel.
Mi vida no es una "cooperativa", tampoco
mis donaciones son al azar.
El que se me tome por entrado en años,
homosexual, con hijos, sin talento, naco,
con poco cerebro... eso, esas palabras
bienintencionadas y nada tendenciosas
van a parar a mi colección de éxitos,
pues he sido muchas cosas... para "muchas
multitudes".
Aquí no hay poemas conmigo, ni hay
cuentos, no hay silogismos, paradogas
o metáforas encontradas.
Un motivo intransferible me seguirá
permitiendo "bajar" desde mi lugar alto,
indescifrable el uno como el otro
para los binomios y los trinomios
cuya relatividad simple los hace trans-
parentes.
Pero continua ocupándote de tus
necesidades. Cree lo que quieras...
TODOS LOS DEMAS LO HACEN.
Hasta luego Miguel.